Faltan doce partidos para acabar la competición y como ha sucedido en las dos temporadas anteriores es hora de sacar la calculadora y analizar lo que queda del calendario. García Macua y los suyos tampoco podrán cumplir el modestísimo objetivo que se fijaron cuando accedieron a Ibaigane: una temporada sin sobresaltos. Dijo el actual presidente cuando todavía era candidato que su aspiración era que su hijo pudiera acudir a San Mamés a divertirse y no a sufrir. Casi mejor que le compre una bicicleta.
Tal y como están las cosas y una vez llegados hasta aquí, parece improbable que los seguidores del Athletic tengamos un fin de curso a salvo de sustos.
Está generalmente aceptado que este año los cuarenta y dos puntos pueden ser la barrera que separe la permanencia del descenso. Si esto es así, el Athletic tiene que ganar cuatro de los doce partidos que le restan, es decir, tiene que marcar un ritmo de una victoria cada tres partidos. Visto así, no parece un objetivo inalcanzable. Pero otra cosa es cuando se entra en matices.
El Athletic recibe en San Mamés, su talón de Aquiles este año, a Valladolid, Getafe, Espanyol, Valencia, Mallorca y Racing de Santander, y rendirá visita a Betis, Recreativo de Huelva, Deportivo, Real Madrid, Murcia y Sevilla.
A primera vista aparece la primera dificultad. A diferencia del año pasado, en el que la temporada se cerró en San Mamés frente al Levante, en esta ocasión el Athletic acaba en Sevilla, un campo maldito y ante un rival que probablemente estará peleando en la frontera de la Champions y la UEFA. No estaría de más corregir el cálculo y pensar que el Athletic tiene que pensar en que no le quedan doce, sino once partidos. Llegar al Sánchez Puzjuán con la permanencia en juego se antoja temerario como poco.
Cuatro victorias son las que hacen falta antes de llegar a Sevilla y el Athletic se va a ver las caras con seis rivales directos, Valladolid, Betis, Recre, Depor, Mallorca y Murcia y con cuatro equipos que estarán luchando por algo: Espanyol, Real Madrid, Racing y Sevilla. Tal vez el Getafe y el Valencia pueden ser los rivales menos motivados de los que visiten San Mamés puesto que, de momento, ambos están lejos de los apuros clasificatorios y lejos también de los puestos importantes de la tabla. Cada uno puede ir marcando desde ya en rojo en el calendario los partidos que considere que pueden ganar los de Caparrós. Para nuestra desgracia es éste un ejercicio al que nos estamos acostumbrando peligrosamente. De hecho, ya somos unos expertos
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