¿Dónde había visto yo antes este partido?. Ah, sí, en San Mamés. Y no una vez, sino prácticamente cada vez que voy esta temporada. El Athletic arranca bien, domina, no es menos que el rival, tiene ocasiones, las falla. El rival llega una vez, o dos, y marca. Entonces el Athletic se descompone, pierde el sitio, sus jugadores parecen de regional, el público murmura y se acaba el partido. Con suerte, se ha conseguido un empate.
Contra el Espanyol se repitió el argumento de pe a pa. Da igual que digan que la Copa es una competición distinta, porque el Athletic es el mismo, ya jueguen los habituales o aquellos a los que no vemos el pelo habitualmente. ¿Que los de Caparrós merecieron un resultado mejor?. Probablemente sí, pero no se vive de méritos y menos en la Copa.
Después de pasarnos tres días lamentando el gol que falló Llorente en el primer minuto del Sardinero, va Yeste y falla lo mismo y de la misma forma. Aduriz, que era el delantero centro, ni falló. No tuvo ocasión. Peleó, bregó, chocó, se cayó, se tiró y todo eso, pero esas cosas también las hacen los del pressing catch. De Aduriz se esperan, sobre todo, goles, pero este año estamos en que no.
Vi el partido junto a un viejo rockero del gol, Pello Uralde, que comprende los problemas del Athletic. El gol le cuesta mucho a todo el mundo, me dijo a modo de explicación y de justificación de lo que le está ocurriendo al equipo rojiblanco. Es cierto, por eso es tan caro y los delanteros cotizan tanto en el mercado. Y es por eso por lo que los problemas del Athletic son tan preocupantes, porque no puede comprar goles ni pagándolos a millón. ¿Toquero dice usted?... ¡Vamos hombre!.
Lamentablemente acerté en mi comentario cuando el sorteo nos emparejó con el Espanyol. Pero no me atribuyo mérito alguno. En este caso me incluyo dentro de la inmensa mayoría. San Mamés no fue el campo que se espera en unos octavos de final de la Copa. Frío, sin fe, rutinario, el público acudió al campo porque la entrada está pagada en la cuota y no es cosa de tirar el carné. Pero no hubo el calor de la Copa, ni se vio un partido desgarrado, como corresponde a un torneo en el que no hay posibilidad de rectificación. Y es que el equipo también fue rutinario, previsible, frío, comedido. Sota, caballo y rey.
Me gustó Muñoz y me gustó Susaeta, que a veces me recuerda a Mendiguren, para lo bueno de su habilidad en el espacio corto, y para lo malo de su escaso recorrido. San Mamés ya ha dictado sentencia para Aranzubia y sólo queda esperar que Iraizoz reaparezca ante el Sevilla y no se vuelva a lesionar hasta el final de la temporada. Me temo que la sentencia de Del Horno está también al caer. Que un tipo que ha sido internacional y ha jugado en el Chelsea y en el Valencia se deje arrebatar el puesto por un jugador recién llegado de la Segunda B, lo dice todo. Su imagen ante el Espanyol en los últimos minutos, congestionado, arrastrándose en el campo, dando boqueadas para aparentar que seguía al rival, fue esclarecedora. Tampoco Tiko y Muñoz están jugando, así que no me vale lo de la falta de ritmo. Ahora bien, ¿nadie en Lezama es consciente de la condición física de este jugador?.
De lo de las rayas de Caparrós escribiré mañana. Me temo que el incidente tiene más categoría de síntoma que de mera anécdota y merece unas líneas que no caben en este post que ya es demasiado largo.
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2 comentarios:
Como casi siempre, de acuerdo. Seguro que mañana también con el asunto surrealista de las líneas (llegué justo al partido y no entendía nada).
Pero meto una pequeña cuña. Si el otro día te referías a Ocio, ¿qué decir de Aranzubia ayer? (y no sólo por el gol; hubo alguna salida, como esa a mano cambiada, que me puso el pelo de punta) ¿y de la condición física de algunos jugadores, como Del Horno? ¿Y de la concentración que demostró este mismo jugador en los saques de banda? ¿Y del propio Caparrós que pone al mando del equipo a dos hombres que apenas han jugado?
Totalmente de acuerdo. De Aranzubia ya he dicho que el público ha dictado sentencia y de Del Horno queda explicada su imagen abotargada (yo diría que está hasta gordo) en los últimos minutos del partido. Pero, insisto, por encima del jugador en Lezama hay preparadores, médicos, y responsables que se supone que están al tanto de su condición física que, vista desde la grada, es lamentable
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