Coincidiendo con el final de la primera vuelta la prensa local publica entrevistas-balance con Caparrós. Originalidad ante todo. Respuestas calcadas a preguntas iguales. Una rueda de prensa por capítulos. El técnico se reafirma en su discurso conservador a la hora de fijar un objetivo tan modesto como la permanencia (es lo que hay) y vuelve a deshacerse en elogios para la afición. No pillarán por ahí al técnico sevillano. Sabe ganarse al personal. Tampoco hay novedad en cuanto a la valoración de los jugadores. El entrenador vuelve a anteponer los valores humanos del grupo y la cohesión del vestuario a otras consideraciones. Digan lo que digan los apocalípticos tertulianos de barra y televisión, los jugadores del Athletic sí son distintos a los de otros equipos, no como individuos pero sí como grupo. Cuando Caparrós los describe está haciendo un ejercicio de comparación. Y lo mismo con el público. El entrenador sabe muy bien que, a falta de otras virtudes técnicas o futbolísticas, la fuerza el Athletic tiene que estribar en ese factor diferencial y hace hincapié en ello siempre que le dan opción. Demuestra que sabe dónde está.
Todo lo demás, el valor de los goles, el reforzamiento de la defensa, el crecimiento del equipo... son cuestiones que se antojan secundarias en su discurso. Que haya tenido que venir un tipo de Utrera a explicarles a algunos lo que es el Athletic denota dónde habíamos llegado...
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