miércoles, 28 de noviembre de 2007

El problema del día del club

No es la de García Macua la primera directiva que se encuentra con el problema de no tener una fecha adecuada para situar el llamado 'día del club'. Calendario en mano, han decidido que la visita del Real Madrid, el próximo día 8 de diciembre, en pleno puente y posiblemente televisado, sea uno de los partidos en el que los socios tienen que pagar entrada. Por si las circunstancias de puente y televisión fueran pocas, el partido se disputa diez días antes del segundo capítulo de la Asamblea de compromisarios. García Macua sabe de sobra que no es el día más adecuado, pero parece que no tiene otro, así que ha enviado por delante a su escuadrón mediático para preparar el terreno.
Este del 'día del club' (o los dos 'medios días del club') es un anacronismo cuya pervivencia merecería una reflexión más profunda por parte de los responsables del Athletic y de los socios. El 'día de ayuda al club', propiamente dicho es una institución histórica de los tiempos del romanticismo y el amor a los colores, que llevaban a los socios a pagar entrada el partido más importante del año, aquel en el que todo el mundo quería estar en la grada porque, entre otras cosas, no había televisión, para reforzar así la economía del club de sus amores. El día de ayuda al club pervive en todas las categorías junto con la rifa del jamón en el descanso. En San Mamés no se rifa un jamón, aunque el domingo pasado vino una rifa con el mosaico, pero pervive el 'día del club'.
Se trata de sacar un dinero extra al margen de lo presupuestado en el capítulo de ingresos por taquilla y acaba convirtiéndose en una suerte de 'impuesto revolucionario' al socio, que debe pagar una entrada, además de la cuota, por ver el que se supone que es el mejor partido del año y que en San Mamés suele ser, tradicionalmente la visita del Real Madrid.
Estadísticamente, los socios que retiran su entrada previo pago suelen rondar el cincuenta por cien, dato que equilibra el amor a los colores con el amor al bolsillo propio y que provoca un efecto colateral en San Mamés: la presencia de numerosos aficionados de aluvión, en muchos casos seguidores del rival, como se comprueba en la Tribuna Principal Baja cuando el Real Madrid marca un gol.
Anteriores directivas han intentado suprimir el 'día del club' por la vía del incremento del importe de la cuota anual del socio, pero se han encontrado con la negativa de los compromisarios. Si hace falta ese dinero, debería incluirse en el presupuesto. Dejar su ingreso al albur del calendario no parece serio en estos tiempos en los que los presidentes nos prometen una gestión con criterios profesionales. Si mantienen el ´día del club' que mantengan también la rifa del jamón en el descanso.

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martes, 27 de noviembre de 2007

Gurpegi, sin perdón

El secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, ha desmentido que vaya a haber una amnistía para Carlos Gurpegi antes de que el próximo mes de abril cumpla los dos años de sanción que le impusieron por dopaje. De esta forma puede darse por cerrado un caso que el Athletic ha gestionado de forma lamentable desde el primer minuto. Esa nefasta gestión ha derivado en sobreentendidos que han puesto en la picota, sobre todo, a un profesional como Sabino Padilla. Cualquier observador neutral deduciría a la vista de la evolución de los acontecimientos, que en el Athletic se ha defendido la inocencia de Gurpegi y de Padilla con la boca pequeña, como una forma de salvar el expediente o de ser políticamente correctos en el escaparate, y se ha intentado maniobrar por debajo de la mesa con unos argumentos bien distintos. La asesoría legal del Athletic ha tratado desde el primer momento de ganar en los tribunales aferrándose a los defectos de forma, que los hubo y muchos, en la realización del control y su posterior comunicación, en lugar de centrarse única y exclusivamente en cargarse de argumentos científicos o de poner en el escaparate lo obvio, es decir, la enorme cantidad de controles que han pasado los jugadores rojiblancos con resultados negativos siempre.
El colmo de esta situación llegó cuando en plena campaña electoral, alguien que a la sazón no era siquiera oficialmente candidato, anunció que no renovaría a Padilla y Núñez sin explicar los motivos de semejante decisión, trabajo que dejó a su abundante aparato mediático y de agit-prop a pie de barra de bar. Según su versión apócrifa, el cese de Padilla era la interpretación moderna de aquello de la cabeza del Bautista en la bandeja de Salomé, que serviría para aplacar a algunas fieras madrileñas que tenían cuentas pendientes con el doctor desde los tiempos de Indurain. Esas fieras, convenientemente amansadas, serían las que posteriormente allanarían el camino institucional para una feliz resolución del caso. La patraña servía para ganar algunos votos, aunque fuera a costa de la honorabilidad de un profesional, pero qué importa esas menudencias.
Las palabras de Lissavetzky desmontan ahora todo el invento, pero ya no importa, las elecciones están ganadas y el Athletic vive en el más feliz de los mundos, según la doctrina oficial. De hecho, el presidente acaba de utilizar uno de sus altavoces para proclamar que el equipo ya está "cuajado". Sí, como un flan, que es como se comporta en cuanto los rivales le agitan un poco.

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lunes, 26 de noviembre de 2007

Lotina merece un respeto

Más sorprendente que el resultado del partido ante el Depor fue el epílogo que proporcionó Miguel Angel Lotina en la sala de prensa denunciando que es en San Mamés donde tiene que escuchar los peores insultos personales, procedentes de los aficionados que se sitúan detrás del banquillo visitante. Ni su condición de vizcaíno de Meñaka, ni su confesado sentimiento rojiblanco, ni que nunca Lotina haya dicho o hecho nada que pudiera molestar a ningún seguidor del Athletic ni a la institución, le han evitado el mal trago. Pero es lo que hay. Lotina lo ha denunciado en público porque se ha sentido especialmente dolido y porque cree, con razón, que le avala su trayectoria para hacerlo. Pero seguramente todos los entrenadores que visitan San Mamés podrían confirmar la denuncia del de Meñaka, con la diferencia de que a ellos les da lo mismo porque Bilbao no es más que otro desplazamiento de la temporada y, al fin y al cabo, en todos los campos ocurre lo mismo y si no, que se lo digan a cualquier entrenador el Athletic.
Y ese es el problema. Que lo denunciado por Lotina sea el síntoma de que San Mamés, su afición, se estén convirtiendo en un campo más, donde se insulta al contrario por el mero hecho de serlo, donde se pita al jugador de casa en cuanto comete dos errores...o donde se airea lo que gana un empleado cuando se le quiere desacreditar.
El Athletic no debe perder una de sus señas de identidad, la de contar con una afición ejemplar para con el equipo y para con el rival. Si media docena de impresentables da la nota, los que están alrededor deben ponerles en su sitio. Siempre ha sido así en San Mamés, o al menos eso es lo que yo había visto hasta ahora.

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Un equipo insolvente

Se podrá linchar en la plaza pública a Aranzubia como pretendían algunos aficionados que salían de San Mamés presos de la desesperación. Se podrá preguntar dónde estaba el lateral izquierdo que permitió aquel centro del Depor en el último minuto, o dónde, el centro del campo que dejó que el balón circulara con tanta facilidad en la maldita jugada. Como se podría analizar cómo permitieron Ocio y Amorebieta el remate del delantero en el área pequeña. Se podrá acusar, chillar y patalear por la frustración de ver empatar un partido que estaba ganado de sobra. Pero siempre se llegará a la misma conclusión, que no es otra que este Athletic es un equipo sin ninguna fiabilidad, tan frágil y predecible como el del año pasado y el del anterior. La defensa, que tanto dicen que había mejorado, sigue recibiendo goles cada partido, los tres últimos, autogol de Ocio y los dos del Depor, de traca, el centro del campo, mejorado ayer por la presencia de Yeste, sigue sin cuajar un partido completo y la delantera sigue siendo una de las más inoperantes del campeonato, (¿alguien recuerda algo además del trallazo al poste de Iraola?) pese a que ante el Depor, LLorente completara una buena actuación bajando todos los balones que disputó por alto, lo que constituyó probablemente la mejor noticia del partido.
No nos engañemos. Si el Athletic no es capaz de ganar al Depor con las circunstancis que se dieron en el partido, es que está condenado a sufrir y mucho hasta el final de la competición. Un equipo que no es capaz de conservar en casa una ventaja de dos goles ante un rival que no pisó el área contraria durante una hora, no es un equipo, es un canto a la insolvencia.
Y no cabe hablar de mala suerte ni siquiera por el minuto en el que llegó el gol del empate. Ese gol fue el producto una serie de fallos en cadena que culminaron Aranzubia con su media salida y los centrales con sus dudas. Por no hablar de dónde estaban la barrera y el portero en el primer gol, que vino precedido de una falta que había forzado el Depor después de un par de tanganas provocadas por unos jugadores desesperados por su impotencia, en las que los rojiblancos entraron con inocencia digna de mejor causa.
No cabe hablar de mala suerte cuando el rival te regala un autogol para abrir boca y un remate fallido de tu delantero centro se convierte en un magnífico pase para que David López se estrenara casi sin querer. Hay que hablar de otras cosas que parecen prohibidas en este estado de optimismo por decreto que se vende desde Ibaigane y su aparato mediático. Hay que hablar de la cruda realidad de un equipo muy justito de calidad pese a esa cantidad de fichajes que todos alaban sin pararse a pensar cuál es su aportación real. Pero eso requiere capacidad de análisis e indepencia de criterio, dos virtudes que ultimamente no abundan por San Mamés y sus aledaños.

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jueves, 15 de noviembre de 2007

Un ejemplo a tener en cuenta

Ha dimitido la presidenta de la Real, María De la Peña y con ella su Consejo de Administración, que ha convocado elecciones para el próximo 3 de enero, si es que en una Sociedad Anónima se puede hablar en puridad de elecciones como las entendemos habitualmente. La crisis realista podría tener algunas consecuencias 'colaterales' en el Athletic. No se puede olvidar que De la Peña fue, al menos en público, de los elementos realistas más beligerantes en el caso Zubiaurre. A lo mejor, y si no se produce antes la sentencia del Supremo, el Athletic podría reconducir la situación mediante negociación con los nuevos mandatarios, sean estos chinos o locales.
Por otro lado, hay que recordar que las relaciones entre los dos clubes siguen rotas precisamente porque la ex presidenta rojiblanca Ana Urquijo y su directiva, entendieron que la actitud de la Real presidida por De la Peña en el citado caso Zubiaurre era intolerable. El Athletic ya tiene nuevo presidente y la Real lo tendrá en enero por lo que hay que entender que el escenario puede ser distinto.
Pero al margen de las consecuencias que se puedan derivar hacia el Athletic de la crisis realista, haría bien eso que se llama la familia rojiblanca, en hacer una reflexión sobre lo que está sucediendo en Donostia. Las voces (y sus portavoces o altavoces)que al calor del momento deportivo del Athletic claman por un cambio en la filosofía del club, tienen en la Real un buen elemento de contraste. No vale con citar siempre al Villarreal, o a equipos similares como ejemplo de lo fácil que puede uno subirse al carro del éxito a base de fichajes. Ahí está la Real, en Segunda y arruinada. Cuando bajo la presidencia de Alkiza los donostiarras abrieron las puertas a los extranjeros con la excusa de que el Athletic (siempre el Athletic como excusa) había fichado a Loren, lo justificaron anunciando que con tal medida la Real prácticamente se garantizaba una presencia europea permanente. Eran otros tiempos y el fútbol ha evolucionado lo que ni Alkiza ni nadie podía prever entonces, pero el balance de la operación no puede ser más desolador.
Y no sólo es la Real. Ahí está el próximo visitante de San Mamés, aquel super Depor que algunos se apresuraron a calificar como uno de los 'grandes' tras un par de campañas ciertamente brillantes, convertido ahora en un equipo de la dimensión que ha tenido siempre a lo largo de su dilatada historia.
Decía Caparrós en una tertulia que el sentimiento más generalizado que despierta en otros clubes la política del Athletic es el de la envidia por algo que a ellos les gustaría hacer pero no pueden. Y Caparrós ha pasado por algunos clubes, así que algo sabrá.

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miércoles, 14 de noviembre de 2007

Que el marcador no oculte las marcas

Lo del Rico Pérez podría definirse como un drama con final feliz si no se hubiera producido la lesión de Iraizoz, que devolverá el ruido, que no el debate, a la portería. Porque un drama fue lo que interpretó el Athletic durante una hora, y en cambio, los rojiblancos acabaron con la sonrisa en la boca después de los goles de Llorente y Del Horno. Pero no fue una sonrisa propia de la satisfacción de quien ha hecho bien su trabajo, sino la del que piensa con alivio de buena nos hemos librado.
Al final se cumplió el análisis de Caparrós, que antes del partido había emplazado la resolución de la eliminatoria a la vuelta en San Mamés, pero también se cumplió el oscuro vaticinio de servidor, que ayer mismo escribió aquí los tristes recuerdos que le traen estos partidos de Copa.
El Athletic jugó durante una hora como siempre juega estos partidos, o sea, entre horrible y patético. Y eso que el técnico aprovechó que el domingo no hay Liga para mantener la mayor parte de su estructura titular. No fue la alineación rojiblanca un equipo irreconocible, puesto que bien pudiera aparecer tal cual en cualquier partido de Liga. Todo el esquema defensivo, incluido Del Horno, fue el que se supone llamado a garantizar la solidez del equipo, y la presencia de Muñoz en el centro del campo en detrimento de Orbaiz, o la de David López en el sitio de Susaeta, son variantes que entran dentro de la lógica.
Pero este equipo que tanto dicen que ha mejorado en defensa encajó dos goles para el minuto 36, en los que la actuación de portero y defensas fue manifiestamente mejorable. Y cualquiera sabe lo que hubiera sucedido si a Muñiz no le entra el siroco y expulsa a Sendoa. El Hércules se vio a abocado a jugar toda la segunda parte con diez jugadores, pero durante muchos minutos pareció que le eran suficientes para contener el inexistente juego de ataque del Athletic. El gol de Llorente hizo daño a los de Alicante y la superioridad numérica, cuya ventaja entendieron por fin los rojiblancos, permitió que volviera la conexión Yeste-Del Horno para acabar en un golazo, no tanto por su ejecución (la volea salió 'mordida') como por el pase sensacional al compañero desmarcado que pedía el balón con ambición.
Ese gol nos cambió la cara a todos, pero el marcador no debe ocultar las marcas que el partido dejó en el cuerpo del Athletic. El Hércules, que no es nada del otro mundo, dejó al descubierto durante una hora a un equipo inseguro en defensa, confuso en el centro del campo y nulo en ataque. Ese es el que tiene que quedar en la retina para que nadie olvide las carencias de este grupo. Lo otro, los dos goles y la remontada, estuvieron bien. Faltaría más que contra un rival de Segunda y jugando medio partido con diez.

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martes, 13 de noviembre de 2007

Hoy, Copa

El Athletic debuta hoy en la Copa tras el ritual previo de recordar lo importante que es esta competición para el club que un día fue conocido como el rey de copas, la especial ilusión que le hace al aficionado y a ver si este año vamos a Madrid. A continuación, todos han recordado también que el Athletic no 'va a Madrid' desde el año 1985 que ya ha llovido.
Cumplido el ritual previo, veremos qué dan de sí esta noche los jugadores que elija Caparrós para el debut. Lo normal en estos casos suele ser que jueguen los no habituales y que acusen la falta de ritmo ofreciendo un partido entre pésimo y horroroso ante un rival inferior pero más motivado. Y a continuación suele venir la sentencia popular que afirma que los suplentes no han sabido aprovechar su oportunidad para ganarse el puesto. De momento Caparrós ya ha dicho que la eliminatoria se resolverá en San Mamés. En su caso, más que a frase hecha suena a que alberga muy poquitas esperanzas de que sus chicos se marquen un largo y ganen esta noche por un 0-3 pongamos por caso. Ojalá estemos equivocados los dos, Caparrós en su análisis y servidor en su pesimismo.

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lunes, 12 de noviembre de 2007

La seguridad defensiva

La derrota más dolorosa. Es el titular y la idea en la que coinciden la mayoría de la prensa y los aficionados y, efectivamente, pocas cosas habrá más dolorosas en el fútbol que perder como lo hizo el Athletic en Montjuic: de autogol en el último minuto y después de haber dispuesto de ventaja en el marcador desde prácticamente la primera jugada del partido. Pero, contra la opinión general, creo que lo más doloroso de este asunto, no es el autogol de Ocio sino el conjunto de circunstancias que desembocaron en ese desenlace y que merecen una reflexión que nadie parece dispuesto a hacer, ni dentro ni fuera, fieles todos al discurso oficial. Ese que afirma que el equipo está creciendo, que esto no es lo que era y que dónde va a comparar la seguridad defensiva de este año con la de las dos temporadas anteriores. Vale. Ayer el mejor volvió a ser el portero, pero tal vez sea eso lo que algunos entienden por mejora de la seguridad defensiva. Por no hablar del autogol de Ocio, el gran fichaje que iba a salvarnos de todos nuestros males defensivos. Me gustaría leer lo que se hubiera escrito y dicho si Sarriegi hace ese magnífico despeje hacia atrás con la espinilla.
Y qué decir del experimento de Ustaritz en la banda derecha. En Montjuic quedó claro que la apuesta de Caparrós para el eje de la zaga es la pareja Amorebieta-Ocio y para mantenerla prefirió desplazar a Ustaritz a la banda donde se perdió, como se perdía día sí y día también Amorebieta, cuando le colocaban en la banda izquierda en temporadas pasadas. Por edad y condiciones, ambos deben formar el eje central del futuro en la defensa del Athletic y esperemos que por muchos años. Experimentos como el de ayer sólo sirven para concitar dudas en los jugadores y desconfianza entre los aficionados.
El Athletic perdió por un autogol en el último minuto porque los noventa minutos anteriores (ochenta y ocho para ser más exactos, desde el gol de Gabilondo) prefirió entregar el balón al Espanyol y confiar en su seguridad defensiva, esa que dicen que tanto ha mejorado. Como hizo ante el Levante y como hizo ante el Valladolid. Y entregar el balón al rival entraña esos riesgos. Ocurrió que el Espanyol de Valverde es bastante más equipo que los citados y además llegó una jugada desgraciada en el último minuto. Lo de Ocio fue mala suerte en un instante puntual. Lo de los otros ochenta y ocho minutos, no. Y eso es lo grave... y lo doloroso.
Volviendo a lo de siempre. El Athletic vuelve a estar a un punto del descenso. Es verdad que hay un buen número de equipos por detrás, pero la situación es esa: el próximo partido en San Mamés, con el Depor de Lotina como visitante, la victoria vuelve a ser de obligado cumplimiento. Pero, de momento, mañana hay Copa.

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viernes, 9 de noviembre de 2007

Ernesto Valverde y algún otro

El domingo espera el Espanyol y con él Ernesto Valverde y algún otro ex rojiblanco, como Mari Lacruz. Todavía nadie ha dado una razón convincente para explicar porqué ambos están en el Espanyol y no en el Athletic. En el caso del defensa se dirá que algún técnico decidió no contar con él. Vale. Repasemos el juego defensivo desde su salida, aunque sólo sea como saludable ejercicio de reflexión. Ya sé que Lacruz no es Beckenbauer y que no le faltaban detractores, sobre todo en sus momentos de baja forma. Pero nadie podrá negar su polivalencia como lateral o central, incluso alguna vez como medio centro, su contundencia atrás, y su llegada a la portería rival a balón parado, que algún que otro gol le dio al Athletic. Visto lo que hemos tenido y lo que tenemos, a mí se me sigue haciendo difícil entender porqué no hubiéramos podido seguir contando con un veterano como el navarro sobre todo en muchas fases en las que a la defensa del Athletic le ha sobrado, sobre todo, bisoñez.
Y qué decir de Valverde. Tuvo la mala suerte de estar ya ocupando el banquillo cuando llegó un presidente que quería ser (entre otros) como Berlusconi cuando descubrió en la Serie B a un entonces oscuro Arrigo Sachi para el banquillo del Milan más brillante. Eso, y ser un hombre cercano a Zubizarreta, a la sazón director técnico del club. Tengo para mí que la salida del ex portero precipitó la marcha de Valverde y sospecho que el técnico tampoco puso de su parte para quedarse en aquella situación. O sea, que se juntaron el hambre y las ganas de comer, con el catastrófico resultado ya conocido para el Athletic.
Valverde, que ya fue uno de esos raros futbolistas que usan la cabeza para pensar en lugar de para rematar, y un estimable fotógrafo aficionado, sigue siendo, ahora en el banquillo, un entrenador un tanto atípico. Dice cosas cuando habla, y sobre todo habla con sus planteamientos sobre el terreno de juego. Su fútbol es reconocible y la cosa tiene su mérito porque lo ha puesto en práctica en dos equipos como el Athletic y el Espanyol, que no cuentan con una constelación de estrellas. Pero es que Valverde es de esos entrenadores que saben explotar las virtudes de futbolistas medianos, para hacerlos mejores o sacarles todo el rendimiento. Sin decir nombres, en el Athletic hay ahora jugadores que siguen sin alcanzar el rendimiento que dieron cuando tenían a Ernesto en el banquillo.
No me olvido de otros ex rojiblancos que están junto a Valverde en el Espanyol, como Azpiazu, su segundo, o Abando, un preparador físico más que contrastado que también tuvo que salir del Athletic de mala manera después de un montón de años trabajando con la base. Los tres estuvieron juntos en el último Athletic europeo, y los tres siguen juntos ahora en el Espanyol. Coherencia y continuidad son dos palabras que no se han pronunciado mucho durante estos últimos años en el Athletic.

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miércoles, 7 de noviembre de 2007

Una buena idea con poco futuro

El infierno está empedrado de buenas intenciones. El Athletic ha presentado una buena idea, el Foro Athletic Geuria, a la que, sin embargo, se le adivina poco futuro. Y es una lástima, pero me temo que el tiempo acabará confirmando el pronóstico pesimista. La propia advertencia del presidente García Macua en el acto de presentación, pidiendo que no se hicieran preguntas ajenas al propio objeto del acto "para no deslucir la presentación de un pilar fundamental" del club, el escaso interés mostrado por los periodistas (dos preguntas) y el reflejo que ha tenido el asunto en los medios , no son precisamente el mejor síntoma.
Consiste básicamente la idea en fomentar la participación no sólo de los socios del club, sino de todo el entorno que le rodea, que en el caso del Athletic, ocupa todos los estamentos de la sociedad. Un foro en el que se debatan de forma ordenada los grandes asuntos de la institución sería una gran herramienta para conocer el pulso de la entidad por encima de los comentarios al calor de la barra del bar. Buena idea, insisto, y loable iniciativa la que explicó el directivo Del Campo. El problema viene en su puesta en práctica, y el Athletic tiene alguna experiencia.
Todavía hasta hace poco en algunas puertas de San Mamés sobrevivían los restos herrumbrosos de unos buzones de sugerencias que se pusieron allá en la época de Aurtenetxe a sugerencia de un grupo de socios que quisieron aportar su granito de arena a la gobernación del Club. El presidente Lertxundi fue incluso más allá y hasta organizó una comparecencia de Jupp Heynckes en Lezama para que el técnico respondiera a las preguntas de los socios y explicara todo lo que hubiera que explicar sobre el funcionamiento deportivo del Club. Además de la escasísima asistencia de socios a un acto tantas veces reclamado, me queda el recuerdo del socio que le preguntó a Heynckes por qué ahora los porteros del Athletic no sacan con la mano como hacía Iribar.
El propio Del Campo ha reconocido en la presentación del Foro Athletic Geuria que las cuatro herramientas de participación con las que cuentan hasta la fecha los asociados rojiblancos, la oficina de atención al socio, el txoko de los socios, el buzón de sugerencias y el blog, registran una escasa participación. Lo que no explicó es por qué cree la directiva que una quinta herramienta ampliará su respuesta.

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martes, 6 de noviembre de 2007

El peor problema de un equipo

Dice Caparrós que prefiere ganar por uno a cero que perder por tres a cuatro. Es otra forma de decir aquello de Clemente: "el que quiera espectáculo que vaya a ver la gabarra a la ría". El entrenador del Athletic no oculta su talante resultadista. Desde su punto de vista, el espectáculo se reduce a ganar y no le falta razón. Los resultados le darán y le quitarán, no el espectáculo, por muy estupendos que se quieran poner algunos en la grada. Viene todo esto a cuento de la escasa producción goleadora de los rojiblancos, escasez que su técnico admite pero a la que no le concede la importancia que debiera darle. Para él, lo importante es mantener el equilibrio entre los goles marcados y los recibidos. Es de Utrera pero podría parecer de Sorrento. O de Rímini. En Italia sí que suelen estar atentos al equilibrio entre lo marcado y lo recibido. Pero para jugar a eso, hay que partir de la casi certeza de que se va a recibir poco o nada y, por desgracia, no es el caso del Athletic. A pesar de que el equipo es uno de los menos goledos de la Liga, Iraizoz sólo ha mantenido virgen su portería en tres partidos: contra Osasuna en la jornada inaugural, Betis, y el último domingo ante el Recre. Es decir, las tres veces jugando en San Mamés. Y de las tres, los delanteros rojiblancos se quedaron sin mojar en dos. Fuera, el Athletic ha encajado al menos un gol en todos los partidos que ha disputado, lo que significa que nunca ha conseguido regresar al vestuario con el punto que regala la Federación, aunque bien es verdad que en un par de ocasiones, Levante y Valladolid, ha conseguido marcar un par de goles que le han dado los tres puntos. El equilibrio al que se refiere Caparrós se traduce en nueve goles a favor y doce en contra, dato en el que tienen mucho que ver los tres que encajó en su día el Athletic en Barcelona, su derrota más abultada. No estaría del todo mal si no fuera porque la lista de goleadores rojiblancos se reduce a tres jugadores: Aduriz, Etxeberria y Susaeta. Pocas alternativas son esas como para sorprender al contrario. Se dirá que han marcado los dos delanteros titulares y el media punta con más llegada, pero eso sólo demuestra lo que es obvio en cada partido, que el Athletic carece de una segunda línea de llegada que es la que a la postre distingue a los equipos más poderosos. Si los centrocampistas no marcan, las dificultades en el área rival crecen y en el Athletic los Javi Martínez, Gabilondo, Orbaiz o David López, ¡ay David López!, están inéditos, posiblemente porque su entrenador prefiere que se concentren más en defender que en atacar. La ausencia de gol es el peor problema que puede tener un equipo y el Athletic lo padece sin ningún género de dudas. Mantener el equilibrio entre goles a favor y en contra, como pide Caparrós, es caminar sobre el alambre. Demasiado arriesgado para un equipo que ha dado síntomas de padecer de vértigo.

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lunes, 5 de noviembre de 2007

El Recre sólo viene una vez

Antes de que los apologistas se apresuren a lanzar las campanas al vuelo tras la primera victoria del Athletic en San Mamés, convendrá recordarles que el Recre sólo viene a Bilbao una vez en la Liga. Será difícil que el Athletic se encuentre con un visitante que le de tantas facilidades, ni con un árbitro que decida no pitar falta una acción que el resto de sus compañeros hubieran sancionado con los ojos cerrados, que es como suelen resolver siempre las jugadas en el área pequeña, facilitando así el segundo gol de Etxeberria, que cerraba el partido cuando todavía quedaban bastantes minutos por delante. Bienvenido sea el primer éxito del Athletic en casa, porque buena falta le estaba haciendo al equipo y a la afición. Pero que el triunfo no ciegue ni a los jugadores, ni al entrenador. El Recre recordó demasiado al Athletic de hace bien poco. Frágil en defensa y romo en ataque, y con un portero cantarín para completar el cuadro. Ganar a un rival así se antoja obligatorio hasta para un Athletic que no había ganado a nadie (ni siquiera al paupérrimo Betis) en su casa. No puede considerarse el triunfo, por muy claro que fuera, como uno de esos éxitos de calidad que certifican la autoridad del ganador y le pronostican un buen futuro. Al contrario, durante muchos minutos, incluso durante un rato ya con el 2-0 en el marcador, el Athletic fue un equipo de recursos muy limitaditos, previsible hasta para la alocada defensa onubense y con muy poca presencia en el área rival, por la sencilla razón de que Caparrós prefiere asegurar el equipo de medio campo para atrás, limitando incluso la proyección ofensiva de centrocampistas y laterales, aunque ello le suponga contar con muy pocos efectivos adelante. Es su opción, tan legítima como cualquier otra. y a nadie engaña porque en esa filosofía ha cimentado su carrera en los banquillos. Lejos de ser criticable, debe ser considerado una virtud que un equipo tenga claro lo que quiere hacer y lo haga, aunque sea tan poquito como viene haciendo este Athletic que algunos se empeñan en ver tan distinto y mejorado. En el equipo se impone el estilo Koikili: ser conscientes de las limitaciones propias y hacer sólo las cosas que de verdad se saben hacer. Sin meterse en más honduras ni pedir virguerías donde solo cabe aspirar a la supervivencia. De momento.

Hemen doa testua.

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