viernes, 31 de octubre de 2008

El Athletic, en el punto de mira de los ultras

Hace una semana la derecha española utilizó al Athletic para hacer campaña en favor del jefe de su delegación en Euskadi, con el beneplácito, la incapacidad o ambas cosas a la vez del presidente de la entidad rojiblanca. Ahora, una de sus publicaciones, la ultraderechista revista Época, carga contra algunos miembros del club de Ibaigane, y otros jugadores que actualmente están bajo la disciplina de otros clubes, acusándoles de tener simpatías hacia la izquierda abertzale, lo que en su cavernaria mentalidad es ya un delito en sí mismo por lo que no dudan en elevar la palabra ETA al titular principal de la publicación. Aparecen rostros y graves acusaciones basadas en nada que no sea la habitual literatura pseudopolicial de estos casos. El Athletic ha respondido en su página web anunciando que estudia una querella contra la mencionada revista. Es una reacción demasiado timorata para la gravedad que entraña la acusación. Mucho mejor que un anuncio de una posible futura querella hubiera estado la confirmación de una querella ya interpuesta. Mientras tanto quedamos a la espera de que se materialice el anuncio.
Lo que aquí apenas tendrá categoría de anécdota puede convertirse en un verdadero infierno para aquellos de los acusados que militan actualmente en otros equipos, como son Luis Prieto, Aritz Aduriz o Asier Del Horno. En las ciudades donde ellos residen y juegan actualmente son muchos los votantes de Rajoy que se alimentan ideológicamente de publicaciones como la mencionada revista Época, que les pueden hacer la vida muy incómoda.
Quiero ver cómo se desenvuelve la directiva en este escenario porque del acierto con el que maneje la situación dependerá en buena medida que el Athletic siga siendo el símbolo en el que nos reconocemos todos. Los antecedentes no invitan precisamente al optimismo. Y quiero ver también cómo se desenvuelve la masa social en este trance. Entrar al señuelo que ha colocado la ultraderecha española sería lo más estúpido que podríamos hacer quienes sentimos algo por este club.

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jueves, 30 de octubre de 2008

El nuevo delantero centro del Athletic



Lo he visto en el Caduca Hoy y no he podido resistirme a vampirizarlo. Josetxu Rodríguez (un abrazo colega y que salgas con bien de ese contencioso que tienes con esa corona que no es una marca de cerveza) siempre con el dedo afilado para meterlo en la herida, vuelve a dar en el clavo y nos adelanta la primicia del último fichaje de García Macua, un delantero que garantiza goles si, como dice José Luis Bilbao, lo del palco de San Mamés fue un gol que le metieron al presidente.
Obsérvese que Josetxu ha sido más cuidadoso que García y ha vestido a la nueva adquisición con la camiseta con publicidad. La que el presidente regaló al crack era de las antiguas, lo que denota hasta que punto pueden llegar a ser chapuceros García y los suyos, salvo que mediara orden directa de Josu Jon para no mezclarse, que entonces me callo.

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Mejor de lo previsto, peor de lo esperado

Cuando las cosas andan tan justas es muy difícil que la alegría sea completa. El Athletic pudo dar una gran satisfacción a los pocos seguidores que acudieron a pasar frío a San Mamés, y se pudo dar un baño de autoestima, resolviendo la eliminatoria contra el Recre en el primer partido, pero acabó despedido con pitos, después de poner de los nervios a la parroquia, y se retiró al vestuario con muchas dudas respecto a su capacidad de cuajar un buen partido durante noventa minutos. Y eso que ganó 2-0, un resultado que cualquiera hubiéramos firmado antes de empezar.
Llegar al descanso con dos goles de ventaja y después de jugar unos últimos diez minutos en los que se prodigaron jugadas con intención nunca vistas esta temporada, puso al personal en trance. Cuando prácticamente en el primer minuto de la reanudación Teixeira Vitienes expulsó a Ersen Martin por propinar un codazo a Ocio, quien más quien menos pensó que marcar un tercer o un cuarto gol no era una utopía. De hecho el Athletic pudo lograrlo en una internada de Koikili o en algún otro balón que se paseó por el área pequeña sin encontrar rematador. Pero nuestro gozo en un pozo. Los de Caparrós no supieron aprovechar la superioridad numérica y poco a poco se fueron diluyendo hasta acabar en el esperpento de los minutos finales, cuando el Recre se estiró a la desesperada en busca del gol que les devolviera a la vida y a los rojiblancos les temblaron las piernas, por los nervios y, me temo, que por el cansancio.
Y es que le asunto de la condición física de los leones y algunas decisiones del mister, inquietan y bastante. Llorente, que acabó con calambres en el Bernabéu, jugó ante el Recre prácticamente todo el partido. Teniendo en cuenta que es prácticamente el único delantero fiable de la plantilla, la cosa tiene su aquel. Pero la degradación del equipo en el tramo final del partido merece una reflexión más profunda que la que aportó Caparrós en la sala de prensa. Eso de que el equipo reculó de manera instintiva para mantener el resultado es cierto pero hay más. El equipo no supo, o no pudo, mantener la posesión del balón contra diez, porque, entre otras cosas, los jugadores no llegaban o perdían en los choques. Los cambios, sobre todo la salida de un Javi Martínez enorme mientras estuvo en el verde, fueron minando la seguridad y la organización del equipo hasta convertirlo en una banda.
Todo lo bueno que había hecho con anterioridad estuvo a punto de irse al garete en esos minutos y hubiera sido imperdonable. Hubo suerte y el Athletic viajará al Colombino con dos goles de ventaja. Me da la impresión de que el amago de debate que se suscitó en el entorno rojiblanco respecto a la tentación de tirar la Copa para centrarse en la Liga, se produjo también en Huelva y que Lucas Alcaraz pensó más en la Liga que en la Copa a la hora de planear el partido de San Mamés. Ahora, con dos goles en contra, es probable que se mantenga en la idea y deje el partido de vuelta a beneficio de inventario. De ser así, miel sobre hojuelas, que el Athletic no está para alegrías incluso cuando tiene dos goles de ventaja. A los hechos me remito.

Asamblea habemus
Después de hacerse su particular foto de las Azores, el presidente García Macua ha tenido la magnanimidad de convocar una nueva Asamblea de Compromisarios para debatir el presupuesto. Todo un detalle por parte del presidente éste de dejar que sean los representantes de los socios quienes decidan. No era esa su primera intención, como él mismo se encargó de airear en los medios. Claro que la que se ha montado con el tema de la fotito probablemente habrá influido en su ánimo y en el de los que le rodean. Antes del partido y en el descanso, en San Mamés los socios y aficionados seguían debatiendo sobre la intensidad de las luces que alumbran las neuronas del presidente. Cuesta mucho admitir que a todo un presidente del Athletic le puedan meter un gol de estas características no ya por la escuadra sino entre las piernas. Las gentes rojiblancas se hacían cruces ante semejante torpeza. La alternativa que se baraja, la gritaron desde uno de los fondos. 'Macua pepero, se te ha visto el plumero'. A lo mejor el presidente aprovecha la Asamblea para terciar en el debate, pero tampoco tengo mucha esperanza de que así sea.

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martes, 28 de octubre de 2008

Las tribulaciones de García



Un emergente político local te pide, a ti que eres presidente del Athletic, que le enseñes el palco de autoridades de San Mamés a su jefe de Madrid que viene a Bilbao a certificar su proclamación como candidato a lehendakari. El emergente político local te avisa de que van a traer a un cámara de televisión y a un fotógrafo propios para inmortalizar la visita, cosas nuestras, ya sabes colega, para hacer archivo y por tener un recuerdo bonito. Por cierto, si le regalas a mi jefe una camiseta firmada vas a quedar como un señor. En realidad él es del Madrí y del Depor, porque es gallego y hay que trabajarse el voto, pero aunque el Athletic se la trae floja los caminos a la Moncloa son inescrutables, ya sabes. Tú le dices que bueno, que encantado, y entonces él te dice que ya puestos, que venga también el fotógrafo de Efe, que es la agencia pública y es de todos y así echa la tarde en lugar de estar vagueando en la redacción.
Cuando llegáis a San Mamés te encuentras con tres fotógrafos en la puerta, porque se ha apuntado otro de una agencia local así que entras con todos y te haces unas bonitas fotos con el emergente político, con su jefe de Madrid y con el león disecado del palco. Has mandado a alguno de tus empleados (son empleados del club, pero como si fueran tuyos, para qué nos vamos a engañar) a Lezama a que los jugadores firmen una camiseta sin dedicatoria, no vaya a ser que si se enteran para quién es el regalo alguno se ponga borde, que con estos chavales nunca se sabe. Por cierto, a ver si se acaba pronto el stock de camisetas viejas o nos traen ya una remesa con anuncio. Qué oportunidad perdida para haber sacado la foto con una de Petronor, ¡eso sí que hubiera sido transversalidad y todo gracias a ti!. Lástima. Tampoco en esto has andado muy fino que digamos.
Atención pregunta. Cuando posabas todo sonriente enseñando los dientes como la Pantoja le aconseja a Julián Muñoz tú ¿qué pensabas exactamente?:
a) Qué detalle de Rajoy que va a tener una foto mía en el álbum familiar
b) Qué bien se lo está pasando Rajoy en San Mamés, esto sí que es divertido y no el coñazo del desfile
c) Ha traído tres fotógrafos porque le preocupaba que el león saliera movido y ha preferido asegurar la foto
d) Tengo que hacer un poco de gimnasia. Ultimamente en las fotos salgo con tripa.
Y ahora resulta que tienes un problema porque la foto ha salido publicada en todos los periódicos. Por cierto, deberías revisar tu círculo de amistades. Los que te sacaron a media página de portada el sábado no lo hicieron por hacerte un favor, me temo. Es más, cuando vi la portada en el kiosco me vino a la cabeza una frase de Julio César. "Tú también Bruto, hijo mío". Ya sabes, aquella cosa tan entrañable que dijo el emperador cuando vio que a su vástago le tocaba el turno de clavarle el puñal.
Tu has dicho algo más vulgar, "yo no quería, oiga". Tan vulgar que los que te rodean no saben si pensar que eres mucho más retorcido de lo que se temían, o eres, digamos, algo lentito de reflejos como ya empieza a sospechar más de uno a la vista de las cosas que has dicho y hecho desde que estás en Ibaigane.
Creo que la opinión general se está decantando por esta segunda posibilidad. No sé. Me da que te están dejando solo, como si ya no les sirvieras de pantalla porque tienes más agujeros que un colador. Ni Caparrós ha salido a decir que la foto de Rajoy puede ser un paso atrás ahora, para ser un gran avance en el futuro. ¿Recuerdas? Lo dijo cuando vendiste a Aduriz. Ahora le nombras a Aduriz a Caparrós y es capaz de suicidarse con una sobredosis de las papillas esas que toman los jugadores para estar más fuertes que Popeye, ya ves tu qué cosas.
Dicen que hay varios directivos dispuestos a dimitir después de lo de la foto. No te creas todo lo que te cuentan pero estate prevenido y, si puedes, ten siempre en el bolsillo un buen fajo de invitaciones. Es mano de santo que previene contra todo mal.
Ahora que te están dejando tus valedores permíteme un consejo: se acercan las elecciones y todos los políticos quieren salir en la foto (qué te voy a decir que tú no sepas). Deja por unos días el despacho de Ibaigane, múdate al palco de San Mamés y siéntate al lado del león. Pon un cartel en la puerta donde figure el horario de atención, relájate y enseña los dientes. No te hará falta ni contratar a un fotógrafo. Los políticos se lo llevan puesto allí donde van. Y si tienes alguna duda repasa la última escena de 'Patrimonio nacional', aquella en la que el marqués de Leguineche, sentado en el salón de su palacio, se deja fotografiar por un grupo de turistas japoneses.

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lunes, 27 de octubre de 2008

No nos llega la camisa al cuerpo

La sensación se repite. Como el día de la derrota ante el Barcelona, en el entorno del Athletic se respira un ambiente como de cierto alivio por la forma de caer en el Bernabéu. Hemos llegado a esto, a aceptar como un mal menor una derrota decorosa. Como en el chiste, jugar al pocker es fenomenal; ganar, ni te cuento. Pues eso, que el Athletic jugó en el coliseo madridista un partido decente, puso en aprietos, es un decir, al Real Madrid, y acabó mordiendo el polvo con más dignidad de la esperada. Algún fanático hasta podría reclamar el penalti no pitado de Pepe sobre Llorente en los últimos minutos, para reivindicar el empate.
Seamos serios. El marcador del Bernabéu no se ajusta con precisión a lo que ocurrió durante los noventa minutos. La victoria del Madrid se antoja inapelable. Jugaron más, remataron más, y merecieron ganar al margen de los errores del árbitro que los tuvo para dar y tomar y en ambas direcciones, aunque hilando fino, uno diría que acabó favoreciendo al de siempre, se ponga como se ponga Mijatovic. Nunca antes se había pitado en el Bernabéu un penalti como el que dio el empate al Athletic, y es lógico que el personal se asombrara con la novedad, pero el árbitro no tuvo lo que hay que tener para expulsar a Marcelo tras su agresión a Joseba Etxeberria, valor que recuperó de pronto para mostrar la roja a Amorebieta en el tramo final del partido. Queda muy bonito eso de decir que los dos merecieron la expulsión, pero sólo uno se fue al vestuario antes de tiempo y el partido hubiera sido muy distinto si el Madrid hubiera tenido que afrontar toda la segunda parte con un hombre menos. Para colmo, Alvarez Izquierdo volvió a achantarse cuando Pepe derribó a Llorente en el área cuando el partido estaba en sus últimos minutos. Dos penaltis contra el Madrid en el Bernabéu en el mismo partido, no en la misma temporada, no ocurren ni en las peores pesadillas del preocupado Mijatovic.
Pero árbitro al margen, dificilmente se puede sostener que el Athletic mereciera un mejor resultado que esa derrota mínima que le envía a la zona de descenso. Parodiando la teoría de la manta corta, se puede decir que a los rojiblancos no nos llega la camisa al cuerpo. A los seguidores por el terror que nos produce ver al equipo en el fondo de la tabla y, miedo que se multiplica si se tiene en cuenta el carácter de gafe que acompaña al señor Rajoy, ilustre visitante de nuestro palco de honor. Al equipo, porque si defiende bien no ataca, y si trata de atacar no le llega para defender. Marcar dos goles en el Bernabéu es una hazaña para este equipo, que queda arruinada porque concedió tres goles. El primero tirando un fuera de juego en plan equipo de Regional poco entrenado; el segundo con Raúl e Higuaín en plan estrellas principales y Amorebieta y Ocio como estrellas invitadas y el tercero por la blandura no exenta de inconsciencia de Yeste (no fue el único balón que perdió) con la colaboración estelar, otra vez, de los dos centrales, convertidos en damas de compañía en el desfile de Higuaín hasta la portería de Iraizoz.
Antes de ese tercer gol, el Madrid ya había estrellado dos balones en el larguero, el segundo a servicio de Yeste en el área pequeña, y había puesto sitio a la portería de Iraizoz. Si en la primera parte tardó doce minutos en abrir la portería del Athletic (seis si el árbitro no hubiera anulado un gol válido), tras el descanso necesitó un minuto más, trece, para batir a Iraizoz.
El buen trabajo de los dos laterales, la visión y posicionamiento de Orbaiz, la resurrección de Etxeberria y la batalla de Llorente que acabó con calambres y medio muerto (¿no tomó las papillas milagrosas en el descanso?) se fueron directamente a la basura por errores y despistes imperdonables en cualquier campo y suicidad en el Bernabéu.
Si a alguien le sirve de consuelo, el Athletic ha caído por la mínima ante dos apisonadoras como el Barcelona y el Madrid. Triste consuelo a la vista de lo que están haciendo otros equipos como el Málaga o el Sporting y hasta el propio Numancia, en los que tanto confiamos para tener una vejez tranquila cuando la todavía recién nacida temporada, llegue a su final. Pues eso, que no nos llega la camisa al cuerpo y el próximo visitante de San Mamés es el Villarreal, que ha marcado diez goles en sus últimos dos partidos, aunque bien es verdad que ha encajado siete.

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miércoles, 22 de octubre de 2008

Ha muerto Ricard Maxench


Me he quedado helado cuando ojeando El Mundo Deportivo he leído que el Barcelona jugará con brazaletes negros contra el Basilea por la muerte de Ricard Maxench. Para los que no lo saben, Ricard Maxench no era un futbolista del Barça, ni un técnico ni un directivo, pero estoy por decir que para el club azulgrana era todo eso y mucho más. Ricard Maxench fue el jefe de prensa del Barcelona, mejor dicho, fue el que inventó la figura del jefe de prensa en la Primera División española. Antes de que Núñez le llevara al Barcelona, en todos los clubes era un empleado de las oficinas el que se encargaba de facilitar la entrada al campo de los periodistas cada domingo facilitándoles una entrada. Nada más. Con suerte en algunos campos había algo parecido a un palco de prensa. En la mayoría veías el partido desde la grada, rodeado de aficionados locales, y después del partido la puerta del vestuario era la sala de prensa. Maxench inventó el cargo aquí, organizó la primera sala de prensa, ordenó las localidades reservadas a los periodistas y delimitó los espacios para cámaras y fotógrafos hasta hacer del Camp Nou un estadio modelo del que luego todos fueron copiando con mayor o menor fortuna.
Conocí a Ricard cuando yo mismo empezaba a viajar acompañando al Athletic como periodista de Egin. Algún compañero más veterano que ya había viajado al Camp Nou, me advirtió antes de aquel primer viaje al coliseo azulgrana: Allí no te preocupes de nada. Vas a la Puerta Cero pides tu acreditación y si tienes algún problema pregunta por Ricard Maxench. Memoricé el nombre, afortunadamente, porque hubo algún problemilla en la puerta, y allí apareció Ricard Maxench, la amabilidad personificada, que resolvió el asunto en menos de lo que se tarda en contarlo.
Después nos fuimos encontrando año tras año, en el Camp Nou y en San Mamés, en los tiempos más duros de la bronca con Maradona, los de la famosa final de Copa y los terribles recibimientos que sufría el Athletic en el campo del Barcelona. Pero Ricard estaba muy por encima de todo aquello. Con él nunca hubo un solo problema ni una mala cara. Lo que estaba en su mano, y con el paso del tiempo, estaba casi todo, lo arreglaba sin darle, ni darse ninguna importancia.
También me tocó mantener con él otro tipo de relación, ya como jefe de prensa del Athletic, cuando teníamos que tratar de otras cosas más complicadas que la asignación de una acreditación o un pase para la sala de prensa. Y me siguió demostrando que era un maestro en eso que se llaman relaciones humanas, las que en el mundo del fútbol se producen desde las alturas del palco de autoridades, hasta las profundidades abisales del vestuario.
Lo mejor que puedo decir de Ricard es que nunca, pero nunca, he oído a ningún periodista, ni de Barcelona ni de cualquier otro sitio, hablar mal de él, y eso, teniendo en cuenta la 'fauna' que formamos los periodistas, es decir mucho. Agur Ricard. Adeu.

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martes, 21 de octubre de 2008

Otro conejo en la chistera

Caparrós lo insinuó el domingo después de perder contra el Barcelona, y el lunes lo ratificó. Ismael López, el delantero del Bilbao Athletic, ya está entrenando con el primer equipo y se cruzan apuestas sobre su posible debut el próximo domingo en el Bernabéu. Los que apuestan por el estreno del chaval no están ayunos de razones. Qué mejor escaparate para que Caparrós siga vendiendo su mercancia de entrenador que apuesta por la cantera que el estadio madridista donde acude toda la prensa del foro. Que luego el chaval siga en el equipo, se atasque en el banquillo, regrese al Bilbao Athletic o nunca más se sepa de él, es cuestión aparte. Lo importante es la venta de una imagen.
Llegados a este punto, y al margen de que Ismael López debute o no el próximo domingo, ya va siendo hora de que alguien de una explicación a alguien, que diría el inolvidable Gila. Veamos. Hace apenas dos meses, el Athletic era un hervidero de delanteros, tantos que hubo que pensar en cesiones. Estaban LLorente, Aduriz, Joseba Etxeberria, Jon Vélez, repescado del Hércules donde marcó cinco goles, y los fichajes estrella del verano, Iñigo Vélez, procedente del descendido Murcia, donde no destacó ni poco ni mucho, Joseba Del Olmo, bullidor atacante del Eibar, conocido de siempre en el fútbol de bronce vizcaíno como Josebita, y Gaizka Toquero, procedente del Sestao, fichado no se sabía muy bien para qué ni por qué, aunque la prensa del régimen contó una tierna anécdota sobre una alopecia que desenfocó el ojo de lince del entrenador Caparrós.
Siete delanteros, siete, uno más que los toros bravos que anuncian los carteles taurinos, que dibujaban un perfil temible en el juego de ataque rojiblanco, el pasmo de los defensas rivales. Como no hay plantilla que aguante la convivencia de tanta estrella, el cuerpo técnico, o vaya usted a saber quién, decidió la cesión de Iñigo Vélez al Numancia. La estructura seguía siendo poderosa. LLorente como number one, Jon Vélez como principal outsider, Aduriz, de garantía, Joseba Etxeberria para aportar veteranía y soluciones puntuales y Del Olmo, futura revelación, con Toquero como tapado. Pero hete aquí que cuando prácticamente Iñigo Vélez estaba en el peaje de la autopista camino a Soria, llegó el traspaso de Aduriz al Mallorca 'por razones estrictamente deportivas' que, sin embargo han tenido puntual y afortunado reflejo en el balance y cuenta de resultados del club. Toquero ya estaba cedido al Eibar, por lo que Iñigo, a quien se le había otorgado un año de aprendizaje en el Numancia, regresó a toda prisa no a Lezama, que por allí no ha estado el Athletic todo el verano y no hubiera encontrado a nadie, sino a un punto indeterminado de la geografía donde en aquel momento se encontraba el equipo culminando una pretemporada digamos que escalofriante.
Con el comienzo de la competición, aquella caterva de feroces delanteros llamados a horadar todas las porterías que se les pusieran a tiro, se redujo a su mínima expresión: Llorente. Caparrós apostó por la delantera unipersonal, en plan rescisión de personal y aunque Jon Vélez marcó el único gol del equipo en aquel primer partido de infausto recuerdo ante el Almería, el chaval se ha visto a relegado a hacer guardia en el banquillo para salir en los últimos minutos de cada partido. Joseba Etxeberria, culminada su renovación gratis et amore, disfruta ahora de una privilegiada localidad para ver los partidos del Athletic, alternando la primera fila del banquillo con la última del palco de autoridades. Del Olmo, que pidió a Caparrós un minuto de confianza para demostrarle su valía, obtuvo algunos más, insuficientes al parecer para convencer al técnico. Iñigo Vélez dispuso también de unos ocho minutos en un partido suelto, para que el público de San Mamés vea con sus propios ojos que es un chico alto y bien plantado. No pudo comprobar qué es lo que sabe hacer con el balón, porque no tocó ni uno, pero ese es otro problema. Toquero por su parte, va conociendo lo que es la Segunda División vistiendo la camiseta del Eibar.
Aquella inflación de delanteros rojiblancos ha estallado cual vulgar burbuja inmobiliaria, y donde antes había siete, ahora sólo hay uno y medio, lo que a ojos de la afición ha causado una significativa merma en el crédito del entrenador. Pero no pasa nada. Ahí esta Ismal López para arreglarlo. Ha metido nada más y nada menos que tres goles en el filial y está que se sale. O al menos eso dice la prensa del régimen. Que no falte agitprop. ¿Alguien había dicho que teníamos siete delanteros?. ¡Qué va! Teníamos ocho. Que no falte de nada. Planificación, sobre todo planificación. ¡Ah! y organización. Como en el chiste.

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lunes, 20 de octubre de 2008

La cruda y triste realidad

Este es el actual estado de cosas. El Athletic pierde 0-1 con el Barcelona en San Mamés y la gente sale del campo con una sensación como de alivio: perder estaba asumido, lo que preocupaba era hacer el ridículo. Y como el equipo no hizo el ridículo, nos damos por satisfechos. A esto hemos llegado pero es nuestra cruda y triste realidad.
El del domingo habrá sido uno de los Athletic-Barcelona que más tranquilo y relajado he visto en mi vida. Una vez comprobado que los leones salieron al campo dispuestos a dar la cara y que en los primeros diez minutos no se había producido ninguna catástrofe en forma de fallo tonto, me dediqué a esperar pacientemente el momento en el que los de Guardiola subieran un punto su ritmo de juego para resolver el partido. A medida que pasaban los minutos, sobre todo a partir del descanso, me concentré en el banquillo visitante, a la espera del momento en que saliera Messi a calentar. Era la señal que esperaba. Pero a Guardiola no le hizo falta. Eto'o lo arregló escapándose de Amorebieta en una jugada que debió ser intrascendente. El pase de Henry desde el centro del campo al único compañero que tenía más adelantado, no debió llegar a ninguna parte, pero el central del Athletic había concedido un metro al hombre que debía marcar, y esos cien centímetros acabaron definiendo el marcador y el partido.
Tampoco es para responsabilizar a Amorebieta de la derrota. Es verdad que llegó en esa jugada, pero pudo llegar en cualquier momento, en cuanto el Barcelona se lo propusiera. Esa era la impresión que flotaba sobre San Mamés durante toda la tarde, y el gol de Eto'o no hizo sino confirmar lo que todo el mundo estaba esperando.
Esta es la actual dimensión del Athletic y no hay que darle más vueltas. Los leones salieron acelerados, dispuestos a vender cara una derrota anunciada y se encontraron con un Barcelona menor, sin Xavi, ni Messi, ni Pujol, que entró al trapo y durante toda la primera parte aceptó un partido de choque, de ida y vuelta, el que más le convenía al Athletic. Pero el equipo rojiblanco está hoy en día varios peldaños por debajo del azulgrana, así que equilibrado el partido por la renuncia al toque de los de Guardiola, la esperanza de los de Caparrós se centró en mantener el empate a cero. Un punto es un punto y hubiera significado una buena dosis de autoestima. Pero sobre todo, es a lo único que puede aspirar un equipo que ya no es que no haga goles, ni siquiera ocasiones, sino que al que ni se le adivina la de qué forma puede acercarse al área rival. Se dirá que Valdés sacó dos paradones a saques de falta de David López y Yeste, pero aviados estamos si pensamos en resolver los partidos por ese camino. A cambio, tampoco hay que olvidar que Iraizoz fue el mejor de su equipo en la primera parte, con dos paradones a remates de Eto'o, estos sí, en jugada.
Tras el descanso, nada de nada. El Athletic que había sostenido el equilibrio a base de entrega y derroche, fue perdiendo frescura con el paso del tiempo, lo que abre la duda acerca de la eficacia de las famosas papillas que deben de tomarse los jugadores en el descanso. Mira que la poción mágica es de los tiempos de Asterix y nosotros sin enterarnos hasta que nos la ha vendido, supongo que a precio de whisky del bueno, un druida amigo de Caparrós.
El Athletic se fue diluyendo a medida que las piernas empezaban a pesar y el Barcelona fue haciéndose con más balón porque el rival no estaba para robarlo como antes del descanso y por la aparición de Iniesta, que se había pasado el primer tiempo viendo el partido. Cuando a los dieciocho minutos llegó el único gol, se acabó el partido. Al Athletic no le quedó ni el recurso de lanzarse a la desesperada sobre el área rival. No tiene jugadores para ello y los cambios no aportaron absolutamente nada, entre otras cosas porque los que entraron no son muy distintos a los que salieron.
Impotencia y resignación, eso fue todo. Escribía la semana pasada que para el Athletic sería importante no ya no sufrir daños, que los sufriría y ahí está la clasificación para comprobarlo, sino que los daños no fueran irreparables, por ejemplo en forma de goleada demoledora. Los de Caparrós lograron una derrota aseada. A esto hemos llegado, a contemplar una derrota como un logro. ¿Qué será lo próximo que nos espera?

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viernes, 17 de octubre de 2008

Todo hará falta contra el Barça

Dicen que se han agotado las entradas de los fondos de San Mamés para recibir al Barça. No era la impresión que tuve cuando pasé por el campo el miércoles pasado. Las taquillas estaban abiertas para los socios, pero éstos no estaban...ni se les esperaba. Es una buena noticia que los fondos se llenen pese a la presencia de la televisión y de las escasas noticias que han salido desde el propio club durante todos estos días. Ninguna, en realidad, salvo precisamente el anuncio de que la visita del Barcelona sería medio día del club, emitido horas después de la Asamblea de Compromisarios. Por lo demás, nada de nada. Ni un mensaje de aliento, ni una declaración pidiendo apoyo, ni un gesto que transmitiera que en Ibaigane y en Lezama están preparando un partido distinto. Pura rutina. Eso sí, después de la Asamblea, Caparrós salió en la prensa del régimen advirtiendo a los rojiblancos sobre la tan necesaria unidad para llevar la nave a buen puerto. Recordó Caparrós, a modo de admonición, las calamidades que padeció su Sevilla cuando se rompió su unidad.
Me está empezando a cargar Caparrós por su afán de dictar lecciones a una afición que se podría pasar días explicándole a él lo que es el Athletic y lo que es el fútbol. Ya me llamó negativamente la atención cuando en su afán de hacerle la ola a García Macua tras la venta de Aduriz, nos explicó que con aquel dinero mejoraríamos la cantera o podríamos fichar a Xabi Alonso. Ahora, cuando se ha vuelto a tirar en plancha a los pies del presidente, no me ha extrañado en absoluto. Ya le vamos conociendo.
Caparrós podría haber recordado que entre las calamidades que asolaron a su Sevilla destacó sobremanera aquel descenso a Segunda B el verano de 1995, junto con el Celta, por no avalar en el plazo legal la deuda con los jugadores. Aquello no fue producto de la falta de unidad o de las discrepancias de los socios o los accionistas; fue producto de una gestión nefasta, propia de un club de pandereta. Luego sí que hubo unidad de acción para sacar a la calle, en Vigo y en Sevilla, a las masas enardecidas para evitar un descenso que provocaron sus propios dirigentes. ¡Qué país, Miquelarena!.
Pero volvamos al Athletic y al partido contra el Barcelona porque todo le hará falta al equipo no ya para sacar adelante el compromiso, sino para salir de él con daños que no sean irreparables. Le harán falta los fondos llenos, sí, pero también una mayor fe en sus posibilidades, una mejor disposición táctica, un plan de juego y un orgullo que me temo que hace tiempo tiene, por lo menos, congelado. Como le hacen falta tantas cosas, me parece muy complicado que las consiga todas de golpe, así que no tengo más remedio que ser pesimista, muy pesimista respecto a la suerte del Athletic este domingo. Es más, por mucha imaginación que le ponga, no acierto a ver la forma en la que los leones puedan frenar a un rival con tantos recursos y con tantas variables en el juego como el Barcelona.

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martes, 14 de octubre de 2008

Días de gabarra y gloria


Ha costado pero por fin ha visto la luz. Cuando el pasado mes de abril me encargaron escribir un libro sobre los últimos títulos del Athletic, que debía entrar en imprenta a finales de julio, acepté la aventura desde la ingenuidad de quien está acostumbrado a escribir en un periódico de hoy para mañana. A fin de cuentas casi cuatro meses se me antojaba un plazo más que suficiente para escribir sobre un tema que, modestia aparte, conozco en profundidad después de más de casi treinta años de dedicación profesional. Craso error. Entrevistar a una veintena larga de protagonistas, repasar en la hemeroteca dos años de cuatro periódicos de hace un cuarto de siglo, hablar con éste y con aquél, lleva su tiempo y exige una dedicación full time y una autodisciplina que no sabía que poseo.
Ha sido un esfuerzo largo y sostenido pero ha merecido la pena. He disfrutado como hacía mucho tiempo que no disfrutaba trabajando. Recordar los viejos tiempos y encontrarme de nuevo con los viejos rockeros ha sido una experiencia tan enriquecedora como agradable. Todos somos un cuarto de siglo mayores. Donde antes había melenas ahora lucen canas, cuando no el brillo de algún cráneo rapado a la moda, pero en el fondo todos seguimos siendo los mismos y revivimos aquello como si hubiera ocurrido ayer. Lo llevamos tatuado debajo de la piel porque la mayoría de nosotros vivimos aquellos años algunas de las experiencias más impactantes de nuestras vidas.
Supongo que el libro despertará la nostalgia de quienes vieron aquello con sus propios ojos y asombrará a los que por su edad el ver al Athletic campeón les suena a quimera. Pero no es un libro de batallitas. Es un libro que recoge algo más de dos años maravillosos de un club único en el mundo. Modestamente creo que recordar aquello y leer lo que ahora piensan los que fueron protagonistas, ayudará a más de uno a entender lo que es de verdad el Athletic.
¡Ah!,Por esas cosas del marketing, hasta finales de noviembre el libro sólo se podrá conseguir en las oficinas de la Caja Laboral Popular de Bizkaia. Después, a partir más o menos de la tercera semana de ese mes, ya estará en las librerías para llegar rodado a la Feria de Durango. Y también por aquello del marketing y los tiempos modernos, el libro incluye un DVD con imágenes históricas

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jueves, 9 de octubre de 2008

Directiva Ath., 0; Compromisarios Old Boys, 2

García Macua ya ha pasado a la historia del Athletic como el primer presidente al que la Asamblea le tumbó dos presupuestos consecutivos. Es Lertxundi quien ostenta el honor de haber sido el primer presidente rojiblanco a quien los socios le sacaron el dedo cuando pretendió que le aprobaran un presupuesto que incluía un incremento espectacular del importe de la cuota. Como en aquellos tiempos la Asamblea de Compromisarios era ya la casa de tócame Roque, dos años después fue Arrate,en justa correspondencia, quien probó la misma medicina cuando, con el argumento de arreglar el desaguisado dejado por su antecesor, pretendió dirigir un ataque frontal al bolsillo de los socios. Digamos que donde las dan, las toman. La diferencia sobre cómo encajaron la negativa ambos presidentes fue sustancial. Lertxundi optó por modificar el presupuesto y rebajar el incremento de las cuotas. Si en la primera Asamblea presentó el 'único presupuesto posible', éste se convirtió menos de un mes más tarde, en otro presupuesto posible. ¿Alguien ha dicho posibilismo? Cosas de la ingenieria financiera. Arrate, por el contrario, mantuvo céntimo a céntimo el presupuesto que le habían rechazado, con el únido añadido avieso de los costos que causaba la segunda Asamblea. Quizá para contener el gasto, en esta segunda Asamblea dejó a los compromisarios sin el tradicional regalito de bienvenida y sin merienda. Algunos conspiradores, que entonces también había, hablaron de venganza cuando con la boca reseca después de la batalla, no encontraron el vasito de vino y el pincho de tortilla reparador.
A García Macua le tocó el año pasado sufrir la amargura de la derrota que achacó, como no podía ser de otra forma, a la incoherencia de los compromisarios. El cuerpo le pedía sin duda referirse a la incoherencia de los imbéciles de los compromisarios, pero se ahorró el calificativo como buen chico de colegio de pago que es. Lo que yo al menos no esperaba es que García Macua iba a ser negado por segunda vez por la Asamblea. Calculaba que podría manifestarle su disconformidad con el asunto de la modificación de los Estatutos, por haberlo llevado de aquella manera, o sea, como casi todo lo que ha llevado hasta ahora, pero no entraba en mis previsiones una nueva negativa al presupuesto y mucho menos combinando ese voto negativo con la aquiesciencia a un balance para cuya aprobación había que recurrir al catecismo del padre Astete: ¿Qué es la fe?. Creer en lo que no vimos.
Seguí la Asamblea a través de la televisión local por antonomasia por tres razones: porque soy desafecto a la alternativa que ofrecía al mismo tiempo las imágenes; porque el novedoso concepto de la realización televisiva de la televisión local por antonomasia consiste en pinchar la cámara y tocarse las bolas, con lo cual te ahorras comentarios ajenos y demás alardes superfluos; y, sobre todo, por que en el canal de la boina salpican el bodrio con los ingeniosos comentarios que vía SMS y sin censura previa, envían las mentes más preclaras del territorio, algunos de los cuales yo también insertaré aquí en su literalidad para aligerar el texto y para que nos hagamos una idea del nivel general. Para pasmo de mi familia me amorré a la televisión a las siete de la tarde y no la solté hasta las 02:30 AM. Alguien podrá sembrar la duda acerca de mi estado mental, pero antes de pretender inhabilitarme deberá admitir que el esfuerzo mereció le pena solo por ver algunas caritas al final.
SMS. SOCIEDAD ANÓNIMA NO, SOCIEDAD ALCOHOLICA, SI
Hay que agradecer a García Macua que apenas empleara veinticinco minutos en su discurso de presentación. Las obviedades, si breves, dos veces obvias. Remató la faena como se espera de él, retando al personal, 'ejerzan ustedes su responsabilidad', espetó a los compromisarios que asistieron al discurso adormilados en una agradable penumbra. Seis horas más tarde, tras comprobar que le habían hecho caso, pero no exactamente como él esperaba,les volvió a recriminar: 'se ha perdido una oportunidad histórica'... ¡Cretinos!. Esto último no lo dijo, pero apostaría a que lo pensó.
SMS. EGIDO SOY TU SOBRINO, SE ME HA ESTROPEADO LA CINTA, YA LO SIENTO
Yo creo que el problema de García Macua es el propio García Macua. Debería plantearse muy seriamente en delegar en alguien sus comparecencias públicas, tal vez encargar un teleñeco, no sé. No hay rueda de prensa que no acabe en bronca, ni Asamblea que no le rechace todo lo que propone. Debería hacérselo mirar. ¿Se han fijado que nunca se ríe?. ¿Que ni siquiera sonríe?. Porque esa mueca que hace enseñando los dientes no es una sonrisa, es la técnica que Isabel Pantoja le enseñó a Julián Muñoz para provocar al personal. Yo me imagino a García Macua de boy scout ayudando a cruzar la calle a una ancianita y susurrándole al oído:'mueve ya las piernas, vieja, y deja de conspirar contra mí para que nos atropelle un coche'. ¿El mundo le ha hecho así? Hasta el surrealista Anta, a altas horas de la madrugada, allá por los ruegos y preguntas, se permitió aconsejarle que cuide el talante. Por supuesto, García Macua ni siquiera le agradeció el consejo. ¿Para qué?.
SMS. EGIDO SOY TU SOBRINO, YA HE ARREGLADO LA CINTA
La breve y concisa bronca que echó el presidente a los compromisarios dio paso a la intervención de Juan Antonio Zarate, el hombre de los números de la directiva, que tardó hora y media larga en contar a los compromisarios que a)el año pasado se habían jugado dos partidos de Copa más que el anterior y dos amistosos, lo que causó un incremento de los gastos pero también de los ingresos. b) que el gasto había aumentado en la primera plantilla porque se habían usado más vendas y más linimento en esos cuatro partidos antes citados y porque se habían comprado unos pulsómetros que antes no había en Lezama, cuando lo novedoso hubiera sido comprar unos pulsómetros que ya había, y c) que el incremento en la cuenta de publicidad obedece a que los dos millones de euros que regala la Diputación, antes iban a la cuenta de subvenciones y ahora a la de publicidad. ¿Alguien ha dicho ingenieria financiera por ahí?.
Lo demás, pájaros y flores, o sea, la Fundación por aquí, la Fundación por allá, que Juan Tamariz suele traducir en nada por aquí, nada por allá, antes de hacer desaparecer el as de oros delante de tus narices.
SMS. MI AITA ESTÁ EN EL DULCINEA QUE HOY HACE PRECIO
Zarate se empleó con el pundonor del que ya hizo gala en su estreno el año pasado, pero el suyo fue un esfuerzo tan individual como inútil porque a mitad de partido se quedó sin equipo. Me refiero al equipo informático que proyectaba filminas a su espalda en refuerzo de su discurso. 'Joder que tropa' debió pensar para sus adentros el bueno de Zarate cuando se dio cuenta de que lo que estaba saliendo en la pantalla no tenía nada que ver con lo que estaba diciendo. Mientras, García Macua consolidaba con una nueva prueba su teoría de la conspiración. Todo el mundo está contra mí, hasta el tío de las filminas.
SMS. PONED LA PORNO YA
Cuando le llegó el turno al equipo contrario, tomó el balón para no soltarlo en toda la noche. Posesión de balón: Directiva Ath., 20%, Compromisarios Old Boys, 80%. Así no hay color. Por momentos aquello pareció el Barça-Atlético del otro día. El compromisario Andoni Sanz, un veterano que debutó en la época de Lertxundi, asumió el papel que le corresponde a uno de los principales líderes del equipo y remató a la escuadra amenazando, así, se saque, con impugnar la Asamblea. Tras él, Borja Irizar, un joven valor que despuntó hablando sus primeros minutos en la era Arrate y que ya ha dejado de ser promesa para convertirse en una realidad con su titularidad indiscutible en las últimas Asambleas, se tiró en plancha cuestionando los poderes de la directiva y recordando las prerrogativas de la Asamblea. Sin tiempo para que los del Directiva Ath. pudieran despejar la pelota, Javi Cano, otro veterano que en su día perdió el sitio en el Compromisarios Old Boys por circunstancias ajenas al deporte, regresó dispuesto a recuperar la titularidad, haciendo alarde de un gran juego combinativo con sus dos predecesores.
SMS. EL CLUB CLAUDINE CON LOS SOCIOS COMPROMISARIOS. COPA Y COHETE 30 EUROS. TODOS AL CLAUDINE TRAS LA ASAMBLEA
Frente al dominio abrumador del rival, (no hubo una sola intervención favorable a la directiva en toda la noche), a García Macua sólo le quedaba confiar en ese juego tan eficaz como oscuro, ese que no se ve desde la grada pero que da victorias, de algunos de sus hombres clave al pie de barras de bar y mesas de restaurante y en la difusión de invitaciones, pins y balones firmados; de su capacidad de entrega dependía el resultado que se estaba jugando desde el minuto uno en las urnas. Pero de nada sirvió el esfuerzo ante la avalancha de juego del rival, cada vez más crecido por la solidez de sus principales figuras, algunas rescatadas del equipo de veteranos, como el incombustible Miguel Lizarraga, que puso sobre el césped la pelota caliente de los descuentos a los jubilados, tema llamado sin duda a ocupar el vacío que dejó desde su abolición el entrañable suplemento.
SMS. MENOS PROPAGANDA Y MÁS SANGRE
Cuando Mónica Durango en su condición de árbitro (casero) pitó el final del partido, el desastre ya se había consumado. Con gesto contrito, los jugadores del Directiva Ath. miraban incrédulos el marcador que señalaba su derrota inexorable. En la sala de prensa el capitán García Macua rumiaba el fracaso hablando de una oportunidad histórica perdida para hacer unos Estatutos a su imagen y semejanza. Entre los seguidores más fieles del Directiva Ath. se especulaba con el papel determinante que habían tenido en el Compromisarios Old Boys los fichajes procedentes de equipos anteriores, hasta el punto, decían, que el Directiva juega siempre fuera de casa. Se trata de una explicación dudosa cuando menos. Si el Athletic tiene alrededor de 1.300 compromisarios y ayer apenas había 350 en la sala, quiere decir que un millar se quedaron en sus casitas, leyendo, como un servidor, los SMS del canal de la boina. Cabe suponer que ese millar de desertores constituyen el grueso del pelotón de los compromisarios hechos de encargo, es decir, aquellos a los que la directiva de turno adjudicó diez firmas para que votaran a su favor en las asambleas. Los 350 que estuvieron en el Euskalduna pertenecen en su inmensa mayoría el reducto vocacional, a los irreductibles que piden firmas al cuñado, al vecino y al carnicero para ocupar un sitio bajo el sol artificial de los focos de las cámaras. Además, ¿no habíamos quedado en que los especialistas en compromisarios son esa pareja de dos que cual Mauri y Maguregi, sujetan el entramado del Directiva Ath.?
SMS QUÉ HEMOS HECHO PARA MERECER ESTO

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martes, 7 de octubre de 2008

Asamblea de Compromisarios, el reality rojiblanco

Allá por el pleistoceno, o sea cuando la presidencia de Aurtenetxe y anteriores, el Athletic celebraba sus Asambleas de Compromisarios en el salón de actos de la Escuela de Ingenieros Industriales, cuya puerta de entrada se encontraba cara a cara con la fachada de la conocida como portería de ingenieros en San Mamés. Aquellas eran unas asambleas familiares, a las que acudía un numero de socios que apenas rebasaba el centenar. Compromisarios designados por sorteo, o vaya usted a saber realmente cómo , en aquellos tiempos donde el Athletic era noticia sólo en los terrenos de juego porque, a diferencia de otros, aquel era un club en el que nunca pasaba nada.
Al centenar de socios le acompañaba media docena mal contada de periodistas locales y algún fotógrafo. La única televisión de entonces enviaba a un cámara para que grabara un plano de la mesa presidencial, que por todo atrezzo lucía a un lado la bandera del club que adorna durante todo el año el despacho del presidente. El resto de la infraestructura se limitaba a la presencia de dos responsables de los 'boinas' de San Mamés que, en previsión de algún improbable incidente, guardaban las espaldas de una secretaria del club (mejor dicho, la secretaria) que revisaba en la puerta los carnets y las tarjetas de asistencia de los socios, a muchos de los cuales saludaba por su nombre. A los periodistas les escrutaba de arriba abajo y hasta miraba sus tarjetas de asistencia al trasluz, buscando probablemente alguna falsificación. Al de El Correo le saludaba muy efusivamente por el nombre, pero ninguno de los restantes podía escapar de su celo reglamentarista. Han pasado muchos años pero ahora no puedo evitar rememorar aquellos controles en la puerta del salón de actos de la Escuela de Ingenieros cada vez que en un aeropuerto me hacen quitarme el cinturón.
Una vez sorteado el fielato de la estricta cancerbera, los periodistas se situaban en una de las últimas filas del lado derecho del patio de butacas según se mira al escenario, o sea en la posición teórica del lateral derecho si la mesa presidencial fuera la portería contraria. Y ocupaban aquella fila no porque hubiera reserva alguna, sino por tradición. Una más de las del Athletic.
Empezaba la Asamblea con el discurso el presidente, un discurso largo y tedioso en la mayoría de los casos, donde el mandatario de turno venía a glosar a grandes rasgos lo hecho durante el ejercicio y su propuesta para el futuro, propuesta que tenía su alfa y omega en el importe de la subida de cuotas, único punto del orden del día que interesaba realmente a los presentes. En el duermevela en el que los asistentes seguían el discurso, algún periodista veterano aprovechaba para engañar al compañero novato o a algún fotógrafo despistado. "Te juego un cubata en el próximo viaje a que el primer socio que sale pregunta por el suplemento". "Hecho", le respondía el cándido de turno, incrédulo de las dotes adivinatorias del viejo zorro. Cuando el presidente terminaba su discurso, tomaba el relevo el contador, que refería el balance, cuenta de resultados, activo, pasivo y presupuesto en el tono monocorde con el que el sacerdote de Begoña desgrana las cuentas del rosario cada tarde en Radio Popular. Y a continuación, el primer socio que había pedido la palabra preguntaba, efectivamente, por el suplemento entre el pasmo del pardillo y las carcajadas canallescas de sus colegas.
Luego salían por riguroso turno las dos estrellas de la época: los socios Egido y Lizarraga, que no es que ya estuvieran allí entonces, sino que, a juzgar por el mesarse los cabellos y el rechinar de dientes de sus compañeros de Asamblea, llevaban allí desde tiempos de Daucick por lo menos.
Tenía el primero un estilo en el que destacaba su fina ironía, empañada tan solo por un uso torpe del micrófono, razón por la que probablemente no se entendían los venablos que dirigía a la directiva en forma de sarcasmos y era causa de que sus intervenciones fueran siempre abruptamente interrumpidas por los abucheos del personal, aunque nuestro orador no se amilanaba tan fácilmente, tanto era su tesón para tratar de corregir el rumbo errático de los dirigentes de turno. Lizarraga era de otro estilo. Dueño de una voz tronante, al estilo de los locutores de radio antiguos, sus discursos oscilaban entre la arenga militar y el Sermón de las Siete Palabras. Pero era un hombre ecuánime al que no le dolían prendas para alternar el elogio más amable con la crítica más acerada.
También había otro señor que año tras año subía al estrado para, con paciencia propia del Santo Job y un tono de voz lastimero, exponer que una maldita gotera le arruinaba las tardes futbolísticas pese a pagar una localidad teóricamente cubierta, lo que teniendo en cuenta que antes llovía mucho más, despertaba un cálido sentimiento de solidaridad entre los presentes, incluido los canallas que se seguían riendo de su compañero novato proponiéndole más apuestas ventajistas. Aurtenetxe, siempre solícito, le respondía que trataría de inmediato su problema 'con mucho cariño'. Y así año tras año. Hace tiempo que aquel hombre no ha vuelto a aparecer en las asambleas. Quiero creer que la remodelación de San Mamés cuando el Mundial solucionó sus cuitas.
Se producía por último un conato de discusión sobre si procedía votar a mano alzada o en secreto, urnas mediante, una discusión que la mesa zanjaba con su proverbial habilidad. Ofrecían la posibilidad de la urna, haciendo como un gesto a la secretaria para que sacara el receptáculo, aunque nunca nadie vio alguna, para, a continuación, advertir de que las tortillas de la merienda posterior se estaban enfriando y el vino ya llevaba un tiempo descorchado. Ante tal admonición se votaba a mano alzada y balance, presupuesto y subida de cuotas se aprobaban por un resultado aproximado aunque siempre abrumador, que nunca coincidía con el número de asistentes, pero eso era lo de menos.
Fue Lertxundi quien trasladó la Asamblea al campo cubierto de las instalaciones de Lezama. Su llegada a la presidencia tras unas elecciones tormentosas, vino acompañada ya de un espíritu entre mercantilista y político. De pronto, la Asamblea creció en número de un modo exponencial, y se dividió en facciones. Egido y Lizarraga vieron cómo su estrella perdía brillo ante el advenimiento de una serie de compromisarios que ya no hablaban de pájaros y flores sino de responsabilidad civil, ejecución de avales y váyase señor Lertxundi. El de Portugalete fue el primer presidente del Athletic al que la Asamblea soberana negó dos veces. La primera cuando propuso la ratificación como directivo de Llantada, aquel candidato que a última hora y con nocturnidad no exenta de alevosía, pactó su retirada para facilitar el triunfo de Lertxundi en las urnas a cambio del nombramiento de Clemente como entrenador y un cargo en la Junta. Los socios ratificaron el cambalache en las urnas pero la Asamblea de Compromisarios se negó a pasar por el aro e impidió la entrada del nuevo directivo. Al año siguiente, la misma Asamblea negó, también por primera vez en la historia, la aprobación del presupuesto tras admitir como bueno un balance en el que pocos creían. Fueron los tiempos en los que se dejó ver por primera vez en la tribuna de oradores un joven prometedor llamado Fernando Lamikiz.
Para entonces ya abundaban las cámaras, los micrófonos y los periodistas dispuestos a hacerse eco de lo que ocurría con profusión de pelos, señales y entrevistas a estrellas emergentes como los compromisarios Anta, Zuloaga y algunos otros que muy pronto pasarían del anonimato de su localidad en una tribuna de San Mamés, al brillo cegador de los focos y los flashes.
La época de Arrate no sólo consolidó a los oradores estrella del mandato anterior sino que añadió una nueva especie de compromisario locuaz y agresivo procedente en casi todos los casos de la clase funcionarial. Tipos que disfrutaban del suficiente tiempo libre para leerse la Memoria de cabo a rabo, analizar el balance con precisión de entomólogo, pergeñar estrategias oratorias y preparar preguntas capaces de sorprender al más avezado concursante de televisión. En una ocasión, José Luís Marcaida, alto directivo del BBV, presidente de la Bolsa de Bilbao y a la sazón meticuloso responsable de la economía en la directiva de Arrate, se sorprendió a sí mismo tratando de explicar a un compromisario un diferencial de menos de veinte mil pesetas en una partida menor de un presupuesto de miles de millones. Para entonces ya habían tomado carta de naturaleza los compromisarios que exigían un desglose detallado del capítulo dedicado a viajes 'porque la Real siendo de aquí al lado gasta mucho menos en viajar', y los que en su condición de socios de una teórica empresa que atiende a la razón social de Athletic Club, exigían detalle pormenorizado de los emolumentos de sus empleados, léase futbolistas profesionales. El suplemento seguía levantando pasiones.
Arrate llevó el escenario de Lezama a Euskalduna Jauregia tras un fallido ensayo en un teatro bilbaíno. La Asamblea seguía creciendo a medida que las facciones se consolidaban o se reproducían por partenogénesis. El sobrio escenario del salón de actos de Ingenieros con su bandera y su modesta mesa presidencial con doce directivos, había dado paso a un montaje propio de una convención del partido republicano con un escenario en el que los directivos se sentaban en filas de diez en fondo, decorado de diseño, azafatas, inalámbricos, proyectores, PowerPoint y una batería de urnas con sus correspondientes y reglamentarios interventores.
Fue Javier Uria quien en su breve mandato acabó por fin con la milenaria discusión sobre el suplemento, suprimiéndolo de un plumazo para alegría de la inmensa mayoría, quizá no tanto por el ahorro que les suponía en el bolsillo, sino porque desaparecían un buen numero de oradores que se acababan de quedar sin motivo para subir al estrado. Pero el mandato de Uria conoció lo que a la postre ha venido a suponer la definitiva desnaturalización de la Asamblea de Compromisarios. La irrupción masiva de las televisiones locales culminó el desastre que ya se venía apuntando desde la proliferación de las más variopintas publicaciones y emisoras de radio. Al calor de esta presencia multitudinaria de medios ha surgido como setas después de la lluvia una nueva generación de compromisarios dispuestos a hacer valer el derecho a los cinco minutos de fama que Andy Warhol tuvo a bien conceder en su día a todos los seres humanos. Si el artista hubiera conocido a la masa social del Athletic a lo mejor se lo hubiera pensado dos veces antes de pronunciar la frasecita de marras.
Así las Asambleas que presidieron Ugartetxe, Lamikiz o Ana Urquijo acabaron pareciéndose más a un pleno del Congreso italiano que a una reunión de socios de un club de fútbol. O mejor dicho, a un reality show donde los protagonistas saben de antemano que cuanto más frikis sean ante el micrófono, más cerca estarán de ganarse un puesto en las tertulias de las televisiones locales.
García Macua también tuvo su experiencia el año pasado y la volverá a tener mañana. No ha aguantado la presión y no ha podido sostener su amago de sustituir la presencia masiva de cámaras por un pool. En el pecado llevará la penitencia y solo podrá abandonar Euskalduna Jauregia cuando la madrugada esté muy avanzada. Como se le ocurra recurrir a la vieja estratagema de Aurtenetxe y advertir de que las tortillas se están enfriando antes de que el último orador tenga sus minutos de televisión, puede acabar linchado.

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lunes, 6 de octubre de 2008

Jornada de puertas abiertas del Athletic

El Athletic celebró el domingo en Sevilla una jornada de puertas abiertas en la que solo faltaron los autógrafos. Se abrió el partido con el fallo de Balenziaga y se cerró con el de Amorebieta. En medio, otra cantada de los centrales y un gol, el tercero, que fue un retrato al aguafuerte de lo que fue el partido. Recordemos. El Athletic intentó un contrataque con poca velocidad y menos espíritu, que acabó en corner. El rechace del saque de esquina se fue a un saque de banda a la altura de la frontal del área grande del Sevilla. Puso el balón en juego David López, lo robó el Sevilla y en un contrataque de libro acabó con el balón en la red de Iraizoz. Cualquier parecido con el contragolpe previo que habían intentado los rojiblancos es pura coincidencia.
He visto muchas veces este partido en Sevilla. Incluso he visto adelantarse al Athletic en el marcador jugando francamente bien, para acabar goleado. He visto de todo en el Sánchez Pizjuán, incluso si fuera americano tendría una camiseta conmemorativa de la última victoria en el campo de Nervión con la leyenda, 'Yo estuve allí'. He visto tantas cosas en aquel campo que ya no me extraña nada, ni siquiera el patético partido de este domingo.
El Athletic no empezó mal. Controló el juego y aguantó veinte minutos decorosos. No hacía nada en ataque, pero el Sevilla tampoco se prodigaba en el área de Iraizoz, a pesar de que el portero ya se tuvo que lucir sacando un cabezazo envenenado a una mano. Hasta que llegó la cantada de novato de Balenziaga. Se supone que al menos habrá servido para que el lateral haya aprendido que el ritmo y la velocidad de las acciones en Primera División no tienen nada que ver con lo que ha estado acostumbrado hasta ahora.
Después llegó la catástrofe previsible para un grupo que sale al campo sujetado por pinzas. En cuanto recibe la más leve sacudida se cae con todo el equipo. El Sevilla sin hacer absolutamente nada más que estar bien colocado en el campo, fue recogiendo los regalos de los rojiblancos en su peculiar jornada de puertas abiertas. Hasta Iraizoz tuvo manos de mantequilla. Mal asunto si el portero empieza a fallar, porque era el último agarradero al que se aferraba la afición, y me temo que hasta el equipo, para creer en algo.
Ya tengo dicho que los problemas del Athletic no son de índole táctica ni responden a un determinado esquema. Son mucho más profundos porque no obedecen a una determinada coyuntura, así que no merece mucho la pena hablar del nuevo experimento de Caparrós colocando a Javi Martínez casi como segundo delantero por delante de una línea de cuatro centrocampistas que ni creo ni destruyó; se limitó a estar como un mueble. De la novedad propuesta por Caparrós me quedo con el vértigo que produce que a estas alturas de la película sigamos con experimentos.

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sábado, 4 de octubre de 2008

Joseba Etxeberria se ha ganado un sitio en el corazón de los rojiblancos

Los que siempre tienen motivo para discrepar dirán que ganando dos millones de euros anuales es fácil ser desprendido y hasta rumboso, pero no son pocos los futbolistas profesionales que ganan esa cantidad y a ninguno se le ha ocurrido antes algo que parece tan sencillo como regalar un año de actividad profesional. Al contrario, los futbolistas siempre han apelado a lo corto de su carrera para exprimir al máximo los contratos, incluyendo algún 'braguetazo' de última hora a algún presidente despistado y deseoso de adornar su plantilla con una estrella aunque fuera muy venida a menos y con el brillo a punto de extinguirse.
El gesto de Joseba Etxeberria tiene un valor indudable y pone de manifiesto que el gallo siempre está 'puesto', que en el argot del vestuario quiere decir estar siempre atento a la jugada, y no solo sobre el césped sino en todos los órdenes de la vida.
Joseba se marchará dentro de dos años como un señor dejando abiertas de par en par las puertas del Athletic. Ya las tenía abiertas con su propio historial como rojiblanco, pero semejante despedida le pone alfombra roja para su vuelta. Cuando quiera.
El gallo se ha ganado un sitio para siempre en el corazón de los rojiblancos y su detalle merece la categoría de noticia de mayor alcance que el mero ámbito doméstico. Se enfadaba García Macua porque los periodistas insistían en inquirir por los detalles monetarios de la operación, regodeándose en lo procaz en lugar de ensalzar lo sublime. Lástima que el propio García Macua, tan consciente de la trascendencia de la noticia, la gestionara tan pésimamente, dilatando su oficialización en el tiempo, permitiendo (¿o facilitando?) las inevitables filtraciones y haciendo coincidir la rueda de prensa con la presentación de su proyecto para la cantera. ¿Costaba tanto dedicar un día en exclusiva a cada uno de dos temas tan importantes para la vida del club?

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viernes, 3 de octubre de 2008

Lezama seguirá dando futbolistas... a pesar de todo

Con quince meses de retraso, la directiva que preside Fernando García Macua ha explicado su proyecto para la cantera del Athletic. Uno más. Desde hace algunos años cada presidente o cada junta directiva, o mejor habría que decir, cada candidato a presidir el Athletic, se ha visto en la necesidad de presentar su propio plan para Lezama, arrojando a la papelera lo hecho por su antecesor. Se trata de generar un debate en las elecciones y Lezama es terreno cultivado incluso para aquellos que no han pisado la instalación en su vida ni han visto un partido del juvenil.
El esquema se ha repetido desde la llegada de Lertxundi a Ibaigane allá por 1990. Nuevo máximo responsable de Lezama, nuevos planes, nueva estructuración...y cuatro años después más de lo mismo, y así sucesivamente. Así de memoria recuerdo las novedades que introdujo Lertxundi: el cierre del pasillo interior de la instalación a la prensa, la obligación de todos los entrenadores de rellenar un acta o informe al final de cada sesión de trabajo y, sobre todo, la primera separación entre el fútbol profesional y el de base personificada en las figuras de Txutxi Aranguren y Koldo Agirre como cabezas visibles respectivamente. Antes, en tiempos de Aurtenetxe, el primer equipo era cosa de su entrenador y el resto, de Iñaki Sáez. (Hoy mismo he leído un titular en la prensa que hablaba de 'profesionalizar la cantera'. Eso mismo dijo Lertxundi, 'profesionalizar Lezama', hace dieciocho años. Nada nuevo bajo el sol).
Arrate desmontó aquella estructura y nombró a José Mari Amorrortu, (que había estado a las órdenes de Koldo Agirre) máximo responsable. Llegaron el plan Lezama XXI y la adaptación de los conceptos del fútbol base del Ajax al Athletic haciendo jugar a cadetes, infantiles y juveniles en una categoría un año superior a la de su edad. Se pretendía así evitar que los equipos del Athletic ganaran por goleada cada semana y despertar en los chavales rojiblancos una especie de espíritu de supervivencia enfrentándoles a rivales un año más viejos. Según los especialistas del Ajax esa desventaja en edad pretendía emular lo que ocurría en los partidos que antiguamente se jugaban en la calle, donde la pillería y la astucia acababan convirtiéndose en técnica individual y competitividad. Tomó cuerpo también la idea de la residencia en Derio, a falta de una infraestructura propia en Lezama y hasta se comenzó a hablar de la idea de crear un colegio propio en las instalaciones para que los jugadores pudieran alternar estudios y entrenamientos. La idea quedó desechada por la práctica imposibilidad que suponía crear de la nada una insitución de enseñanza propia con su claustro de profesores, currículum y todo lo que conlleva semejante idea. La residencia de Derio, gestionada por la Fundación Novia Salcedo, fue la solución que los técnicos entendieron más apropiada para sustituir el viejo sistema de pensiones y casas particulares que había usado el Athletic históricamente para albergar a los jugadores de base procedentes de ámbitos alejados de Bilbao. Al cierre de Lezama a la prensa le sucedió el cierre del aparcamiento de los jugadores del primer equipo. El Athletic continuaba aislaándose de su entorno, medios y aficionados. Los nuevos tiempos estaban llegando.
Javier Uria volvió a desmontar todo aquello. Desapareció Amorrortu, creó la figura del director técnico en la persona de Zubizarreta, y le adjudicó un ayudante, Valverde, que en dos años se convirtió nada menos que en el entrenador del primer equipo, y se trajo a un profesor de la Universidad de Granada para dirigir Lezama. El legado más importante (y quizá más pesado para el Athletic) del fallecido presidente fue el gigantismo que se apoderó de Lezama, tanto en el plano físico de la propia instalación, como en el plano humano, con una multiplicación inaudita de empleados y cargos desconocidos hasta entonces. De aquella época es el famoso Plan Dena.
Ugartetxe encabezó la transición hasta Lamikiz, quien llegó con Txema Noriega como máximo responsable de Lezama y rescindió el contrato de Zubizarreta. El Plan Dena murió en apenas un año, y el nuevo equipo propuso algo similar introduciendo diversas modificaciones en el original. El gigantismo no disminuyó.
Ahora García Macua ha presentado su propio proyecto, aunque algunas partes del mismo ya estaban en funcionamiento, como la concentración de los jugadores del cadete de segundo año en un mismo centro de enseñanza. Manifestó Intxaurraga en el acto de presentación su satisfacción por la mejora de los resultados académicos de los chavales. Otras fuentes contrastadas hablaban a finales del curso pasado del centenar de suspensos que había recolectado la plantilla cadete del Athletic en su conjunto. Convendría una explicación más amplia al respecto.
Como convendría una explicación más profunda del sobrecosto que supone la nueva macroestructura de Lezama, con 60 contratos nuevos que, en palabras del máximo responsable, Luis Solar, le supondrán al Athletic un gasto añadido de 150.000 euros, lo que viene a salir a razón de 2.500 euros por cabeza de cada nuevo contratado. Solar debería puntualizar si hablaba de un sobrecosto mensual o anual y junto con Intxaurraga explicar sus criterios aritméticos y lo que ambos definirían como fracaso escolar.
De la prolija explicación que hizo Intxaurraga me quedo con el dato de que a partir de ahora Lezama cuenta con una plantilla de 150 personas. Cuando el Athletic ganó su última Liga, en Lezama trabajaban a tiempo parcial media docena de entrenadores, además de dos preparadores físicos, dos médicos y dos masajistas. Del primer equipo se ocupaba Clemente, sin segundo, tercero, entrenador de porteros ni nada por el estilo. Sólo Manolo Delgado le ayudaba con la preparación física. El 90 por cien de la plantilla del equipo campeón era fruto de Lezama y el Bilbao Athletic acabó segundo en Segunda División. Se dirá que los tiempos han cambiado mucho, pero me temo que mucho más han cambiado otras cosas en el Athletic. Y no precisamente para bien.
Pero a pesar de todo, Lezama seguirá proporcionando jugadores al Athletic. Siempre lo ha hecho. Con Aurtenetxe y con Lertxundi; con Arrate, con Uria o con Lamikiz. Y también lo hará con García Macua. Habrá años que saldrán más y otros menos. Siempre ha sido así. No estoy diciendo que surjan por generación espontánea; sencillamente estoy sosteniendo que el fútbol es mucho más simple de lo que nos quieren hacer creer los que viven de él.

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