Cuando Dios repartió la inteligencia Ocio llegó tarde. Estaría contemplándose en el espejo. Esa tardanza en llegar al reparto divino explica que siendo como es, un defensa muy justito, adopte en el campo poses de Beckenbauer; que confunda juego duro con marrullería o pundonor con irresponsabilidad. Contra el Murcia se bastó él solito para hundir el trabajo de todo el equipo, nada del otro mundo por otra parte, pero trabajo honrado, que es lo único que se le puede pedir a este grupo de futbolistas. El penalti que cometió por disputar un balón sin cabeza y sin consciencia de la trascendencia que tiene cualquier jugada dentro del área, fue de juzgado de guardia. Y todavía hay que agradecer a la fortuna que el larguero se cruzara en el camino de un balón que iba a la red, o que un remate de cabeza casi a bocajarro se fuera a un palmo del poste derecho de Aranzubia. En las dos jugadas estuvo por medio nuestro héroe. Luego, cuando sólo restaban cinco minutos y el Athletic daba boqueadas tratando de salvar los muebles, le hizo un último servicio al equipo haciéndose expulsar en la banda de la tribuna principal, a cinco metros del banquillo visitante, en una zona absolutamente inocua. Vio que un rival corría la banda con el balón controlado y se lanzó al cruce tarde y mal, componiendo la figura eso sí, sin tener en cuenta que ya tenía una tarjeta amarilla y telegrafiando al árbitro sus intenciones cinco metros antes de cometer el desaguisado. Se marchó doliéndose de un golpe que había recibido un cuarto de hora antes. Seguro que en su fuero interno se sentía el héroe herido que ha caído en el fragor de la batalla cuando fue el villano del partido para el Athletic.
La verdad es que Ocio colaboró mucho en el nuevo fracaso rojiblanco, y no es la primera vez, pero es que tampoco hace falta demasiado para hundir a este equipo en la miseria. Aburre presenciar un partido del Athletic en San Mamés porque el guión se repite cada vez. La primera vuelta está a punto de acabar y seguimos sin saber a qué pretende jugar Caparrós cuando su equipo actúa en casa. Ante el Murcia sacó a dos laterales sin ninguna proyección atacante lo que dificulta de entrada cualquier intento de abrir a un rival que viene a cerrarse. Mantuvo también sobre el terreno a David López y Gabilondo, a pesar de que el primero haya justificado todavía su fichaje y que el segundo continúe con sus clamorosas desapariciones.
No siquiera contribuyó a centrar al Athletic el golpe de fortuna que le sonrió en el último minuto del primer tiempo con el gol de Koikili que fue el más listo cuando Orbaiz falló el lanzamiento del penalti con el que el árbitro obsequió a los rojiblancos. Un equipo que es incapaz de aguantar en casa un marcador favorable más de diez minutos, es un equipo condenado al fracaso. Contra el Murcia se repitió lo que ha venido ocurriendo en cada cita de San Mamés. Después de conseguir abrir la portería contraria haciendo los trabajos de Hércules, todo se viene abajo por un fallo propio. Y luego, el desastre, hasta el punto de que hay que considerar el empate como un buen resultado. Aunque los visitantes pudieron y merecieron ganar por el dominio y las ocasiones que tuvieron durante todo el segundo tiempo, el Murcia y el Athletic son a día de hoy dos equipos muy parejos, armados más para no perder que para ganar, y fiados más en la pelea y en el trabajo destajista que en el fútbol reposado o en la idea genial. La diferencia que hubo entre unos y otros sobre el césped de San Mamés es que en el Athletic juega Ocio y en el Murcia, no.
Menéame Technorati: Athletic GBookmarks: marcar
2 comentarios:
Me parece muy fuerte el comentario. ¿Sólo Ocio tuvo la culpa? Y, del principio, parece desprenderse algo más que lo que puede ver un simple aficionado y/o socio en el campo.
PD Por cierto, esta vez no comentas nada sobre lo que pasó en preferencia lateral, que, al menos, me pareció más grave que el día de Lotina.
Puedo admitir que igual me he pasado un poco, porque escribí "en caliente", pero creo que Ocio es un jugador sobrevalorado cuyo fichaje, y contrato(duración, precio), han estado condicionados por el lío electoral. Basta repasar sus estadísticas en el Sevilla para confirmarlo. Está claro que no fue, ni está siendo, el único culpable, pero sí un protagonista principal, como lo ha sido en otros partidos. Ocho tarjetas amarillas y dos expulsiones cuando no ha acabado la primera vuelta no son datos normales ni para un central. Escribo de memoria pero no los iguala ni el más tosco Liceranzu de sus comienzos.
Respecto a lo de la preferencia lateral no sé qué es lo que pasó exactamente porque las versiones son contradictorias, desde quien acusa a un suplente del Murcia de escupir al público, hasta el que dice que alguien del público se coló en el banquillo.
No sé lo que pasó pero sí sé que no es la primera vez que hay alboroto en esa zona.
Publicar un comentario