El domingo espera el Espanyol y con él Ernesto Valverde y algún otro ex rojiblanco, como Mari Lacruz. Todavía nadie ha dado una razón convincente para explicar porqué ambos están en el Espanyol y no en el Athletic. En el caso del defensa se dirá que algún técnico decidió no contar con él. Vale. Repasemos el juego defensivo desde su salida, aunque sólo sea como saludable ejercicio de reflexión. Ya sé que Lacruz no es Beckenbauer y que no le faltaban detractores, sobre todo en sus momentos de baja forma. Pero nadie podrá negar su polivalencia como lateral o central, incluso alguna vez como medio centro, su contundencia atrás, y su llegada a la portería rival a balón parado, que algún que otro gol le dio al Athletic. Visto lo que hemos tenido y lo que tenemos, a mí se me sigue haciendo difícil entender porqué no hubiéramos podido seguir contando con un veterano como el navarro sobre todo en muchas fases en las que a la defensa del Athletic le ha sobrado, sobre todo, bisoñez.
Y qué decir de Valverde. Tuvo la mala suerte de estar ya ocupando el banquillo cuando llegó un presidente que quería ser (entre otros) como Berlusconi cuando descubrió en la Serie B a un entonces oscuro Arrigo Sachi para el banquillo del Milan más brillante. Eso, y ser un hombre cercano a Zubizarreta, a la sazón director técnico del club. Tengo para mí que la salida del ex portero precipitó la marcha de Valverde y sospecho que el técnico tampoco puso de su parte para quedarse en aquella situación. O sea, que se juntaron el hambre y las ganas de comer, con el catastrófico resultado ya conocido para el Athletic.
Valverde, que ya fue uno de esos raros futbolistas que usan la cabeza para pensar en lugar de para rematar, y un estimable fotógrafo aficionado, sigue siendo, ahora en el banquillo, un entrenador un tanto atípico. Dice cosas cuando habla, y sobre todo habla con sus planteamientos sobre el terreno de juego. Su fútbol es reconocible y la cosa tiene su mérito porque lo ha puesto en práctica en dos equipos como el Athletic y el Espanyol, que no cuentan con una constelación de estrellas. Pero es que Valverde es de esos entrenadores que saben explotar las virtudes de futbolistas medianos, para hacerlos mejores o sacarles todo el rendimiento. Sin decir nombres, en el Athletic hay ahora jugadores que siguen sin alcanzar el rendimiento que dieron cuando tenían a Ernesto en el banquillo.
No me olvido de otros ex rojiblancos que están junto a Valverde en el Espanyol, como Azpiazu, su segundo, o Abando, un preparador físico más que contrastado que también tuvo que salir del Athletic de mala manera después de un montón de años trabajando con la base. Los tres estuvieron juntos en el último Athletic europeo, y los tres siguen juntos ahora en el Espanyol. Coherencia y continuidad son dos palabras que no se han pronunciado mucho durante estos últimos años en el Athletic.
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