Volvemos a estar en puntos (que no en puestos) de descenso tras la debacle ante Osasuna, y ojo con esta derrota que lleva añadida la desventaja en caso de igualdad final con el equipo navarro. Por séptima vez el Athletic acabó el partido con uno menos. En esta ocasión habrá que agradecérselo a la estupidez cometida por Yeste, el capitán nada menos, un puesto al que siempre se le ha otorgado cierta categoría en el fútbol. Pero me temo que estoy hablando de otros tiempos, cuando en los equipos de fútbol las jerarquías venían establecidas por criterios reconocibles.
Siete veces en inferioridad significan algo más de un tercio de los partidos disputados por el Athletic hasta la fecha. Está este equipo como para dar ventajas....
Amorebieta y Ocio, ambos por partida doble, Koikili, Del Horno y Yeste han enfilado el túnel de vestuarios antes de tiempo. Sus expulsiones han significado, por ejemplo, que el Athletic empatara en San Mamés ante el Almería y el Murcia dos partidos que estaba ganando y controlando (cuatro puntos a la basura), que quedara inerte ante un Getafe que ya le ganaba por dos goles, o el comienzo del fin ante Osasuna este domingo (¿sumamos otro punto perdido?). La expulsión de Koikili ante el Barcelona no alteró el desarrollo de un partido en el que el Athletic nunca tuvo opción, digan lo que digan los optimistas oficiales que en aquella época eran muchos más que ahora, por cierto. Como tampoco significó nada la expulsión de Ocio en el minuto 89 del partido inaugural ante Osasuna. Ojo, sin olvidar que una expulsión, por muy irrelevante que sea en el partido, conlleva la pérdida del siguiente, como ocurre ahora con Yeste de cara al choque de Copa de Santander.
Por el contrario, el Athletic se ha visto dos veces en superioridad. Le sirvió para conseguir ante el Sevilla la victoria más clara de la temporada, pero no le resultó de ayuda suficiente en Mallorca, donde no pudo pasar el empate.
A las siete expulsiones hay que sumar las 68 tarjetas amarillas que ya llevan acumuladas los jugadores de Caparrós, con la enorme carga condicionante que tienen en el desarrollo de cualquier partido, sobre todo en el juego de los hombres de contención, amén de las suspensiones por acumulación que impiden al entrenador mantener una continuidad en las alineaciones.
Si admitimos que ningún jugador del Athletic es especialmente violento, el dato de las tarjetas nos descubre un equipo plagado de inconscientes, por emplear un calificativo suave. Si el fútbol es para listos, según aserto generamente aceptado por todos sus protagonistas, el futuro de este Athletic se antoja ciertamente complicado.
No vale echar la culpa a los árbitros ni al empedrado. O los jugadores han entendido mal, o Caparrós no se ha sabido explicar cuando les ha pedido intensidad en el juego. Creo que ya va siendo hora de que alguien desde más arriba les diga algo a estos jugadores ahora que la segunda vuelta no ha hecho más que empezar. Antiguamente el Athletic pagaba la sanción económica que lleva aparejada una amonestación sólo en los casos en los que la tarjeta era consecuencia del juego, una entrada más fuerte de lo normal, por ejemplo. Protestas, gestos y demás estupideces corrían a cargo del bolsillo del jugador. No sé si a día de hoy pervive ese criterio en Ibaigane. Han cambiado tantas cosas...
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2 comentarios:
Cierto es, Juan Carlos, que esta temporada el número de tarjetas es, a mi juicio, excesivo. Y algunas actitudes que se ven en el campo, demasiado chulescas o proclives a la bronca, tampoco me están gustando.
No sé si la expulsión de ayer es "factor concurrente" o "causa cierta", pero, por lo que pude ver entre la niebla, supuso un importante handicap para un equipo que andaba justito de fuerzas.
Probablemente fue casualidad que los goles llegaran cinco minutos después de la expulsión, pero seguramente algo tuvo que influir, bien porque siempre hay unos momentos de indecisión hasta reorganizar líneas y posiciones, bien porque mentalmente a este equipo que está tan justito como dices, le afecta todo.
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