lunes, 22 de diciembre de 2008

Esto ya es otra cosa

Desde las alturas del puesto doce de la tabla las cosas se ven de otra manera. No es que sea una altura como para que te de un ataque de vértigo, pero teniendo en cuenta de dónde venimos, la nueva ubicación se antoja el séptimo cielo. Es lo que tiene enlazar un par de resultados: que te disparas en la clasificación. Y el Athletic ha hecho algo más que enlazar un par de resultados. En concreto, ha enlazado cuatro, tres victorias y un empate (que debió ser otra victoria de no mediar el fallo de Iraizoz). Diez puntos de doce posibles son incluso algo más de lo esperado por los más optimistas. Son una tacada excelente que si se administra bien, puede marcar un punto de inflexión en la temporada.
De momento, el margen de seis puntos del que disfruta el Athletic sobre el descenso, le permite afrontar con otra tranquilidad los próximos compromisos. No se trata de hacer las cuentas de la lechera, pero observar que el próximo visitante de San Mamés es el Espanyol, anima a otear el horizonte con cierto optimismo, tanto por el margen clasificatorio como por lo que este equipo empieza a apuntar.
Se dirá que el Betis acusó tres ausencias determinantes en su centro del campo, y es verdad. Pero también al Athletic le faltó Iraola de salida y, no solo eso, sino que tuvo que rehacer en los primeros veinte minutos toda su banda derecha, ya de por sí improvisada con Murillo como lateral. Una competición tan larga como la Liga da para circunstancias de todo tipo, y las ausencias son una de ellas. El factor suerte también se manifiesta en este tipo de situaciones. A veces la fortuna te lleva a enfrentarte a un equipo que atraviesa un mal momento y te aprovechas. No es lo mismo jugar contra uno de los rivales de arriba cuando viene o va a jugar un partido internacional decisivo, que en otra fase del calendario. Claro que no es lo mismo visitar el campo del Betis cuando el propietario está en racha o cuando está remendado. Pero eso no quita un ápice de mérito a la victoria del Athletic que, apurando el argumento, debió ser incluso más amplia.
El gran trabajo de Orbaiz y Javi Martínez fue suficiente para ganar la batalla del centro del campo. Yeste aportó pausa (a veces demasiada) y Susaeta ocupó con solvencia el puesto de un David López a quien la lesión le corta una trayectoria ascendente. Arriba, Llorente volvió a ser una pesadilla para el equipo contrario y Vélez dio un pasito más en su crecimiento. Porque Vélez es un jugador en crecimiento. Es posible que su techo no sea muy alto, está por ver, pero lo cierto es que el chaval aporta más cosas cada día y se está desvelando como una excelente pareja de baile para Llorente. La presencia de dos delanteros grandes pero de más que aceptable movilidad, le permite al Athletic mantener una línea de ataque que impide alegrías a los rivales. Otra cosa es que los compañeros más retrasados abusen del envío largo buscando las cabezas de sus delanteros.
Si hay que poner un pero al buen trabajo de los rojiblancos en el Villamarín, hay que recordar su escasa autoridad en el tramo final del partido. A medida que transcurrían los minutos y la victoria de acercaba, el equipo se fue achicando, cediendo demasiados metros y, sobre todo, demasiado balón, a un rival que había sido inferior. El Athletic le dio vida al Betis cuando puedo haberlo rematado mucho antes, y esa actitud condenó a los rojiblancos a pasar algún apuro, más fruto del temor que de la peligrosidad real del rival, en los últimos minutos. No hubiera sido justo que una jugada desgraciada o un acierto aislado de algún contrario hubieran desbaratado la victoria. Pero la posibilidad existió hasta el último minuto y fue más fruto del miedo a ganar del Athletic que del empuje del Betis. Es de esperar que ahora, mucho más desahogados en la tabla, ese miedo a ganar también desaparezca y de paso a un equipo más solvente desde el primero hasta el último minuto de cada partido.

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miércoles, 17 de diciembre de 2008

La misma historia repetida

Los compromisarios del Athletic siguen el modelo electoral que siguieron los franceses después de la guerra. Amagaban con votar a la izquierda en la primera vuelta, para acabar eligiendo un presidente de derechas en la segunda y definitiva. Algo así han repetido los socios rojiblancos con derecho a acudir a la Asamblea hasta en tres ocasiones. Se pusieron contestatarios por primera vez en la historia durante el mandato de Lertxundi, a quien negaron un presupuesto tras aprobarle el balance, para aceptarle después unas cuentas retocadas en una Asamblea Extraordinaria. En aquel caso, lo de Extraordinaria puede emplearse en el más amplio sentido de la palabra, porque extraordinarios fueron algunos hechos que ocurrieron entonces, incluido el desmayo de un orador cuando se encontraba en el uso de la palabra.
Por segunda vez, y digamos que en justa correspondencia sin que hagan falta más explicaciones, los compromisarios le volvieron a negar un presupuesto a un presidente. Le ocurrió a Arrate en su primera comparecencia. Pidió un incremento de la cuotas fuera de lo normal para tratar de ajustar unas cuentas que habían quedado más que descuadradas en la época de Lertxundi, tal y como se encargaron de denunciar, por cierto, un par de años antes los propios compromisarios.
En este caso, ocurrió un hecho si cabe más sorprendente que en la anterior ocasión. Arrate no movió ni una coma de los presupuestos que le rechazaron, pero eso no fue óbice para que los mismos compromisarios que le negaron su voto a la primera, cambiaran de opinión en la Asamblea Extraordinaria.
Ahora le ha ocurrido a García Macua y el asunto se ha solucionado como en los dos casos anteriores: a la segunda y sin más explicaciones ni motivos que justifiquen el giro copernicano de los compromisarios.
Cuando las cosas ocurren una vez, estamos ante un hecho; cuando suceden dos veces puede obedecer a la casualidad. Si pasa por tercera vez hay que empezar a pensar en algo más estructural.
Entre los elementos comunes que concurren en los tres casos destaca eso que en los medios se ha dado en llamar 'cocina'. Se trata de ablandar a los compromisarios con reuniones previas, campañas de concienciación a través de los medios y un cierto trato digamos que deferente, con los oradores más agresivos. Lo que en el habla popular se denomina dorar la píldora. Más se convence con miel que con hiel, y los compromisarios del Athletic han dado sobradas muestras de rendirse al halago con armas y bagajes.
Pocos, probablemente ni algunos de los que votaron en contra, entendieron la negativa a aprobar el presupuesto de la anterior Asamblea, y pocos entenderán el cambio del sentido del voto en la segunda. Lo que probablemente ocurra en el fondo es que no haya nada que entender; que el funcionamiento y las decisiones de la Asamblea de Compromisarios entren en la categoría de las ciencias ocultas. ¿A qué huelen las nubes?. ¿Cómo votan los compromisarios del Athletic?. Pues eso.
En cuanto al cambio de Estatutos y la elección de Urrutia y Andrinua como representantes de los socios, tampoco hubo sorpresas. De pronto hay un convencimiento unánime entre los socios rojiblancos de que los Estatutos del club conforman una literatura más penosa que las novelas de Marcial Lafuente Estefanía. Todos, sin excepción, lamentan en público y en privado, las calamidades que le acarrean al club la recogida de avales de los candidatos, o el método para nombrar compromisarios. A muchos se les abren las carnes comprobando que hay directivos perpetuados en el poder, cuya figura en el palco empieza a resultar tan familiar como la del busto de Pichichi. Nadie, sin embargo, reconoce que ha votado a esos directivos, o les ha firmado el aval. Nadie, en cualquier caso, se ha parado a reflexionar que los Estatutos no son necesariamente el mal del Athletic, sino que lo son los directivos, presidentes y candidatos que los prostituyen y los interpretan a su antojo. Nadie se ha parado a pensar que los nuevos Estatutos, aunque los redacte una comisión delegada de la ONU, ofrecerán flancos y rendijas por las que se colarán los listillos de turno.
La elección de Urrutia y Andrinua es la prueba del nueve. Hablamos de fútbol así que son los futbolistas quienes más tienen que decir. Los expertos en demoscopia suelen establecer el nivel de conocimiento que de los candidatos tienen los votantes, como uno de los elementos destacables en las encuestas. La gente suele votar a quien conoce. Eso es lo que han hecho los compromisarios del Athletic. Ahora solo cabe pedir a los dioses de los estatutos que inspiren a nuestros constituyentes para que alumbren un texto en el que no quepan trapicheos de votos y firmas por invitaciones; contratos de aquella manera, tráfico de pins y camisetas firmadas; egolatrías enfermizas y demás miserias atribuirles solo al texto actual y en ningún caso, válgame Dios, a nuestros dirigentes, socios, aficionados, colegas, compañeros de trabajo, conmilitones de partido, avalistas, clientes, amigos, vecinos, conocidos y demás familia.

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domingo, 14 de diciembre de 2008

Sporting forever

El viejo periodismo definiría al Sporting como el simpático equipo gijonés. Un clásico. El calificativo de simpático aplicado a un equipo de fútbol puede ser tomado como sinónimo de inocente. Los equipos simpáticos, según el canon del viejo periodismo, son aquellos que tratan de jugar al fútbol, no dan guerra y pierden con deportividad. El grado de simpatía de los equipos suele estar pues en función de la resistencia que opongan a caer derrotados. Así hay equipos simpáticos que dejan de serlo de un año para otro, cuando les da por enseñar los dientes y vender caras sus derrotas. No te digo nada cuando se les ocurre empezar a ganar. El Deportivo fue durante muchos años el simpático equipo coruñés que, como reza la viejuna letra del himno del Real Madrid, cuando perdía daba la mano. Eran otros tiempos. También el Betis ha sido muchos años el simpático equipo andaluz, aunque para simpático y andaluz, nadie como el Cádiz. ¡Qué manera de perder!
Siguiendo los cánones del viejo periodismo, el Sporting es para el Athletic el equipo más simpático del orbe futbolístico. No se puede ser más simpático que los asturianos cuando se enfrentan al Athletic. Me cuesta encontrar en mi memoria alguna derrota del Athletic ante el Sporting. Por el contrario he visto goleadas en San Mamés y partidazos en El Molinón, sobre todo frente a aquel grandioso equipo de los Castro, Cundi, Jiménez, Maceda, Joaquín, Mesa, Ferrero, Quini y compañía. El Athletic ganó en El Molinón hasta la temporada de Stepi, que fue como una translación al fútbol del famoso año del hambre. El Athletic debería mover las muchas influencias que dicen que tiene en la Federación para conseguir la aprobación de un Reglamento que contemple la permanencia perpetua del Sporting en Primera.
Se esperaba con preocupación la visita del Sporting a San Mamés, pero nada ha cambiado en estos diez años de ausencia de los asturianos en la categoría. Siguen siendo un equipo simpático a más no poder. Gente joven en sus filas, alegría a la hora de mover el balón, buenas intenciones futbolísticas y una consistencia como de natilla a la hora de defender. Durante los tres minutos que el marcador permaneció igualado en San Mamés suyo fue el balón y suyo el juego, mientras el Athletic no encontraba el sitio en el campo. La primera vez que llegó la pelota al área asturiana, Llorente cayó derribado con estrépito y Pérez Burrull señaló el punto de penalti con un donaire que ya me gustaría verle cuando ese punto de penalti sea del Madrid o del Barcelona, por decir dos nombres. El propio delantero se encargó de marcar el primer gol y a partir de ahí, ya todo fue mucho más fácil.
El viejo periodismo también hubiera dicho que San Mamés fue escenario de un clásico choque norteño sobre un terreno pesado y bajo la incesante lluvia. Menos lobos. No niego que se dieran las condiciones descritas, pero el partido no fue por ahí, ni mucho menos. Iraola marcó el segundo cazando casi sobre la raya un balón que sobrevoló el área pequeña de izquierda a derecha y de derecha a izquierda y David López hizo el tercero en plan de lujo, cazando al vuelo con mucha clase un servicio de calidad de Yeste. En media hora el asunto quedó finiquitado. Tres a cero al descanso que les sirvió a los asombrados espectadores para improvisar un trivial en el intermedio. ¿Hace cuánto que no llegábamos 3-0 al descanso? se preguntaban unos y otros mientras se frotaban las manos.
La suerte del partido pendió de un hilo en el segundo tiempo. Si el Athletic llega a acertar alguna de las ocasiones que tuvo en el primer cuarto de hora, a lo mejor estábamos hablando de una goleada de abrigo. Como no ocurrió así, el simpático equipo asturiano pudo seguir enseñando al público lo bonito que puede jugar durante horas sin llegar a pisar el área contraria y evitó el chaparrón de goles.
El susto que dio Gurpegui a la parroquia aceleró el final del partido. Pérez Burrull, con muy buen criterio, lo dio por finalizado apenas cumplido el minuto 90 cuando debió descontar casi diez minutos entre los cambios, la doble lesión del portero asturiano y de Gurpegui y la interrupción que provocó el propio colegiado. Pero con 3-0 en el marcador y el Sporting con un jugador de campo haciendo de portero, prolongar el partido hubiera sido una crueldad innecesaria.
El Athletic consiguió una victoria tan clara como merecida que le aleja tres puntos del descenso, lo que puede desatar la habitual euforia del nuevo periodismo, que ya preguntaba en la sala de prensa a Caparrós si es llegada la hora de mirar hacia arriba, nada menos. Probablemente no caía en la cuenta de que en esta competición pocos equipos encontrará el Athletic tan simpáticos como el Sporting. El propio técnico de Utrera les sacó de su ensoñación recordándoles lo rápido que en el fútbol se pasa de vestir el hábiro religioso a ponerse una minifalda roja y agitar un bolso en una esquina. Lo dijo con otras palabras, claro, para asegurarse de que le entendían. La vieja rudeza de expresión de los entrenadores de fútbol. Otro clásico que no sé yo cómo sentará al colectivo feminista o, sin ir más lejos, a las componentes del equipo femenino.

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domingo, 7 de diciembre de 2008

¿Tenemos portero?

Siguiendo inveterada costumbre, el periodismo local, los tertulianos y la afición en general vio al sucesor de Iribar y Zubizarreta en un portero que jugó trece partidos, trece, la pasada temporada. Son las cosas que tiene el creer en los milagros. El mencionado portero era el suplente del Español, en el que el titular era Kameni. Nada de Yashine, o Gordon Banks. Ni siquiera N'Kono, por aquello del color y los antecedentes. El fichaje del portero también tuvo su historia. Dicen las malas lenguas, y las no tan malas, que su precio subió a última hora o por la mala cabeza de los compradores, o por todo lo contrario, lo que hace ocioso cualquier comentario añadido.
Pero todo se dio por bien empleado ante las actuaciones del nuevo portero. Su llegada permitió enseñar la puerta de salida a uno de los que estaban y relegar, hasta la humillación al otro que se quedó. Pero nada importaba. Teníamos portero, por fin, y tanto portero teníamos que cuando se lesionó, se fichó a toda prisa a otro suplente, esta vez del Cádiz, para que defendiera la misma portería que defendieron Lezama, Carmelo o Iribar, por hacer una cita histórica.
El sucesor de Iribar y Zubizarreta empezó a preocupar la siguiente temporada. Este año, Gorka Iraizoz ha dado muestras de un nerviosismo inexplicable, manos de mantequilla y nervios cercanos al baile de San Vito a la hora de sacar de puerta. Problemas misteriosos, influencia del entrenador de porteros con su cámara que lo graba todo... Aficionados, tertulianos y periodistas especulaban con las razones de semejante cambio, sin querer reconocer en ningún momento que quizá, solo quizá, se precipitaron en su primer diagnóstico. Claro que a nadie le gusta rectificar, por mucho que le atribuyan al acto virtud de sabios. La temporada pasada (doce partidos) teníamos no un portero, sino un porterazo y este año volvemos a tener solo un montón de dudas debajo de los palos. ¿Qué ha pasado?. Quí lo sá, contestaría un italiano.
En Santander el Athletic perdió dos puntos de oro por culpa del portero. Es lo que tiene ser el último hombre del equipo. Que cuando fallas es gol en contra y tú eres el culpable. Qué le vamos a hacer. Se dirá que si fulanito no llega a fallar en el área contraria o si menganito acierta con aquel remate a última hora... Se dirá lo que se quiera, pero el Racing le marcó un gol al Athletic sin rematar ni una sola vez entre los tres palos durante todo el partido. Manda huevos, que diría el simpar Trillo.
Es verdad que en el gol que marcó Yeste el balón se envenenó tanto tocando primero en un defensor y luego en el suelo, que cabe atribuir el tanto a la fortuna. Pero el Athletic al menos buscó su suerte en el Sardinero, algo que el Racing no hizo en ningún momento. De la alineación que presentó Caparrós no merece la pena hablar por dos razones: porque que juegue unos u otros es irrelevante y porque por mucho que hablemos no sacaremos nada en limpio. De la posición de Yeste escorado a la banda, más de lo mismo. Llueve sobre mojado.
Jugaron los rojiblancos un partido discretito, pero les bastó con mantener el orden y la concentración para anular a un rival que no es ni la sombra del que sorprendió el año pasado. El Racing se parece más a lo de todas las temporadas, es decir, a un equipo mediocre que tiene que correr y luchar mucho más que el rival para imponerse. No tiene otras virtudes el equipo cántabro, o sea, que se parece mucho al Athletic, y como a los leones a honrados no les gana nadie, el equipo local nunca pudo aspirar a nada más que el empate.
Ni siquiera el hecho de jugar el último cuarto de hora en inferioridad por la expulsión de Orbaiz, dislocó las líneas rojiblancas. Gurpegui ya llevaba unos minutos sobre el terreno y su presencia fue suficiente para mantener la solidez defensiva de un equipo que jugaba favor de marcador.
Nada hacía presagiar que el Athletic podría encajar un gol. Nada hasta que llegó el centro de Colsa que Iraizoz se tragó en una cantada de las que hacen época. Los tres puntos hubieran desahogado al equipo en la clasificación y hubieran supuesto una inyección de moral importante. El error del portero sumerge a todos en un mar de dudas. Tenemos portero o no tenemos portero. A las siete de la tarde del domingo los aficionados se tomaban la pregunta como una ofensa personal. A Iraizoz le toca despejar las dudas con más contundencia que con la que últimamente despeja los balones.

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viernes, 5 de diciembre de 2008

Descarga de basura

Hace bien el Athletic en responder con el silencio a la descarga de basura que le está llegando en los camiones de un determinado pool de comunicación que, aunque no coindicida exactamente en cuanto a organización empresarial, va de la mano en cuanto a ideología y métodos. De todas formas el mal ya está hecho y aunque todo este escándalo quede en agua de borrajas, la imagen del club resultará dañada porque nunca faltarán los que se encarguen de recordar todo este asunto dentro de cien años.
Qui prodest?. ¿A quién beneficia sacar a la luz ahora una presunta conversación presuntamente grabada hace año y medio?. Es la pregunta que hay que responder para entender lo que está pasando, pero confieso que yo al menos, no tengo esa respuesta. Hay quien relaciona el llamado 'escándalo Levante' con el denominado 'escándalo Jesuli', otro que tal. No veo dónde puede estar la relación más allá de que ambos hayan estallado en la misma órbita mediática de la ultraderecha española. Hay quien afirma que se trata de una venganza del anterior presidente del Levante contra los actuales rectores del club valenciano. Una tercera corriente, que creo que no va del todo desencaminada, apunta la idea de que se trata de una operación contra Villar, cuyo nombre aparece, de manera forzada y cogida por pinzas, en la presunta conversación presuntamente grabada.
No he tenido ocasión de escuchar al grabación en directo, y mi conocimiento de la misma se remonta a la lectura dramatizada de la misma que hicieron los colegas de Radio Euskadi la misma noche del miércoles, en el más puro estilo de aquellas radionovelas como Ama Rosa o Simplemente María, y a la lectura de los textos con la transcripción que se han ido publicando aquí y allá. Me faltan muchos matices, el tono de las voces, los sonidos de fondo... para poder interpretar cuánto hay de verdad y cuánto de montaje en todo esto. Para poder discernir quién fue el autor de la grabación, si los grabados sabían que estaban siendo escuchados por terceras personas...
Me faltan demasiados elementos como para hacerme una composición de lugar que me permita tener una opinión fundamentada. Pero lo que conozco hasta ahora me huele a montaje puro y duro. Más cuando en la edición de hoy mismo del periódico que 'destapó' el 'escándalo Jesuli', titulan en primera página con un inquietante 'El Athletic calla mientras aparecen nuevas pruebas del presunto fraude con el Levante'. Semejante titular de llamada en primera página se contradice con lo que ese periódico publica en sus páginas interiores. 'El técnico Abel Resino y los jugadores Reggi y Rubiales se desmarcan', 'Todo es mentira', 'El presidente el Levante niega el amaño del partido contra el Athletic y la conversación con Villar'. 'Ettien: "Yo no cobré nada", rezan los titulares que encabezan la información del caso. Que la realidad no te estropee un buen titular, es el lema de cabecera del director de ese periódico. Y a fé que cumple con la máxima día sí y día también.
Los que están agitando las aguas afirman que lo hacen en beneficio del fútbol, para salvarlo de la corrupción y mantener la pureza del deporte, dicen. Mienten. La pureza del fútbol les importa tanto como un accidente de bicicleta en Pekin, como dijo una vez Heynckes. Estoy seguro de que algunos-as de los que están escribiendo y hablando de estos asuntos no han ido al fútbol en su vida. Buscan otra cosa. Descubrirlo aclararía muchas cosas.
Supongo que la pureza que estos que ahora descargan tanta basura pretenden buscar, la podrían encontrar en la seráfica Liga del Vaticano, y aún así tengo mis dudas. En una competición profesional, de cualquier deporte, en cualquier país, hace mucho tiempo que esa pureza coubertiniana cayó en el olvido. En diez minutos, con una grabadora barata y dos actores aficionados, podría montar yo mismo una conversación perfectamente verosímil dando las claves de aquella Liga que ganó el Barcelona en la última jornada, aquella Copa de Europa que ganó el Real Madrid eliminando sucesivamente a los campeones de Finlandia, Islandia y San Marino, o aquel histórico ascenso del Bembibre Balompié de Segunda Regional a Primera Preferente. A lo mejor, es lo que debería de hacer el Athletic: preparar media docena de escabrosas conversaciones grabadas y filtrarlas a los medios.

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