Llorente achicando balones en el área y el público pidiendo la hora. Así concluyó la visita del colista Levante a San Mamés. ¡Qué panorama!. Antes, ese público que no veía la hora en la que acabaran los cinco minutos de prolongación que decretó el exagerado de Pérez Burrull, había tenido tiempo para explicar a Del Horno y a Yeste la opinión que tiene de ambos, de dormitar un rato largo mientras los dos equipos hacían nada en el amplio espacio comprendido entre las dos áreas, y hasta de ponerse en lo peor cuando el Levante estrelló un balón en el poste y en la remate siguiente el balón se fue a centímetros del otro palo, mientras Armando, el nuevo portero, miraba a izquierda y derecha. Armando fue uno de los temas de conversación del respetable. Era la novedad y en el fútbol las novedades siempre son motivo de conversación, como en la vida misma. A simple vista se aprecia que con los pies no le pega a un balde, asunto que no es baladí en estos tiempos en los que el Reglamento está lleno de trampas para cazar porteros. Los defensas del Athletic se lo pensaron dos veces antes de cederle el balón, conocedores de sus limitaciones en el juego con el pie. Una de esas cesiones dio origen, por ejemplo, a un 'recado' que le dejó a Iraola y que a punto estuvo de acabar en una oportunidad para el Levante. En un par de ocasiones en las que tuvo que sacar desde el suelo, optó por el pase en corto a un defensa, lo que entraña un riesgo añadido para una zaga que no está muy sobrada.
Pero, lo que son las cosas, fue un fallo del portero del Levante al tratar de sacar un balón jugado, el que dejó el cuero a los pies de un David López que vio la ocasión al primer toque, para que Aduriz centrara a la cabeza de un Llorente que enseñó al público de San Mamés qué es lo que cabe esperar de un delantero de Primera División, cosa que Aitor Ramos no hizo ni de lejos en los escasos veinticinco minutos que estuvo sobre el terreno.
Un gol aprovechando un fallo del portero contrario, un cabezazo de Llorente el larguero a la salida de un corner y otro balón a la madera en un centro chut lejano de Yeste fue todo el bagaje ofensivo del Athletic ante un colista que llegó a San Mamés con la intención de verlas venir, a la espera de que sonara la flauta en el área rival o de que el Athletic se hiciera uno de esos harakiris tan habituales en los últimos tiempos.
No es de extrañar que el público abandonara el campo con cara de derrota pese a los tres puntos sumados. El porvenir de este equipo se antoja sumamente complicado y las decisiones del entrenador siguen desvelando que no tiene las ideas nada claras. El regreso de Cuéllar, un jugador que ha estado a punto de ser cedido a un Segunda hace dos semanas, es otro síntoma de esta falta de claridad de ideas en el banquillo. La titularidad de Ramos recuerda a la irrupción de Vélez allá por el comienzo de la temporada. La posición de Yeste, escorado en la banda izquierda, es una contumacia en el error que alguien tendría que hacer ver a Caparrós. Pero, en fin, así están las cosas y así seguirán. Es un triste consuelo, pero ya al menos han dejado de decir eso de que el equipo sigue creciendo. Una cosa es que nos aburran y otra que nos tomen por tontos.
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2 comentarios:
Decía mi hijo ayer en San Mamés que a ver quién era el colista, si el que vestía de verde o el de rojiblanco.
Y un chascarrillo que me han contado: el Levante vino en autobús, durmió en algun lugar modesto de la margen izquierda, y como parece que el autobús no llegó a tiempo, fueron a San Mamés en metro. ¿Habéis oído o visto algo?
Yo no he oído nada de eso pero me parece una leyenda urbana. Lo metro, está bien que sea de Bilbao, pero que un equipo llegue así a San Mamés...hubiera sido noticia mundial.
Qué malita es la gente cuando se pone a hablar
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