Hizo bien Bielsa en no fiarse y acudir con todo también al segundo partido contra el Oviedo. El equipo de Pacheta fue un gran rival que luchó hasta el último aliento en San Mamés. Sería exagerado decir que tuvo alguna oportunidad de voltear la eliminatoria, pero lo que es una verdad irrefutable es que los asturianos hicieron sudar de lo lindo a los leones con una presión asfixiante en todo el campo, que llevó el partido a un terreno incomodísimo para los de Bielsa, que solo respiraron a raíz del gol de Herrera.
Esta vez no cabe ni la explicación del cerrojazo para entender el espeso fútbol del Athletic. El Oviedo no se encerró, ni mucho menos. Planteó un partido prudente, pero escalonando sus líneas y, sobre todo, presionando muy arriba para impedir la salida clara del balón y la combinación de los rojiblancos.
No fue mala la puesta en escena del Athletic. No fue precisamente ese equipo apático y sobrado que suele ser en estos casos el de categoría superior, sobre todo si además lleva el marcador a favor. Bielsa no permite esas estupideces que no suelen conducir a nada bueno en la mayoría de los casos. Sus jugadores salieron demostrando que se tomaban el partido tan en serio como lo hacía su entrenador. Lo malo es que el Oviedo tardó apenas diez minutos en tomarle la medida al rival y ajustar los marcajes. A partir del cuarto de hora, el balón se fue alejando paulatinamente del área ovetense para quedar enredado en el entorno del círculo central.
Al Athletic se le apagaron las luces y vivió en la penumbra hasta el último cuarto de hora, cuando Herrera despejó todas las dudas culminando un contrataque excelente de Muniain.
Bielsa lo intentó de dos maneras. Empezó el partido con Iturraspe cerca de los dos centrales e Iñigo Pérez por delante, y tras el descanso retirando a Iñigo Pérez para dar entrada a San José, lo que reforzaba el eje de la defensa para dar mayor libertad en las bandas a Aurtenetxe e Iraola. No funcionó ninguna de las dos ideas, no porque fueran buenas o malas por sí mismas, sino porque el Oviedo supo cómo anularlas y los propios jugadores del Athletic se encargaron con sus imprecisiones, de facilitar la tarea del rival.
El gol, la mejor jugada del partido, define por sí solo lo que le estaba y le está pasando al Athletic en San Mamés en estos últimos partidos. Iraizoz sacó con la mano a Muniain, éste condujo con velocidad superando a dos rivales, eliminó a un tercero con una pared precisa con Herrera y prácticamente al primer toque, abrió el pase a la banda contraria, donde Iraola se incorporaba desmarcado. El lateral penetró unos pasos en el área con la cabeza levantada para ver la llegada de Herrera en posición de remate. El pase atrás del lateral tuvo la continuidad del pase a la red del centrocampista. Fue una jugada eléctrica, en la que coincidieron velocidad de ejecución, claridad de ideas y precisión. Tres virtudes que últimamente no prodigan los rojiblancos y cuya ausencia lastra de forma decisiva el juego del equipo, sobre todo en San Mamés.
Los cerrojos plantean problemas, cierto, y los rivales saben perfectamente cómo hacer daño al Athletic, pero si los jugadores clave de los rojiblancos funcionan a pleno rendimiento, mucho cerrojo y muy buen planteamiento tendrá que hacer el rival para frenar a los leones. Ocurre que los jugadores clave no están en su mejor momento, algunos están más lejos que otros, y el juego se resiente. La jugada del gol fue prácticamente la única que culminaron los dos protagonistas, Herrera y Muniain, en todo el partido. El resto fueron pases fallidos, conducciones innecesarias, imprecisiones desesperantes...Y lo mismo cabe decir de Iturraspe, Iñigo Pérez o Susaeta. Para que funcione la maquinaria los engranajes tienen que estar engrasados, y en el caso del Athletic no lo están. Si además falta alguna pieza de las importantes, el mecanismo acaba chirriando.
Sería exagerado decir que la eliminatoria peligró en algún momento, pero hay que admitir que costó más trabajo del previsto. Con todo, ni tan mal, viendo lo que ha pasado en esta eliminatoria en otros sitios. Pregunten en Villarreal, Zaragoza, Betis, Atlético de Madrid...Es la Copa, la competición en la que no cabe el error. El Athletic no estuvo muy acertado, pero tampoco se equivocó, que no es poco.
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3 comentarios:
Sí. La pena, además, fue no haber aprovechado las oportunidades en el partido de vuelta. Ese marcador hizo que sin sufrir peligro la tensión se mantenga por poder ver empatada la eliminatoria ante cualquier fallo que, afortunadamente, no se cometió. Estuvieron bien los dos centrales.
Al Oviedo le salió bien hasta que aguantó la pila, hacia la hora de juego ya se evidenció la diferencia de preparación física y aunque el Athletic no está para grandes alharacas la calidad acabó por aparecer.
El descanso llega en el mejor momento, y el balance no es malo. Aunque hay mucho por mejorar, más de lo que parece.
Seguro que estas navidades te nos curras un post para analizar los primeros 4 meses de campeonato, ¿no?
Pues yo pensaba que los del Oviedo se iban a cansar más y antes. Aguantaron mucho para el esfuerzo que hicieron. A ver si cojo un rato para pensar un poco en todo lo que ha pasado desde junio. Así, a botepronto, creo que están pasando más cosas de fondo de las que aparecen a primera vista.
Pues si los engranajes no están engrasados antes de cumplirse la mitad de la Liga.....
mal vamos....
Y frente a un segunda B con el equipo rojiblanco titular casi al completo.....
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