lunes, 27 de abril de 2009

Luz en medio del barullo

Sporting fuera y Betis en San Mamés, antes de la final. Espanyol en Montjuic, Atlético de Madrid para cerrar la temporada en San Mamés y Valencia como último capítulo. Éste es el horizonte que vislumbra desde la atalaya de los cuarenta puntos el Athletic después de las dos victorias consecutivas de esta semana. El arreón del Espanyol ha comprimido la tabla por la zona hasta el punto de que esta doble victoria sólo le ha dado al Athletic un rédito de tres puntos sobre el descenso. Fue a Soria con cuatro puntos de margen y prepara su viaje a Gijón con siete. Entonces visitó a un equipo que se jugaba la vida y ahora irá al campo del equipo que marca la línea del descenso. Una victoria en El Molinón certificaría la permanencia a falta de un solo punto de la precisión aritmética. Una derrota acercaría de nuevo el descenso a los cuatro puntos de hace una semana. Mejor no lanzar las campanas al vuelo todavía, aunque el cuerpo pida hacerlo.
Diecisiete tarjetas amarillas, y cinco jugadores de campo y un auxiliar expulsados. Resulta imposible sustraerse a escribir del colegiado, el gallego Bernardino González Vázquez, que convirtió el segundo tiempo del partido contra el Racing en una crónica de sucesos, por su mala cabeza y su mano ligera. Por momentos, dio la impresión de que los jugadores entendieron por dónde iba el árbitro y se dedicaron a buscar el regate que provocara el contacto. Susaeta fue el mejor en esa suerte. Él solo eliminó a medio Racing cargando a sus jugadores de tarjetas.
Es difícil sustraerse de la actuación de colegiado para analizar el partido porque su influencia resultó determinante en su desarrollo y desenlace. Cuando pitó un penalti inexistente contra el Athletic adornándolo además con la expulsión de Yeste, sobrevoló sobre San Mamés el fantasma de una injusticia de proporciones extraordinarias. El Athletic había pasado por encima del Racing durante toda la primera mitad y si se fue al descanso con solo dos goles de ventaja, fue porque Llorente y Toquero habían desperdiciado algunas ocasiones clamorosas. Sólo con lo que fallaron los rojiblancos en la boca del gol pueden ganar algunos equipos varios partidos. Pero el penalti en contra y la inferioridad numérica ponían al Athletic en un brete con media hora larguísima por delante.
Bastaron los diez primeros minutos del segundo tiempo para que el partido diera un giro copernicano. La entrada de Colsa y Jonathan cambió la cara del Racing, que pasó a tomar la iniciativa y a merodear el área de Iraizoz. El portero se tuvo que emplear a fondo en un balón envenenado sobre el área pequeña, tuvo que desviar a corner un remate intencionado y finalmente el larguero acabó repeliendo un durísimo disparo desde el borde del área. Esta fue la secuencia en los diez minutos anteriores al penalti y la expulsión de Yeste. Un Racing cada vez más crecido y un Athletic absurdo entregando metros y balón al rival. Consumado el lanzamiento desde los once metros y con Yeste en la ducha, San Mamés se aprestó a sufrir mientras rumiaba la tercera expulsión en tres partidos. No contaba, todavía, con la actuación del árbitro. El sufrimiento solo duró siete minutos, los que mediaron entre la roja de Yeste y la expulsión de Marcano. Otra vez en igualdad numérica, el Athletic pudo reorganizarse mal que bien y sacudirse un dominio que empezaba a ser agobiante. Falta va, bronca viene, fueron pasando los minutos hasta que en el 81 Pinillo vio su segunda amarilla. Pero ni la superioridad numérica tranquilizó a un Athletic que perdía a Etxeita y a Iraola por problemas físicos. La presencia en el campo del debutante Eneko Bóveda y del olvidado Murillo aumentaba, más si cabe, el aspecto surrealista del partido. De hecho, el colegiado había retrasado unos minutos el debut de Bóveda. Estaba ya el chaval preparado para salir a tapar agujeros tras la expulsión de Yeste, cuando sobrevino la expulsión de Marcano y Caparrós se lo pensó mejor. Pero el desbarajuste era de tales proporciones que obligó a Orbaiz a cometer una falta en el centro del campo impropia de su estilo de jugador, para cortar un contrataque en el minuto 94. De locos. Un minuto después, el colegiado tuvo tiempo todavía de expulsar a Jonathan a petición popular. La jugada le pilló de espaldas, pero eso no fue cortapisa suficiente para frenar su furor tarjetero.
Al final del barullo, el Athletic acabó viendo la luz. Qué hubiera pasado si el colegiado deja seguir jugando once contra once en el segundo tiempo, mejor ni preguntarlo. Serían solo cábalas que no conducirían a ninguna parte. Pero los diez primeros minutos de la segunda parte, deberían animar alguna reflexión. Sobre todo después de unos primeros cuarenta y cinco minutos tan primorosos.

llévame a Menéame Menéame mira lo que se habla en la blogosfera Technorati: Athletic lleva este post a los favoritos de Google GBookmarks: marcar

viernes, 24 de abril de 2009

Yo también quiero un pack VIP para la final

Había oído hablar de ello hace unos días, pero me lo tomé como una leyenda urbana. Hoy Deia oficializa la historia con su publicación. Me refiero a la venta de unos denominados packs VIP para la final por parte del Athletic al módico precio de 2.000 euros. El paquete (que eso es lo que quiere decir pack en castellano) incluye, además de una entrada en tribuna, el viaje en avión, dos noches de hotel, acceso a la zona VIP de Mestalla y diversa cacharrería conmemorativa, desde camisetas hasta un pin. A todo lujo y todo confort, como se puede apreciar.
A la vista de cómo y dónde se publica la noticia, se me ocurre una consideración a botepronto y me viene un recuerdo a la cabeza.
La consideración: la noticia se publica en Deia y del texto de Pako Ruiz se deduce su génesis: La oferta llega a alguna empresa y alguien, poco amigo de García Macua y amigo de Deia, le cuenta la historia a Pako. Al margen de cualquier otra valoración, se me ocurre que García Macua no debe de estar muy convencido de que la historieta del pack VIP sea muy popular. Si lo estuviera, habríamos leído la noticia en el Correo, bajo la firma de JOL, su oficioso portavoz oficial. Es donde leemos las informaciones referentes al Athletic desde que García Macua y los suyos están en Ibaigane. Que haya salido en Deia otorga al asunto un halo como de clandestinidad descubierta.
El recuerdo: Hace unos cuantos años, muchos diría yo, estábamos en un modesto campo de fútbol de Bélgica que, sin embargo, ya disponía de una zona VIP que no tenía nada que ver ni por decoración ni por lujo, con el resto de aquella instalación tirando a cutre, en la que los aficionados locales se estaban poniendo ciegos a salchichas y cerveza antes del partido. Por entonces, este tipo de instalaciones ya eran muy comunes en todos los campos europeos. Periodistas y directivos comentábamos entre salchicha y salchicha, la posibilidad de habilitar en San Mamés una instalación parecida por la evidente oportunidad de negocio que presentaba, hasta que uno de aquellos directivos argumentó la imposibilidad de hacerlo con estas o muy parecidas palabras: "Nosotros no podemos hacer esto en San Mamés. Nuestra gente es distinta y no está acostumbrada a estas cosas. ¿Dónde pondrías esto?. ¿Sólo en Tribuna? Si haces estas distinciones entre nuestra gente, nos tirarían piedras, y con razón". Está claro que desde aquella conversación ha pasado mucho tiempo. Demasiado.
Por cierto, el triunfo del Espanyol aprieta la clasificación por abajo. Los tres puntos de Soria sólo nos han servido para sumar uno más de diferencia sobre el descenso. Hay que ganar al Racing sí o sí.

llévame a Menéame Menéame mira lo que se habla en la blogosfera Technorati: Athletic lleva este post a los favoritos de Google GBookmarks: marcar

miércoles, 22 de abril de 2009

No está todo hecho todavía

Alivio de luto. Así se llamaba antiguamente a la ropa que sustituía paulatinamente las vestimentas negras de las viudas, el luto riguroso. Estaba el Athletic de luto, luto riguroso, viudo de victorias y ayuno de alegrías hasta llegar a Soria, una ciudad que tampoco es de un voluptuoso tipo Río de Janeiro, precisamente. Pero ha sido allí donde los de Caparrós han empezado a ver la vida con una cierta gama de colores otra vez. No está todo hecho, ni mucho menos, pero el paso dado en Los Pajaritos es como para contratar a María Jesús, la del acordeón, y hacerle los coros.
En Soria había que ganar o ganar y el Athletic cumplió con su obligación pese a que tuvo que vencer primero a un par de los varios enemigos que tiene en casa. A la mala suerte general y a la mala cabeza particular. A esa mala suerte que últimamente transforma cualquier disparo lejano en una bala perdida que acaba dando en el corazón de los rojiblancos; a esa mala cabeza de quien vino para aportar experiencia y que se dedica a sumar tarjetas gratuitas que acaban luego en expulsiones exageradas. Se puede discutir la segunda amarilla que vio Ocio en Los Pajaritos. Pero convendría que antes le explicaran que lo que no puede hacer es ganarse una primera amonestación en un saque de falta a favor, una amonestación que muy bien pudo ser una tarjeta roja, porque pegar un codazo a un rival con el balón parado es expulsión, en Soria y en Katmandú. Si Ocio se queja de que los árbitros le miran mal, razón de más para que no se dedique a darles motivos que les alegren la vista. Ocio le hizo una avería al Athletic que no tuvo mayores consecuencias porque enfrente estaba el paupérrimo Numancia. Ante cualquier otro rival, el desenlace hubiera sido una nueva derrota.
Afortunadamente, el Athletic jugó la final que tenía que ganar, sí o sí, frente al colista. Y se notó. El Numancia sólo dio sensación de peligro durante los veinte minutos que pasaron desde su afortunado gol hasta el empate de Toquero. En ese periodo, con el subidón del gol, la expulsión de Ocio, un trallazo al larguero y el desbarre del Athletic,tuvo el Numancia la oportunidad de sentenciar. Antes, en los diez minutos iniciales, once contra once, los de Caparrós demostraron que habían ido a por el partido. Después, diez contra once, y con el providencial empate de Toquero, el Athletic volvió a ser superior, muy superior, lo que certificó Llorente al regreso del vestuario tras el descanso.
Un solo motivo de inquietud restaba tras el gol de Llorente. Saber si este Athletic renqueante en lo físico iba a ser capaz de aguantar la embestida desesperada de un Numancia herido de muerte. Por fortuna, la expulsión de Boris frenó el previsible asalto final de los sorianos hasta el punto de que Iraizoz no tuvo que intervenir ni una sola vez durante todo el segundo tiempo.
Gracias otra vez a la Federación y a las televisiones, el Athletic no conocerá a ciencia cierta el reflejo clasificatorio que tendrá su victoria hasta la noche del jueves, cuando acaben dos partidos cruciales: el Villarreal-Recre y el Sporting-Espanyol. En el mejor de los casos, los rojiblancos podrían quedar a siete puntos del descenso y en el peor, a cuatro; caben todas las variantes intermedias. Sólo entonces cabrá valorar con exactitud los puntos de Soria, aunque el sentido común ya nos dice que cotizan a la par del patrón oro.

llévame a Menéame Menéame mira lo que se habla en la blogosfera Technorati: Athletic lleva este post a los favoritos de Google GBookmarks: marcar

domingo, 19 de abril de 2009

La derrota ante el Depor no obedece a un fallo informático

De pronto todo el mundo se ha dado cuenta de que el rey estaba desnudo. El periodismo alerta de la crítica situación y no escatima adjetivos ni descripciones que hace bien poco se tachaban de alarmistas. El Athletic está contra las cuerdas. Acabáramos. Ha tenido que ocurrir la derrota ante el Depor para confirmar lo que algunos sospechábamos desde el mes de agosto. El aficionado común, esa especie de la fauna futbolística cuya función en la cadena de conservación de la especie consiste en pagar y callar, asiste apesadumbrado a una serie de contratiempos que le tienen desorientado. Ha pasado de la euforia a la depresión, como tantas otras veces, pero en esta ocasión el viaje anímico ha venido acompañado de una extraña sensación de haber sufrido, además, el timo de la estampita durante el camino. El episodio de la rifa de las entradas pasará a la historia del club en el capítulo dedicado a los esperpentos. (Por cierto, ¿no tiene nada que decir la empresa suministradora de la informática?. ¿Ha anunciado ya García Macua que no pagará la factura?).
Se acercaban los aficionados a San Mamés preguntándose unos a otros por su suerte en la rifa y cuestionandose lo mal que funciona la informática en estos tiempos, y así siguieron durante los noventa minutos que duró el simulacro de partido que ofrecieron los dos equipos. No parecía, ni de lejos, que unos se estaban jugando la UEFA y los otros la permanencia, (que la UEFA ya la tienen en el bolsillo, oiga). La picardía del capitán del Depor de pedir cambio de campo para el saque inicial fue el acontecimiento más interesante de los ocurridos hasta el descanso. De algo le tenía que valer al Depor el tener un entrenador de Meñaka. Pareció que violentada su rutina, los rojiblancos no se hallaron para atacar tan temprano la portería de Misericordia. Pero ojalá fuera ese el problema.
Los males que minan al Athletic son otros y muchos más graves que esa momentanea ruptura de su rutina. Y vienen de lejos, poco más o menos, desde las playas onubenses, diría yo si se me pidiera precisión geográfica. Y si se me instara a calcular el tiempo, apuntaría a las calendas veraniegas, aquellos meses en los que ji-ji, ja-ja, el Athletic se dedicó a jugar amistosos con todos los ex equipos de Caparrós y con todo aquel que ofreciera algo de dinero por el bolo. ¿Será por dinero?. Pues por dinero se desprendió el Athletic también de uno de los dos delanteros que tenía en nómina. Para chulos, García Macua y sus directivos. Para qué queremos dos delanteros si con uno, que además es muy grande, tenemos de sobra. Si encima el entrenador, que en estos casos suele ser el que tuerce el morro, aplaude la iniciativa y hasta se inventa una teoría sobre el paso atrás para seguir adelante, es que tenemos en el banquillo a un genio.
El tiempo, tan obstinado, acaba por sacar a relucir la verdad. Y la triste verdad del Athletic es la que exhibió el sábado en San Mamés. No es casualidad que este equipo sea el peor de Primera División en la segunda vuelta, ni es verdad que la Copa ha acabado siendo un peligroso elemento de distracción. No se puede negar que todo el Athletic ha vivido con la cabeza en otro sitio durante unas semanas, pero este desastre no es cosa de semanas, sino de meses.
El Athletic ha venido sobreviviendo fundamentalmente apoyado en dos factores: el fútbol y los goles de un Llorente pletórico, y una capacidad de trabajo de todo el grupo que hubiera desconcertado al propio Stajanov. Cuando Llorente se ha fundido (cosa que era de esperar) y las piernas del resto de la plantilla se han llenado de plomo, el castillo que tan bonitamente habían construído Caparros con unos palillos y García Macua engrasando sus aparatos de propaganda, se ha venido abajo con estrépito.
Es verdad que la derrota ante el Depor fue un castigo excesivo y que el empate sin goles hubiera sido el resultado más justo para dos equipos que no hicieron nada. Pero el Athletic ni siquiera tuvo la capacidad de amarrar el punto que regala la Federación a la vista de su incapacidad para ganar, ese punto que nos hubiera alejado un poquito de la cola y que a estas horas tiene el valor de un tesoro perdido.
El Athletic perdió ante el Depor porque el equipo está fundido y no le quedan recursos. Porque cuando el mejor del equipo es un futbolista de las características de Toquero, candidato a figurar siempre en el tablón de anuncios de la empresa como trabajador del mes, pero nunca llamado a ocupar la dirección general, es que la cosa pinta muy mal. Aquellos disparos lejanos en el segundo tiempo eran una confesión de impotencia. Cuando el jugador no tiene frescura para avanzar, ni encuentra compañeros con los que combinar, sólo le queda acabar la jugada como sea, no vaya a ser que una pérdida de balón origine un contrataque del rival que no puede parar porque ya no tiene piernas ni pulmones. Y eso tampoco es culpa de un error informático.

llévame a Menéame Menéame mira lo que se habla en la blogosfera Technorati: Athletic lleva este post a los favoritos de Google GBookmarks: marcar

viernes, 17 de abril de 2009

Una chapuza impresentable

Ya ha pasado la Semana Santa. Dentro de nada llegarán los 'Ochomayos' de Orduña anunciando el inminente verano, que acabarán de confirmar las hogueras de San Juan. Pronto, en cada pueblo, en cada barrio, en cada fiesta, escucharemos su inconfundible y metálica voz, monótona a veces, estridente otras, según el personal estilo de cada uno, animándonos a probar suerte. Ninguno ha pasado por un colegio de pago, ni tiene un título enmarcado en su despacho, porque ni siquiera tiene despacho. Sus únicas herramientas son la voz y un micrófono colgado del cuello; el prestigio profesional se lo da su credibilidad. Nos incitan a gastar un poco de dinero con la promesa de que obtendremos a cambio una magnífica muñeca chochona, una completa batería de cocina, un televisor portátil y hasta un perrito piloto. Y nos lo creemos porque confiamos en la pulcritud del procedimiento. No se conocen algaradas de público al pie de una tómbola protestando por el resultado del sorteo. Todo el mundo se fía, y confía, en el buen hacer del tombolero. Día a día, feria a feria, con su micrófono y sus cantinelas se han ganado una credibilidad a prueba de cualquier duda. Un respeto, oiga.
El vergonzantemente desaparecido Fernando García Macua y sus adláteres no pueden presumir de lo mismo. Ni tienen ninguna credibilidad. Y hay notarios que pueden dar fe de ello. Miles de notarios que hemos asistido asombrados primero, escamados después, y avergonzados definitivamente, al espectáculo esperpéntico del sorteo de las entradas de la final de Copa, para concluir que el Athletic está en manos de unos individuos incapaces de organizar una rifa, una simple rifa, un juego de azar de esos que todos hemos organizado para ayudar a financiar un viaje de estudios, para decidir quién es el presidente de la comunidad de vecinos; un sorteo que los clubes de Regional celebran cada domingo en sus campos, sin ilustres notarios, ni complejos sistemas informáticos, con un jamón como único reclamo. ¡Una puta rifa!, con perdón por la expresión, que estos individuos han acabado convirtiendo en un arma de destrucción masiva de la imagen que un club lleva labrándose durante más de un siglo.
La chapuza es de proporciones inconmensurables y uno ya no sabe si concluir si estos tipos no saben hacer la o con un canuto, o si esta vez se han pasado de listos. Casi tres mil entradas de diferencia entre lo que anunciaron al finalizar el sorteo y lo que han reconocido más de cincuenta horas después, son demasiada diferencia como para cerrar el asunto con un simple ha sido un error, disculpen las molestias. Si no llega a ser por internet y por la movilización social que han provocado unos foros en ebullición, la chapuza hubiera pasado inadvertida y los chapuceros se hubieran salido con la suya. Pero lejos de ser un consuelo, semejante constatación produce escalofríos. ¡En qué manos está el Athletic!. ¿Son estos los que se van a encargar de construir un campo nuevo?.

llévame a Menéame Menéame mira lo que se habla en la blogosfera Technorati: Athletic lleva este post a los favoritos de Google GBookmarks: marcar

miércoles, 15 de abril de 2009

No me ha tocado

Conocida mi acrisolada trayectoria en rifas y sorteos varios, estaba absolutamente convencido de que no me iba a tocar, como así ha sido, evidentemente. Me apunté porque tampoco era cuestión de pasar por cenizo profesional y renunciar incluso al cosquilleo de la incertidumbre, que a estas alturas es uno de los escasos cosquilleos que le van quedando a este escéptico.
Uno, que creía haberlo visto todo en esto del fútbol, no podía imaginar, sin embargo, que llegaría a este estado de hastío en vísperas de una final de Copa en la que uno de los protagonistas es el Athletic. No sé si por la fecha, por el escenario, o por las circunstancias que están rodeando esta final, pero lo cierto es que he ido tomando distancia hasta el punto de que me olvidé de la fecha del sorteo y sólo caí en la cuenta cuando la radio del coche me informó de su resultado. No escribo pues desde el despecho del que no le ha tocado. Vaya mi enhorabuena para los afortunados, sobre todo para aquellos que por razón de su edad disfrutarán de su 'primera vez'.
Pero no me gusta el sesgo que ha tomado todo esto. De un tiempo a esta parte todo lo que ocurre en el Athletic viene bajo el manto de la sospecha. Si Midas convertía en oro todo lo que tocaba, aquí alguno, o algunos, transforman en barro todo lo que pasa por sus manos, incluso un tesoro como este club único en el mundo.
No me gusta que desde el primer momento se sospechara de la limpieza del reparto de las escasas entradas. No me gusta que los aficionados acusaran de egoístas a los socios, y tampoco me gusta que ahora los foros estén incendiados de acusaciones y llamamientos a la impugnación del sorteo.
Claro que tampoco me gusta que el sorteo fuera tan chapucero; que no se supieran sus normas ni su mecánica hasta última hora; que quienes protestan puedan encontrar una línea argumental razonada para expresar sus quejas. Si los sorteos tienen una virtud es que, efectivamente, igualan las oportunidades de todos. Si dejan una rendija para la sospecha, no sirven. Nadie duda de la lotería de Navidad, ni de la Primitiva cada semana. Y en cambio, de este sorteo sospechan muchos, o al menos eso dicen en público y en privado. Pienso que parte de esa sospecha es fruto de la rabieta de quien ha visto frustrada su ilusión, pero también pienso que otra parte obedece al convencimiento general de que no han sido precisamente los niños de San Ildefonso los que han organizado todo esto. En el más inocente de los supuestos, habrán sido Pepe Gotera y Otilio
Tampoco entiendo que el club necesite dos días para hacer pública la lista de afortunados, pero prefiero esperar a verla antes de hacer ningún juicio prematuro. Espero que el tiempo ayude a que los decepcionados digieran su frustración y no la proyecten contra nadie y que los hechos demuestren que se equivocan en sus sospechas. También espero que no haya mercado negro de entradas, ni que haya agravios comparativos dentro de la propia entidad, aunque las noticias que me llegan en este sentido no sean precisamente alentadoras. Y espero por último, que todos seamos conscientes de que el sábado, o sea, ya, el Athletic juega contra el Depor en San Mamés una final quien sabe si más importante que la de Valencia. Eso espero.

llévame a Menéame Menéame mira lo que se habla en la blogosfera Technorati: Athletic lleva este post a los favoritos de Google GBookmarks: marcar

lunes, 6 de abril de 2009

Que la suerte nos siga acompañando

En Mallorca todavía deben de estar tirándose de los pelos pensando en cómo pudieron perder el sábado en San Mamés. En Lezama, si todavía queda un mínimo de sentido común, tendrían que estar sintiendo un escalofrío propio de quien ha sufrido un aterrizaje forzoso, una sensación sólo equiparable a la que provoca el descenso brusco desde la nubes hasta la tierra y sin previo aviso. Estaba todo el mundo entretenido buscando entradas para la final y calculando lo que saldrá la broma de ir a Valencia dos días laborables, (¿quién dijo crisis?) cuando apareció el Mallorca y devolvió a todos a la realidad de la Liga, una realidad que se empeña en devolver al Athletic ese aspecto ceniciento y marchito que no disimulan los brillos de la Copa.
La gente salió de San Mamés el sábado con la sonrisa del timador que acaba de sacarle los cuartos a un julai que pasaba por allí; con el gesto de quien sabe que se lleva para casa algo que no ha hecho méritos para ganar pero que le hace tanta falta como el comer. Los tres puntos que el Athletic le birló al Mallorca multiplicaron el domingo su valor a la vista de los resultados de la jornada. Basta con echar un vistazo a la clasificación para comprobar dónde estarían los rojiblancos de haber empatado o perdido el sábado. Da vértigo mirar la tabla.
Para que un entrenador reconozca que la suerte ha ayudado a su equipo, ha tenido que producirse una conjunción astral capaz de variar el rumbo del planeta. No ocurrió tanto el sábado en San Mamés, pero casi. La secuencia del balón salvado en la raya por Iraola y el casi inmediato gol de Javi Martínez resume lo que sucedió en la catedral. El remate de Javi fue el único de su equipo contra la portería de Misercordia, como el penalti de Yeste fue prácticamente el único contra la portería de Ingenieros. Ambos se convirtieron en gol. Por el contrario, Aduriz se hartó de rematar en todas las posturas y desde diferentes ángulos sin que el balón quisiera entrar en la portería de Iraizoz. Se equivoca quien prefiera engañarse con el espejismo del resultado. Aduriz demostró, pese a su falta de acierto, que es un delantero hecho y derecho, una clase de jugador del que en el Athletic solo se dispone de un ejemplar; cuando falla, como falló Llorente el sábado, el equipo rojiblanco queda desnudo a merced de cualquier rival, incluso de un rival tan plano como un Mallorca que sin hacer nada del otro mundo pudo llevarse la victoria con todo merecimiento.
Se asombran ahora algunos de que en la lista de goleadores del Athletic figuren en lugares privilegiados centrocampistas como Javi Martínez o defensas como Iraola, compartiendo honores con Llorente. Dicen que los delanteros del Athletic no aparecen en esta relación. Nada más natural. Tampoco aparecen los pivots, ni los medios melée del Athletic. No existen. Si Caparrós no tiene más delanteros que Llorente, es imposible que aparezcan en una relación de goleadores. No hace falta leer a Aristóteles para llegar a semejante conclusión. Por acabar con algo de Filosofía digamos que si partimos de la tesis de que el Athletic tiene un solo delantero y seguimos con la hipótesis de que éste podría ausentarse por lesión, enfermedad o sanción, llegaremos a la conclusión de que más nos vale concentrarnos en nuestros conjuros para que la suerte, que con tanta exuberancia se hizo carne el sábado en San Mamés, nos siga acompañando al menos hasta que sumemos los puntos imprescindibles para la salvación.

llévame a Menéame Menéame mira lo que se habla en la blogosfera Technorati: Athletic lleva este post a los favoritos de Google GBookmarks: marcar