El Athletic ha hecho pública una nota a traves de su página web, en la que advierte que tomará medidas legales contra aquellos que mediante mensajes sms enviados a distintos programas deportivos de radio y televisión, insinuen comportamientos censurables de los jugadores rojiblancos en su vida privada o, directamente, les calumnien. Un aplauso para la iniciativa de los gestores de Ibaigane, aunque me temo que yerran el tiro. Es verdad que el autor de cualquier tipo de mensaje o de texto es su principal responsable (aunque estemos hablando fundamentalmente de un hatajo de irresponsables) pero los dirigentes del Athletic no deben olvidar que son los que dirigen esos programas los que dan paso a los mensajes sin ningún tipo de control previo, en aras de una presunta libertad de expresión, concepto que quienes lo invocan, generalmente no saben ni cómo se escribe.
Los mensajes sms insultantes, pretendidamente graciosos, o calumniadores no son más que una evolución tecnológica de los antiguos grafitos de las paredes y las puertas de los retretes. Sus autores reciben la misma fuente de inspiración y ejercen su desahogo, antes con un bolígrafo y ahora con un teléfono móvil. Esos mensajes que aparecen en la parte inferior de las pantallas de televisión tienen el mismo valor y la misma carga intelectual que los que se leen en los servicios de cualquier bar de carretera. "Aquí cagó Manolo", tiene la misma credibilidad que "he visto a .... borracho en un bar de Pozas", y sus autores, si es que son distintos, tienen el mismo coeficiente intectual.
Pero hay una diferencia fundamental. El que escribe en un retrete lo hace gratis. El que envía un sms lo hace pagando (IVA incluido). Al dueño del retrete los grafitos le cuestan una mano de pintura de vez en cuando. Al dueño de la televisión o al director del programa, los mensajes sms le suponen unos beneficios económicos nada desdeñables. Algunos de estos dueños y directores de programas son muy amiguitos de los actuales rectores de Ibaigane así que, en teoría, no debería costarles mucho convencerles de establecer un control previo, que no menoscabaría en absoluto la libertad de expresión de su audiencia.
Entre los muchos problemas que afectan al Athletic, éste de la multiplicación de tertulias, foros y programas que tienen al club como único tema no es el menor. Lo malo es que en algunos casos, esos programas se han alimentado desde el propio Athletic, unas veces por cobardía y otra por interés.
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