Escribí ayer que creo que el asunto del repintado del campo de San Mamés tiene más categoría de síntoma que de anécdota y me explico. Creo que la ocurrencia de Caparrós de estrechar el campo a última hora desvela que está más perdido que un pulpo en un garaje y que empieza a buscar soluciones a la desesperada porque no las encuentra dentro de los parámetros que marca la lógica.
Los entrenadores suelen empezar a hacer cosas raras cuando las normales no les funcionan. Suele ser prólogo de su destitución el cambio de portero, por ejemplo. No es el caso que nos ocupa, por razones obvias, pero si repasamos la historia reciente del Athletic, pongamos que desde la salida de Zubizarreta, casi todos los entrenadores han probado a cambiar el portero cuando ya no sabían qué hacer. Iru, Kike, Valencia, Etxeberria... el titular siempre le ha dejado sitio al suplente cuando el equipo estaba en apuros, y el entrenador que hizo el cambio no tuvo ocasión de comprobar su eficacia más allá de un par de partidos.
Eso es lo evidente. Pero a nivel interno, ahí donde no llegan ni la prensa ni el gran público, los entrenadores también suelen hacer cambios extraños y muchas veces inexplicables, que no tienen que ver con la superstición sino con la búsqueda desesperada de soluciones. Cambios de horarios, de rutinas...pequeñas cosas con las que buscan encender una chispa.
Y creo que ahí es donde se enmarca lo de las rayas del día del Espanyol. Porque además, fue una ocurrencia de ultimísima hora, de la misma tarde del partido. Se dirá que Luis Fernández hizo lo mismo, pero no es igual. Aquel hizo el cambio con tiempo, hablando con los jugadores y aportando una serie de razones, entre ellas las características de aquel equipo, equivocadas o no, pero pensadas.
Lo del miércoles fue tan improvisado que los jugadores del Athletic se enteraron cuando llegaron al campo. Bueno alguno ni eso, que nos pitaron tres faltas de saque por hacerlo desde la raya equivocada.
El asunto daría también para hablar del poder omnímodo de los entrenadores de fútbol. Nadie en el club se atrevió o supo decirle a Caparros que estaba cometiendo una irregularidad y que, como poco, el Athletic iba a hacer el ridículo, como así fue a la postre. Pero de esto a lo mejor hablo otro día.
Me preocupa el síntoma. Si empezamos a buscar la mejoría estrechando el campo quiere decir que ya lo hemos probado todo y no ha funcionado nada.
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2 comentarios:
¿Ni siquiera se lo dijeron los ex-colegiados que, corrígeme Juan Carlos, están a sueldo en el Athletic? ¿O no hizo ni caso?
Ya te dije que llegué justo al partido, pero parecía más una película de los hermanos Marx que otra cosa.
La verdad es que no sé que excolegiados hay ahora mismo en el club. ¿Me podrías ilustrar?.
Seguro que el delegado de campo sabía que eso es irregular.
En cualquier caso cuando un entrenador decide algo suele ser difícil hacerle cambiar de opinón. El fútbol es así, a pesar de que algunos se empeñen en decir que ellos van a llevar el club como si fuese una empresa.
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