viernes, 4 de enero de 2008

Me temo que la Copa será de trago corto

Mala suerte en el sorteo, aunque a la vista de lo que había en el bombo, era complicado que saliera algo mucho mejor. Antiguamente la Copa era 'nuestro torneo' y ahora, según expresión generalizada en los medios, no pasa de ser 'el sueño' de la Copa, que, por seguir con el tópico tan del gusto del periodismo deportivo, se convertirá en pesadilla dentro de quince días. Llámeseme pesimista, o incluso cenizo, pero no apuesto medio euro por la suerte del Athletic en la eliminatoria contra el Espanyol. Y tengo muchas razones para sostenerlo. El equipo de Valverde es uno de los conjuntos más en forma ahora mismo y además en los últimos tiempos le ha cogido el gusto a esta competición. Empezar la eliminatoria en San Mamés es una desventaja añadida para el Athletic, que se queda sin ese 'factor c' que tantas eliminatorias le ayudó a decidir a su favor antaño. En la Copa hay que marcar goles para resolver, y los rojiblancos tienen ahí un déficit que acabará trayéndoles por la calle de la amargura no sólo en la Copa, sino también en la Liga. Al tiempo.
Decía el otro día Caparrós que ve a su equipo en similares condiciones que al ochenta por ciento de los rivales. Pues bien, el Espanyol está en ese veinte por cien que el propio técnico rojiblanco sitúa por encima de su equipo. Ya vimos lo que pasó en Montjuic en el partido de Liga (no nos engañemos; el autogol de Ocio en el último minuto restableció la justicia en el marcador. Aceptémoslo. Hoy en día el Espanyol es mejor que el Athletic.
Escrito lo cual, aferrémonos a Boskov, fútbol es fútbol, y a las creencias más acendradas de nuestra fe futbolística, o sea, los partidos duran noventa minutos, la eliminatoria se decidirá en el segundo partido, en el fútbol puede pasar cualquier cosa, y hoy en día no hay enemigo pequeño. Amén.

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1 comentario:

Iñaki Murua dijo...

De acuerdo, porque algunos que peinamos canas somos bastante escépticos, pero, divina inocencia y espíritu rojiblanco, me dijo mi hijo de 11 años (y eso que es habitual en La Catedral) que este año espera ir a la final.
¡Y es que qué lejos quedan ya los recuerdos de viajes a Madrid!