lunes, 28 de enero de 2008

Un punto importante, un fichaje necesario y un chiste de mal gusto

Los diez minutos de rabia en los que el Athletic creyó que podía ganar al Barcelona bastaron el domingo para que los aficionados abandonaran San Mamés con la satisfacción de haber visto a su equipo empleándose con orgullo. Bastaron para que las crónicas hablaran de la recuperación del espíritu de San Mamés y del Athletic de antes y servirán para que hasta el jueves nos recuerden eso de las noches mágicas, a la espera del partido de Copa ante el Racing.
Es verdad que por un momento todo San Mamés, empezando por los jugadores, creyó que era posible ganar al Barcelona, cuando hasta el gol de Llorente la resignación era el estado de ánimo generalizado en las gradas. Puede sonar a aguafiestas, pero no me resisto a recordar que el equipo de Rijkaard tuvo el partido en la mano durante ochenta minutos y si no se llevó los tres puntos fue porque se comportó con indolencia y porque el Barcelona dista mucho de ser el equipo que se espera en razón de su nómina. Aunque tampoco quiero quitar méritos a un Athletic que supo sobreponerse a las dificultades y elevarse por encima de su inferioridad.
De todas formas, el Athletic sumó exactamente lo que dice la tabla clasificatoria: un punto. Sin más valor añadido, por mucho que haya quien se empeñe en vender el empate como una victoria moral. Este tipo de situaciones se suelen producir cada temporada en una serie de partidos concretos. El ramalazo de rabia, la recuperación del orgullo olvidado... todas esas cosas que suceden cuando el visitante es el Real Madrid o el Barcelona y que ocurren en todos los campos, no sólo en San Mamés.
Al empate del domingo le ha sucedido un lunes con dos noticias para mí inesperadas. La de la recuperación de las conversaciones con Ezquerro para tratar de ficharlo en el límite del mercado de invierno, y el fichaje del portero suplente del Cádiz, Armando, a sus 37 años, para ser suplente de Aranzubia hasta el final de la temporada.
Creo que el que ficha en el mercado de invierno tiene muchas opciones de equivocarse y creo que el Athletic tiene que mirar más hacia el interior de Lezama y menos al mercado. Pero también creo que el juego de ataque del Athletic está en situación de emergencia y que Ezquerro era el fichaje prioritario no ahora, sino en verano, cuando la torpeza, o algo más, de García Macua, hizo imposible el regreso del delantero.
Lo de Armando requiere una explicación más detallada del máximo responsable técnico del Athletic, si lo hay. Y no me refiero a Caparrós.

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