Los compromisarios del Athletic siguen el modelo electoral que siguieron los franceses después de la guerra. Amagaban con votar a la izquierda en la primera vuelta, para acabar eligiendo un presidente de derechas en la segunda y definitiva. Algo así han repetido los socios rojiblancos con derecho a acudir a la Asamblea hasta en tres ocasiones. Se pusieron contestatarios por primera vez en la historia durante el mandato de Lertxundi, a quien negaron un presupuesto tras aprobarle el balance, para aceptarle después unas cuentas retocadas en una Asamblea Extraordinaria. En aquel caso, lo de Extraordinaria puede emplearse en el más amplio sentido de la palabra, porque extraordinarios fueron algunos hechos que ocurrieron entonces, incluido el desmayo de un orador cuando se encontraba en el uso de la palabra.
Por segunda vez, y digamos que en justa correspondencia sin que hagan falta más explicaciones, los compromisarios le volvieron a negar un presupuesto a un presidente. Le ocurrió a Arrate en su primera comparecencia. Pidió un incremento de la cuotas fuera de lo normal para tratar de ajustar unas cuentas que habían quedado más que descuadradas en la época de Lertxundi, tal y como se encargaron de denunciar, por cierto, un par de años antes los propios compromisarios.
En este caso, ocurrió un hecho si cabe más sorprendente que en la anterior ocasión. Arrate no movió ni una coma de los presupuestos que le rechazaron, pero eso no fue óbice para que los mismos compromisarios que le negaron su voto a la primera, cambiaran de opinión en la Asamblea Extraordinaria.
Ahora le ha ocurrido a García Macua y el asunto se ha solucionado como en los dos casos anteriores: a la segunda y sin más explicaciones ni motivos que justifiquen el giro copernicano de los compromisarios.
Cuando las cosas ocurren una vez, estamos ante un hecho; cuando suceden dos veces puede obedecer a la casualidad. Si pasa por tercera vez hay que empezar a pensar en algo más estructural.
Entre los elementos comunes que concurren en los tres casos destaca eso que en los medios se ha dado en llamar 'cocina'. Se trata de ablandar a los compromisarios con reuniones previas, campañas de concienciación a través de los medios y un cierto trato digamos que deferente, con los oradores más agresivos. Lo que en el habla popular se denomina dorar la píldora. Más se convence con miel que con hiel, y los compromisarios del Athletic han dado sobradas muestras de rendirse al halago con armas y bagajes.
Pocos, probablemente ni algunos de los que votaron en contra, entendieron la negativa a aprobar el presupuesto de la anterior Asamblea, y pocos entenderán el cambio del sentido del voto en la segunda. Lo que probablemente ocurra en el fondo es que no haya nada que entender; que el funcionamiento y las decisiones de la Asamblea de Compromisarios entren en la categoría de las ciencias ocultas. ¿A qué huelen las nubes?. ¿Cómo votan los compromisarios del Athletic?. Pues eso.
En cuanto al cambio de Estatutos y la elección de Urrutia y Andrinua como representantes de los socios, tampoco hubo sorpresas. De pronto hay un convencimiento unánime entre los socios rojiblancos de que los Estatutos del club conforman una literatura más penosa que las novelas de Marcial Lafuente Estefanía. Todos, sin excepción, lamentan en público y en privado, las calamidades que le acarrean al club la recogida de avales de los candidatos, o el método para nombrar compromisarios. A muchos se les abren las carnes comprobando que hay directivos perpetuados en el poder, cuya figura en el palco empieza a resultar tan familiar como la del busto de Pichichi. Nadie, sin embargo, reconoce que ha votado a esos directivos, o les ha firmado el aval. Nadie, en cualquier caso, se ha parado a reflexionar que los Estatutos no son necesariamente el mal del Athletic, sino que lo son los directivos, presidentes y candidatos que los prostituyen y los interpretan a su antojo. Nadie se ha parado a pensar que los nuevos Estatutos, aunque los redacte una comisión delegada de la ONU, ofrecerán flancos y rendijas por las que se colarán los listillos de turno.
La elección de Urrutia y Andrinua es la prueba del nueve. Hablamos de fútbol así que son los futbolistas quienes más tienen que decir. Los expertos en demoscopia suelen establecer el nivel de conocimiento que de los candidatos tienen los votantes, como uno de los elementos destacables en las encuestas. La gente suele votar a quien conoce. Eso es lo que han hecho los compromisarios del Athletic. Ahora solo cabe pedir a los dioses de los estatutos que inspiren a nuestros constituyentes para que alumbren un texto en el que no quepan trapicheos de votos y firmas por invitaciones; contratos de aquella manera, tráfico de pins y camisetas firmadas; egolatrías enfermizas y demás miserias atribuirles solo al texto actual y en ningún caso, válgame Dios, a nuestros dirigentes, socios, aficionados, colegas, compañeros de trabajo, conmilitones de partido, avalistas, clientes, amigos, vecinos, conocidos y demás familia.
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3 comentarios:
Es como un cuento que se repitiera una y otra vez.
Aunque cuando oí las explicaciones de cuando lo de Lertxundi que me dio cierto candidato a la presidencia en unas elecciones posteriores fue aún más deprimente.
Si al final tendré que dar la razón a Mikel ;-)
¡NO! ¡A Mikel no!. Sólo le falta que le des la razón en sus teorías sobre el fútbol para que nos machaque a placer. Bastante fácil se lo estamos poniendo ya. :-)
Creo que conocerás un artículo de opinión de Patxi Larrea que yo he leído en Izaronews, pero que ya circula por la calle.
Me ha dejado un tanto preocupado; quizás tengas algo que comentar.
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