Este blog cierra por traslado aunque su autor sigue en la red. Comienzo un proyecto nuevo que pretende ser más ambicioso y en el que escribirá más gente. Se llama juegodecabeza.com y estará visible desde mañana viernes, 21 de septiembre.
Hace casi cinco años abrí estas 'Conversaciones en La Catedral' sin más intención que la de ver cómo funciona esto de escribir en internet y por matar el gusanillo, metido como estaba entonces en otras tareas después de veinte años escribiendo y siguiendo al Athletic. Confieso que durante todo este tiempo las actualizaciones han venido siendo un tanto irregulares. Solo la última temporada le he dedicado al blog la atención que requiere cualquier proyecto si se quiere que funcione medianamente bien. Este de la escritura es un oficio que exige fidelidad al lector y eso significa ponerse al teclado prácticamente a diario. Ha sido precisamente la respuesta de los lectores, más numerosos cada día, la que me ha animado a encarar el reto de una página que quiere ser más profesional.
Juegodecabeza.com será una página en la que el Athletic y el fútbol tendrán la mayor parte del protagonismo, pero también el Gescrap BB y el baloncesto, y los deportes que más nos interesan a los que nos gusta el deporte, que son casi todos.
También hemos previsto un espacio para entrevistar a los protagonistas y un hueco para recordar las viejas historias, porque la memoria es un patrimonio al que no queremos ni debemos renunciar.
Como su propio nombre pretende describir juegodecabeza.com quiere ofrecer un espacio para la reflexión y la opinión en el que tendrá sitio todo aquel que tenga algo interesante que decir. Ya hay mucho ruido alrededor del deporte como para que se sume uno más al alboroto. No queremos gritos, ni noticias incendiarias que se apagan a los cinco minutos porque hay que encender otra hoguera. Sólo pretendemos analizar el deporte, a nuestros equipos y a los deportistas por lo que son y por lo que hacen, desde nuestra subjetividad pero con la máxima honestidad y el criterio que hemos ido adquiriendo a lo largo de muchos años de experiencia.
Un escritor sin lectores es una entelequia. Por eso, mi más sincero agradecimiento a todos los que habéis estado siguiendo este blog, como lectores silenciosos o participando como comentaristas, algunos desde el otro lado del océano. Habéis aportado ideas, criterios diferentes, y formas de ver las cosas que seguro que nos habrán enriquecido a todos. Espero que sigamos en contacto en el nuevo proyecto.
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Conversaciones en la Catedral (San Mamés)
jueves, 20 de septiembre de 2012
miércoles, 19 de septiembre de 2012
Bielsa hace una apuesta por la normalidad
Castillo sustituirá a Iñigo Pérez en el lateral izquierdo y el resto de la alineación inicial contra el Hapoel Kiryat será la misma que empezó el partido contra el Espanyol el pasado domingo. Marcelo Bielsa se ha decidido por la solución más lógica en teoría, huyendo de cualquier extravagancia, es decir, la de asignar la posición en el lado izquierdo de la defensa al único especialista con que cuenta en la plantilla. Ya hubo suficientes extravagancias en Cornellá, como el propio técnico ha venido a reconocer.
No es Castillo un jugador en el que Marcelo Bielsa haya depositado demasiada confianza. Se diría que ha buscado cualquier alternativa antes que la de contar con él como titular. El Athletic ha llegado a jugar sin lateral izquierdo bastantes minutos de al menos tres partidos. Así que cabe interpretar su elección ahora como una alternativa para buscar el equilibrio defensivo que le viene faltando al equipo en este inicio de temporada. Bien es cierto que hasta el partido del domingo el Athletic solo ha podido contar con uno de los cuatro defensas titulares de la temporada pasada, Iraola. Sin Javi Martínez, Amorebieta ni Aurtentxe, el entrenador ha reconstruido la línea transformando centrocampistas en defensas. Gurpegui está ocupando la vacante de Martínez, Iñigo Pérez ha venido siendo el lateral izquierdo contra viento y marea y San José, Ekiza e Iturraspe se han turnado para completar la pareja de centrales.
El regreso de Amorebieta el pasado domingo alivió un tanto la situación, aunque el partido se le hiciera muy largo, cosa lógica tras su operación. La inclusión ahora de otro especialista como Castillo completa una línea que ya puede empezar a ser reconocible con un dibujo estable los noventa minutos.
La debilidad de su defensa ha dislocado al Athletic arrastrando al centro del campo. El sistema de Bielsa se basa fundamentamente en la posesión del balón y eso requiere acumular mucho talento y piernas frescas en la zona ancha; ambas cosas han faltado en estos partidos salvo algunos ratos en los que el equipo ha recordado, aunque sea vagamente, al del año pasado. Iturraspe es el pilar sobre el que descansa el entramado y el de Abadiño se ha visto obligado a jugar de central y hasta prácticamente de lateral derecho en el segundo tiempo contra el Espanyol. No es extraño que el equipo se derrumbe. si para colmo, el único defensa titular acaba de centrocampista como lo fue Iraola el domingo.
Tampoco De Marcos está siendo el jugador que llegaba a todo del año pasado. Corre y aparece por todas partes, pero apenas dispone de balón porque no hay claridad en los pases. Muniain está lejos de su mejor momento aunque no se le puede reprochar que no se entregue hasta el límite de sus fuerzas; falta Herrera, el complemento de Iturraspe veinte metros más adelante. Y el Athletic acusa todo eso.
Los problemas que sufre el equipo en este arranque de temporada se parecen mucho a los que padeció en el inicio del pasado curso. Bielsa propone un sistema muy atractivo que permite llegadas masivas al área contraria pero que deja las espaldas descubiertas al equipo. Cualquier jugada no acabada, no digamos ya una pérdida de balón en el centro del campo, se convierte en ocasión para el rival. Hay que ser muy precisos en el pase y correr mucho para que la máquina funcione. Lo hizo de maravilla al año pasado y no hay razón para temer que no lo vaya a hacer este curso. Será cuestión de tiempo afinar el engranaje, pero la operación será más sencilla si se deja en manos de especialistas. Los defensas atrás, los creadores en medio y los goleadores delante, como toda la vida; zapatero a tus zapatos, pese a que a Bielsa le priven los futbolistas polivalentes, capaces de jugar en cuatro sitios distintos, porque le permiten mover las fichas sobre la marcha.
A tenor de la alineación anunciada por el entrenador, parece evidente que sobre el césped imperará el sentido común que se pide a la grada. "El fútbol estará por encima de todas estas cuestiones", zanjó Bielsa cuando se le inquirió por lo que espera que ocurra con un Llorente que esperará turno en el banquillo, aunque con muchas posibilidades de ingresar en el terreno sea cual sea el desarrollo del partido: si el Athletic lo domina, para dar descanso a Aduriz, a quien nadie discute la titularidad hoy por hoy; si las cosas van mal, como solución táctica de urgencia, formando con doble delantero, algo que nunca ha gustado a Bielsa, aunque ahora reconoce que podría ser un recurso en determinadas circunstancias.
La competición europea vuelve a San Mamés con un partido en el que lo circunstancial está pesando más que lo esencial. Se habla más de política internacional y del recibimiento a Llorente que del desconocido Hapoel Kiryat. Se supone que, como dice Bielsa, cuando llegue la hora de la verdad, el fútbol recuperará todo el protagonismo.
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No es Castillo un jugador en el que Marcelo Bielsa haya depositado demasiada confianza. Se diría que ha buscado cualquier alternativa antes que la de contar con él como titular. El Athletic ha llegado a jugar sin lateral izquierdo bastantes minutos de al menos tres partidos. Así que cabe interpretar su elección ahora como una alternativa para buscar el equilibrio defensivo que le viene faltando al equipo en este inicio de temporada. Bien es cierto que hasta el partido del domingo el Athletic solo ha podido contar con uno de los cuatro defensas titulares de la temporada pasada, Iraola. Sin Javi Martínez, Amorebieta ni Aurtentxe, el entrenador ha reconstruido la línea transformando centrocampistas en defensas. Gurpegui está ocupando la vacante de Martínez, Iñigo Pérez ha venido siendo el lateral izquierdo contra viento y marea y San José, Ekiza e Iturraspe se han turnado para completar la pareja de centrales.
El regreso de Amorebieta el pasado domingo alivió un tanto la situación, aunque el partido se le hiciera muy largo, cosa lógica tras su operación. La inclusión ahora de otro especialista como Castillo completa una línea que ya puede empezar a ser reconocible con un dibujo estable los noventa minutos.
La debilidad de su defensa ha dislocado al Athletic arrastrando al centro del campo. El sistema de Bielsa se basa fundamentamente en la posesión del balón y eso requiere acumular mucho talento y piernas frescas en la zona ancha; ambas cosas han faltado en estos partidos salvo algunos ratos en los que el equipo ha recordado, aunque sea vagamente, al del año pasado. Iturraspe es el pilar sobre el que descansa el entramado y el de Abadiño se ha visto obligado a jugar de central y hasta prácticamente de lateral derecho en el segundo tiempo contra el Espanyol. No es extraño que el equipo se derrumbe. si para colmo, el único defensa titular acaba de centrocampista como lo fue Iraola el domingo.
Tampoco De Marcos está siendo el jugador que llegaba a todo del año pasado. Corre y aparece por todas partes, pero apenas dispone de balón porque no hay claridad en los pases. Muniain está lejos de su mejor momento aunque no se le puede reprochar que no se entregue hasta el límite de sus fuerzas; falta Herrera, el complemento de Iturraspe veinte metros más adelante. Y el Athletic acusa todo eso.
Los problemas que sufre el equipo en este arranque de temporada se parecen mucho a los que padeció en el inicio del pasado curso. Bielsa propone un sistema muy atractivo que permite llegadas masivas al área contraria pero que deja las espaldas descubiertas al equipo. Cualquier jugada no acabada, no digamos ya una pérdida de balón en el centro del campo, se convierte en ocasión para el rival. Hay que ser muy precisos en el pase y correr mucho para que la máquina funcione. Lo hizo de maravilla al año pasado y no hay razón para temer que no lo vaya a hacer este curso. Será cuestión de tiempo afinar el engranaje, pero la operación será más sencilla si se deja en manos de especialistas. Los defensas atrás, los creadores en medio y los goleadores delante, como toda la vida; zapatero a tus zapatos, pese a que a Bielsa le priven los futbolistas polivalentes, capaces de jugar en cuatro sitios distintos, porque le permiten mover las fichas sobre la marcha.
A tenor de la alineación anunciada por el entrenador, parece evidente que sobre el césped imperará el sentido común que se pide a la grada. "El fútbol estará por encima de todas estas cuestiones", zanjó Bielsa cuando se le inquirió por lo que espera que ocurra con un Llorente que esperará turno en el banquillo, aunque con muchas posibilidades de ingresar en el terreno sea cual sea el desarrollo del partido: si el Athletic lo domina, para dar descanso a Aduriz, a quien nadie discute la titularidad hoy por hoy; si las cosas van mal, como solución táctica de urgencia, formando con doble delantero, algo que nunca ha gustado a Bielsa, aunque ahora reconoce que podría ser un recurso en determinadas circunstancias.
La competición europea vuelve a San Mamés con un partido en el que lo circunstancial está pesando más que lo esencial. Se habla más de política internacional y del recibimiento a Llorente que del desconocido Hapoel Kiryat. Se supone que, como dice Bielsa, cuando llegue la hora de la verdad, el fútbol recuperará todo el protagonismo.
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martes, 18 de septiembre de 2012
El partido contra el Hapoel Kiryat pone a prueba la sensatez de San Mamés
Los aficionados rojiblancos que acudan el jueves a San Mamés al estreno de la fase de grupos de la Uefa Europa League, tendrán que apelar a todo su sentido común. Por si el debate abierto sobre la presencia de Llorente no fuera suficiente como para prever una reacción de la grada al margen del partido en sí, la identidad del equipo rival complica las cosas en lo referente a los aspectos ajenos al juego. La presencia de equipos o de deportistas de Israel suele ser, en no pocas ocasiones, fuente de problemas y no precisamente porque los visitantes o sus seguidores los provoquen de entrada. Las especiales circunstancias políticas que rodean al Estado de Israel desde su fundación al término de la Segunda Guerra Mundial provocan que sus representantes no siempre sean bienvenidos allá donde acudan. Las simpatías que despierta la causa palestina en amplios sectores de las sociedades occidentales, combinadas con la animadversión que provoca el estado israelí a esos sectores, suelen degenerar muchas veces en conflicto.
Ya circula por Bilbao una convocatoria anónima llamando a una concentración de repulsa al estado de Israel en una de las calles adyacentes a San Mamés. No hace falta ser Sherlock Holmes para prever que las banderas palestinas menudearán en algunas de las gradas de San Mamés. La circunstancia no debería causar sorpresa ni despertar ninguna alarma en una sociedad democrática. Cada uno es muy libre de manifestar sus ideas políticas mediante la exhibición de una bandera o de una pancarta. Otro debate será si un estadio es el escenario idóneo o un equipo de fútbol, ni siquiera una selección, tiene que ser el destinatario de la crítica política, por no entrar en el manido debate sobre si se deben mezclar deporte y política, discusión zanjada desde el primer momento precisamente por quienes más énfasis suelen poner en separar ambos conceptos mientras ocupan palcos de honor, lucen bandera o atronan con himnos, siempre y cuando sean los suyos, claro.
Ocurre, sin embargo, que la UEFA tiene a veces una peculiar forma de entender la libertad de expresión y de interpretar la intencionalidad política. El mismo organismo que se ha puesto de perfil cuando el Athletic ha sido agredido de palabra y de obra en algunos campos, recuerda entre sus normas disciplinarias más destacadas la prohibición del "uso de gestos, palabras, objetos o cualquier otro medio para transmitir cualquier mensaje no apto para un evento deportivo, en particular si se trata de un mensaje político, de carácter ofensivo o provocativo".
Hace algunas temporadas, la exhibición de una bandera kurda en San Mamés durante un partido contra el Galatasaray, fue motivo suficiente para que los dirigentes del equipo turco protestaran de forma algo más que airada. El hecho de que fuera el último encuentro que disputaba aquella temporada el Athletic en Europa, quizá influyó decisivamente para que la cosa no pasara a mayores.
Con toda la fase de grupos por delante, que alguien pretenda aprovechar la visita del Hapoel Kiryat para reivindicar la causa palestina puede tener consecuencias no deseadas para el Athletic.
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Ya circula por Bilbao una convocatoria anónima llamando a una concentración de repulsa al estado de Israel en una de las calles adyacentes a San Mamés. No hace falta ser Sherlock Holmes para prever que las banderas palestinas menudearán en algunas de las gradas de San Mamés. La circunstancia no debería causar sorpresa ni despertar ninguna alarma en una sociedad democrática. Cada uno es muy libre de manifestar sus ideas políticas mediante la exhibición de una bandera o de una pancarta. Otro debate será si un estadio es el escenario idóneo o un equipo de fútbol, ni siquiera una selección, tiene que ser el destinatario de la crítica política, por no entrar en el manido debate sobre si se deben mezclar deporte y política, discusión zanjada desde el primer momento precisamente por quienes más énfasis suelen poner en separar ambos conceptos mientras ocupan palcos de honor, lucen bandera o atronan con himnos, siempre y cuando sean los suyos, claro.
Ocurre, sin embargo, que la UEFA tiene a veces una peculiar forma de entender la libertad de expresión y de interpretar la intencionalidad política. El mismo organismo que se ha puesto de perfil cuando el Athletic ha sido agredido de palabra y de obra en algunos campos, recuerda entre sus normas disciplinarias más destacadas la prohibición del "uso de gestos, palabras, objetos o cualquier otro medio para transmitir cualquier mensaje no apto para un evento deportivo, en particular si se trata de un mensaje político, de carácter ofensivo o provocativo".
Hace algunas temporadas, la exhibición de una bandera kurda en San Mamés durante un partido contra el Galatasaray, fue motivo suficiente para que los dirigentes del equipo turco protestaran de forma algo más que airada. El hecho de que fuera el último encuentro que disputaba aquella temporada el Athletic en Europa, quizá influyó decisivamente para que la cosa no pasara a mayores.
Con toda la fase de grupos por delante, que alguien pretenda aprovechar la visita del Hapoel Kiryat para reivindicar la causa palestina puede tener consecuencias no deseadas para el Athletic.
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lunes, 17 de septiembre de 2012
Llorente on tour
Fernando Llorente rompió por fin su largo silencio la tarde-noche del domingo. Su afortundada reaparición en el equipo le dio pie a regresar a los medios de comunicación. Descartó a los locales y eligió a los madrileños. Es su opción y está en su perfecto derecho. El tiempo dirá si su elección es la acertada. A corto plazo sí. Presumiblemente, encuentra un trato más amable en el foro que en casa. La zona mixta del estadio de Cornellá era un lugar excelente para escenificar su vuelta a los medios, pero el delantero prefirió dar esquinazo a los que se habían desplazado desde Bilbao. A media tarde concedió una entrevista en el programa Carrusel deportivo, de la SER. A medianoche compareció a la misma hora de nuevo en la SER, en la COPE y en Onda Cero. Llorente on tour.
El mismo mensaje en todos los medios, con frases repetidas literalmente, palabra por palabra, respondiendo a preguntas clónicas. Nadie entró el fondo de la cuestión ni nadie 'metió las gomas' como se dice en el argot. Fueron entrevistas hechas a mayor gloria del entrevistado, mejor dicho, fueron entrevistas que se parecieron mucho a un ejercicio de desagravio, en las que Llorente se manifestó como un incomprendido que solo busca lo mejor para él y para el club al que profesa amor eterno.
Se esperaba que Llorente diera por fin su versión después de permanecer en silencio mientras las balas han estado silbando sobre su cabeza durante todo el verano. Pero su múltiple aunque repetida intervención resultó decepcionante. A duras penas se pueden extraer algunas conclusiones que ayuden a centrar el debate. Por ejemplo, que su relación con Bielsa no tiene nada que ver con su decisión. Llorente lo desmintió tajantemente y corroboró la versión que aportó el técnico en su día.
Insistió también en su condición de rojiblanco de corazón y prometió que siempre lo será aunque juegue en otro equipo. Es absurdo discutir sobre los sentimientos. Si dice que se siente rojiblanco, así será.
A partir de estas dos constataciones, todo lo demás quedó envuelto en una nebulosa, así que no queda más remedio que entrar en el siempre resbaladizo terreno de la interpretación. "Todos cometemos errores" y "este verano han pasado cosas que no me han gustado", fueron frases repetidas en las tres emisoras. La primera, por lo obvio, no merece más comentario. En cuanto a la segunda, sería mucho más clarificador que el jugador explicara a qué cosas se refiere en concreto. Si se trata de la filtración de las cifras de la negociación de su contrato, se equivoca en unos cuantos meses; y no tiene sentido que se refiera a la rueda de prensa de Urrutia en la que, según algunos hagiógrafos, el presidente le puso "a los pies de los caballos" porque aquella rueda de prensa fue precisamente para anunciar la ruptura de las negociaciones.
"El presidente me dijo que tenía que tomar una decisión y la tomé", dijo también el jugador. El ultimátum se produjo después de año y medio de negociaciones, iniciadas con la directiva anterior. Parece un tiempo razonable para exigir una determinación, mucho más cuando el propio Llorente reconoce que "las negociaciones de alargaron demasiado".
El jugador aplaza ahora al próximo mes de enero la fecha límite para desvelar su futuro. No ha tenido ofertas del fútbol español, según confesión propia, y no estuvo muy convincente, ni quizá convencido, cuando le preguntaron por otras ofertas, incluida la ya célebre de la Juventus. Llorente llegó a afirmar que en esa fecha estudiará todas las posibilidades, incluida la de seguir en el Athletic si el club le hace una oferta.
Es comprensible que no aporte más concreción respecto a su futuro; lo que tiene menos fundamento es su absoluta falta de argumentos para explicar lo que ha sucedido durante este último año y medio. Tal vez todos tendríamos las cosas más claras si Llorente explicara en qué momento de esos dieciocho meses se dio cuenta de que el dinero es menos importante que las metas deportivas. Si fue antes o después de la Eurocopa, por ejemplo. Tampoco nadie le planteó qué hubiera ocurrido con sus ambiciones deportivas en la hipótesis de que el Athletic hubiera aceptado sus condiciones económicas hace seis meses. Lástima.
Llorente regresó y marcó un gol. Durante la escasa media hora que permaneció sobre el césped cumplió con la profesionalidad que se espera de un futbolista de Primera División. Nada que objetar al Llorente vestido de corto. Fuera del terreno de juego las cosas no son tan estupendas. Es más que probable que Bielsa vuelva a contar con él en el partido internacional del próximo jueves y eso significa que Llorente se tendrá que someter al inevitable plebiscito de San Mamés, con los daños colaterales que podría sufrir todo el equipo. A lo mejor todo sería más fácil si se explicara antes. Lo del domingo fue algo así como una gira promocional de esas que hacen los cantantes cuando sacan un disco al mercado. Y, la verdad, a estas alturas todo el mundo está bastante harto de la canción del verano.
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El mismo mensaje en todos los medios, con frases repetidas literalmente, palabra por palabra, respondiendo a preguntas clónicas. Nadie entró el fondo de la cuestión ni nadie 'metió las gomas' como se dice en el argot. Fueron entrevistas hechas a mayor gloria del entrevistado, mejor dicho, fueron entrevistas que se parecieron mucho a un ejercicio de desagravio, en las que Llorente se manifestó como un incomprendido que solo busca lo mejor para él y para el club al que profesa amor eterno.
Se esperaba que Llorente diera por fin su versión después de permanecer en silencio mientras las balas han estado silbando sobre su cabeza durante todo el verano. Pero su múltiple aunque repetida intervención resultó decepcionante. A duras penas se pueden extraer algunas conclusiones que ayuden a centrar el debate. Por ejemplo, que su relación con Bielsa no tiene nada que ver con su decisión. Llorente lo desmintió tajantemente y corroboró la versión que aportó el técnico en su día.
Insistió también en su condición de rojiblanco de corazón y prometió que siempre lo será aunque juegue en otro equipo. Es absurdo discutir sobre los sentimientos. Si dice que se siente rojiblanco, así será.
A partir de estas dos constataciones, todo lo demás quedó envuelto en una nebulosa, así que no queda más remedio que entrar en el siempre resbaladizo terreno de la interpretación. "Todos cometemos errores" y "este verano han pasado cosas que no me han gustado", fueron frases repetidas en las tres emisoras. La primera, por lo obvio, no merece más comentario. En cuanto a la segunda, sería mucho más clarificador que el jugador explicara a qué cosas se refiere en concreto. Si se trata de la filtración de las cifras de la negociación de su contrato, se equivoca en unos cuantos meses; y no tiene sentido que se refiera a la rueda de prensa de Urrutia en la que, según algunos hagiógrafos, el presidente le puso "a los pies de los caballos" porque aquella rueda de prensa fue precisamente para anunciar la ruptura de las negociaciones.
"El presidente me dijo que tenía que tomar una decisión y la tomé", dijo también el jugador. El ultimátum se produjo después de año y medio de negociaciones, iniciadas con la directiva anterior. Parece un tiempo razonable para exigir una determinación, mucho más cuando el propio Llorente reconoce que "las negociaciones de alargaron demasiado".
El jugador aplaza ahora al próximo mes de enero la fecha límite para desvelar su futuro. No ha tenido ofertas del fútbol español, según confesión propia, y no estuvo muy convincente, ni quizá convencido, cuando le preguntaron por otras ofertas, incluida la ya célebre de la Juventus. Llorente llegó a afirmar que en esa fecha estudiará todas las posibilidades, incluida la de seguir en el Athletic si el club le hace una oferta.
Es comprensible que no aporte más concreción respecto a su futuro; lo que tiene menos fundamento es su absoluta falta de argumentos para explicar lo que ha sucedido durante este último año y medio. Tal vez todos tendríamos las cosas más claras si Llorente explicara en qué momento de esos dieciocho meses se dio cuenta de que el dinero es menos importante que las metas deportivas. Si fue antes o después de la Eurocopa, por ejemplo. Tampoco nadie le planteó qué hubiera ocurrido con sus ambiciones deportivas en la hipótesis de que el Athletic hubiera aceptado sus condiciones económicas hace seis meses. Lástima.
Llorente regresó y marcó un gol. Durante la escasa media hora que permaneció sobre el césped cumplió con la profesionalidad que se espera de un futbolista de Primera División. Nada que objetar al Llorente vestido de corto. Fuera del terreno de juego las cosas no son tan estupendas. Es más que probable que Bielsa vuelva a contar con él en el partido internacional del próximo jueves y eso significa que Llorente se tendrá que someter al inevitable plebiscito de San Mamés, con los daños colaterales que podría sufrir todo el equipo. A lo mejor todo sería más fácil si se explicara antes. Lo del domingo fue algo así como una gira promocional de esas que hacen los cantantes cuando sacan un disco al mercado. Y, la verdad, a estas alturas todo el mundo está bastante harto de la canción del verano.
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domingo, 16 de septiembre de 2012
Aduriz brilla en medio del caos y Llorente añade pimienta al debate
Cuando Johan Cruyff dijo aquello de que el fútbol es un juego de fallos, no podía suponer hasta qué punto acertaba con su definición. El Espanyol y el Athletic hicieron una demostración empírica de la teoría del holandés. A lo largo de noventa minutos los dos equipos rivalizaron en sumar errores hasta convertir el partido en un caos del que emergió un empate que hizo justicia a los méritos de ambos. Los dos cometieron parecido número de errores e hicieron todo lo posible para que el encuentro se desarrollara siempre en la dirección contraria a sus intereses. El Athletic dejó antes el descanso que el Espanyol cobrara una ventaja que no había merecido; luego fueron los periquitos los que entraron en una dinámica suicida que permitió a los leones igualar la contienda. El final fue una ruleta rusa en la que pasó de todo y de la que ambos protagonistas consiguieron salir sin daños irreparables.
Decía Manolo Sarabia durante la retransmisión que Bielsa y Pochetino estaban jugando una partida de ajedrez. Algún gamberro que pasaba por allí le debió de pegar una patada al tablero derribando todas las figuras. Fue imposible para los dos contendientes recolocarlas en el sitio correcto. El ajedrez, juego sesudo y calmado, dio paso a un frenesí de errores en cadena que llevaron la partida al caos.
Sarabia se refería a los movimientos que hizo Bielsa prácticamante desde el principio del partido. Como si la disposición táctica que había elegido le hubiera dejado de gustar en cuanto el balón se puso en movimiento, el técnico rojiblanco empezó a intercambiar sus piezas hasta conseguir que nadie entendiera nada. Que no lo entienda el espectador, pase. El problema llega cuando son los intérpretes los que no entienden su papel.
No empezó del todo mal el Athletic, controlando con cierta suficiencia a un Espanyol preso de sus propias urgencias. Es cierto que los rojiblancos tampoco creaban nada y que su solvencia defensiva era más bien consecuencia de la inoperancia de los rivales. La presión muy adelantada de los periquitos cegaba la salida con el balón de los rojiblancos, sobre todo porque Iturraspe, muy atrás , quedaba demasiado lejos de Muniain y De Marcos, haciendo imposible la conexión. Empezó entonces el baile. Iñigo Pérez, lateral izquierdo otra vez, se colocó por delante de Iturraspe en el eje del centro del campo, dejando toda la banda izquierda para un Ismael López que no llegaba ni arriba ni abajo. Por no llegar abajo vino el primer gol del Espanyol. Javi López le ganó la espalda con facilidad dentro del área y fusiló a Iraizoz.
Pudo empatar Aduriz casi en la siguiente jugada, pero su cabezazo, rebotado en un rival, se estrelló en el larguero. A continuación Longo no logró empujar a la red después de regatear a Iraizoz, pero a la siguiente oportunidad, se deshizo de Gurpegui, Amorebieta e Isma López para fusilar a Iraizoz. El rechace del portero cayó a los pies de Verdú que había iniciado la jugada treinta metros atrás.
No había hecho nada el Espanyol para irse con ventaja al descanso, pero se fue con un colchón de dos goles achacables únicamente a un sistema defensivo que amenaza ruina.
Una jugada que no tuvo consecuencias describe la situación. Falta contra el Athletic a veinticinco metros de la portería. Iraizoz se desgañita pidiendo una barrera de tres. Se colocan dos. A última hora se acerca De Marcos a completar el número pero alguien le advierte de un jugador rival desmarcándose por la banda derecha. De Marcos vuelve sobre sus pasos y se encamina a la banda como quien se acerca al kiosko dándose un paseo a comprarse un helado. El Espanyol saca la falta exactamente al hombre desmarcado mientras De Marcos sigue a medio camino; ni está en la marca ni está en la barrera. Esta vez no pasó nada, pero la jugada es para que Bielsa la incluya en la antología de su videoteca.
De Marcos se quedó en el descanso en la caseta dejando su sitio a Ibai Gómez. Como San José ya había sustituido al lesionado Pérez el técnico tenía material fresco para seguir enredando. Instaló definitivamente a Iraola en el centro del campo, a San José lo alternó como medio centro y como stopper con Iturraspe, que durante muchos minutos estuvo condenado en el lateral derecho por la propia inercia del juego. Crecía el caos y los cambios despistaban a unos y a otros. De pronto Aduriz dibujó un cabezazo extraordinario para acortar distancias y romper el frágil sistema nervioso de un Espanyol que empieza a estar preocupado por su juego y por su cosecha de puntos.
Desordenados, desubicados, equivocando acciones sencillas, pero con un corazón y una fe dignos de mejor causa, los leones vieron la posibilidad de enderezar el desastre y se hicieron con el partido. Para que no faltara de nada Bielsa dio entrada a Llorente en el minuto 69 y uno después, en el 70, el delantero puso en la red el primer balón que tocó. Era el detalle que faltaba para que el partido estuviera completo y al aficionado no le falte tema de conversación durante la semana.
Pero todavía habría más. Con el Athletic volcado en busca de la victoria, Susaeta se comió un balón en el área del Espanyol y el contrataque, a medias entre un gran movimiento de Longo y el despiste general de la defensa rojiblanca, acabó en el tercer gol del equipo local. ¿Era lo último que faltaba?. ¡Qué va!. El saque de centro llevó la pelota al área del Espanyol y Susaeta muy forzado sobre la línea de fondo, centró a ver qué pasaba. Pasó que Aduriz enganchó un voleón que dejó mudo a todo el estadio. Todavía Iraizoz tuvo tiempo a hacer su ya habitual aportación personal al club de la comedia en el que se ha convertido el sistema defensivo del Athletic, pero Amorebieta llegó a tiempo de evitar la derrota jugándose el penalti y la expulsión.
Bielsa reconoció después del partido que las numerosas variables que empleó son sinónimo de inseguridad y demostración de que todavía no ha sido capaz de dotar al equipo de un sistema defensivo estable, que pasa por mantener unas posiciones fijas y unas rutinas. Reconocer el error es el primer e imprescincible paso para buscar una solución. A lo mejor ésta se encuentra en la simpleza y en el sentido común; o sea, los defensas, a defender; los centrocampistas, a crear; los delanteros, a atacar. Quizá a partir de este orden tan elemental algunos jugadores puedan encontrar la seguridad necesaria para ir recuperando forma y sensaciones. Algunos están para muy poquito, pero hacerles saltar al campo provistos de un mapa y una brújula tampoco les ayuda nada.
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Decía Manolo Sarabia durante la retransmisión que Bielsa y Pochetino estaban jugando una partida de ajedrez. Algún gamberro que pasaba por allí le debió de pegar una patada al tablero derribando todas las figuras. Fue imposible para los dos contendientes recolocarlas en el sitio correcto. El ajedrez, juego sesudo y calmado, dio paso a un frenesí de errores en cadena que llevaron la partida al caos.
Sarabia se refería a los movimientos que hizo Bielsa prácticamante desde el principio del partido. Como si la disposición táctica que había elegido le hubiera dejado de gustar en cuanto el balón se puso en movimiento, el técnico rojiblanco empezó a intercambiar sus piezas hasta conseguir que nadie entendiera nada. Que no lo entienda el espectador, pase. El problema llega cuando son los intérpretes los que no entienden su papel.
No empezó del todo mal el Athletic, controlando con cierta suficiencia a un Espanyol preso de sus propias urgencias. Es cierto que los rojiblancos tampoco creaban nada y que su solvencia defensiva era más bien consecuencia de la inoperancia de los rivales. La presión muy adelantada de los periquitos cegaba la salida con el balón de los rojiblancos, sobre todo porque Iturraspe, muy atrás , quedaba demasiado lejos de Muniain y De Marcos, haciendo imposible la conexión. Empezó entonces el baile. Iñigo Pérez, lateral izquierdo otra vez, se colocó por delante de Iturraspe en el eje del centro del campo, dejando toda la banda izquierda para un Ismael López que no llegaba ni arriba ni abajo. Por no llegar abajo vino el primer gol del Espanyol. Javi López le ganó la espalda con facilidad dentro del área y fusiló a Iraizoz.
Pudo empatar Aduriz casi en la siguiente jugada, pero su cabezazo, rebotado en un rival, se estrelló en el larguero. A continuación Longo no logró empujar a la red después de regatear a Iraizoz, pero a la siguiente oportunidad, se deshizo de Gurpegui, Amorebieta e Isma López para fusilar a Iraizoz. El rechace del portero cayó a los pies de Verdú que había iniciado la jugada treinta metros atrás.
No había hecho nada el Espanyol para irse con ventaja al descanso, pero se fue con un colchón de dos goles achacables únicamente a un sistema defensivo que amenaza ruina.
Una jugada que no tuvo consecuencias describe la situación. Falta contra el Athletic a veinticinco metros de la portería. Iraizoz se desgañita pidiendo una barrera de tres. Se colocan dos. A última hora se acerca De Marcos a completar el número pero alguien le advierte de un jugador rival desmarcándose por la banda derecha. De Marcos vuelve sobre sus pasos y se encamina a la banda como quien se acerca al kiosko dándose un paseo a comprarse un helado. El Espanyol saca la falta exactamente al hombre desmarcado mientras De Marcos sigue a medio camino; ni está en la marca ni está en la barrera. Esta vez no pasó nada, pero la jugada es para que Bielsa la incluya en la antología de su videoteca.
De Marcos se quedó en el descanso en la caseta dejando su sitio a Ibai Gómez. Como San José ya había sustituido al lesionado Pérez el técnico tenía material fresco para seguir enredando. Instaló definitivamente a Iraola en el centro del campo, a San José lo alternó como medio centro y como stopper con Iturraspe, que durante muchos minutos estuvo condenado en el lateral derecho por la propia inercia del juego. Crecía el caos y los cambios despistaban a unos y a otros. De pronto Aduriz dibujó un cabezazo extraordinario para acortar distancias y romper el frágil sistema nervioso de un Espanyol que empieza a estar preocupado por su juego y por su cosecha de puntos.
Desordenados, desubicados, equivocando acciones sencillas, pero con un corazón y una fe dignos de mejor causa, los leones vieron la posibilidad de enderezar el desastre y se hicieron con el partido. Para que no faltara de nada Bielsa dio entrada a Llorente en el minuto 69 y uno después, en el 70, el delantero puso en la red el primer balón que tocó. Era el detalle que faltaba para que el partido estuviera completo y al aficionado no le falte tema de conversación durante la semana.
Pero todavía habría más. Con el Athletic volcado en busca de la victoria, Susaeta se comió un balón en el área del Espanyol y el contrataque, a medias entre un gran movimiento de Longo y el despiste general de la defensa rojiblanca, acabó en el tercer gol del equipo local. ¿Era lo último que faltaba?. ¡Qué va!. El saque de centro llevó la pelota al área del Espanyol y Susaeta muy forzado sobre la línea de fondo, centró a ver qué pasaba. Pasó que Aduriz enganchó un voleón que dejó mudo a todo el estadio. Todavía Iraizoz tuvo tiempo a hacer su ya habitual aportación personal al club de la comedia en el que se ha convertido el sistema defensivo del Athletic, pero Amorebieta llegó a tiempo de evitar la derrota jugándose el penalti y la expulsión.
Bielsa reconoció después del partido que las numerosas variables que empleó son sinónimo de inseguridad y demostración de que todavía no ha sido capaz de dotar al equipo de un sistema defensivo estable, que pasa por mantener unas posiciones fijas y unas rutinas. Reconocer el error es el primer e imprescincible paso para buscar una solución. A lo mejor ésta se encuentra en la simpleza y en el sentido común; o sea, los defensas, a defender; los centrocampistas, a crear; los delanteros, a atacar. Quizá a partir de este orden tan elemental algunos jugadores puedan encontrar la seguridad necesaria para ir recuperando forma y sensaciones. Algunos están para muy poquito, pero hacerles saltar al campo provistos de un mapa y una brújula tampoco les ayuda nada.
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