domingo, 13 de mayo de 2012

El Athletic tiene doce días por delante
para salir de la depresión

Quería Marcelo Bielsa una victoria ante el Levante para recuperar la autoestima y se encontró con una derrota con los mismos guarismos que señaló el marcador de la final de la UEL a modo de amargo recordatorio. Entre pitos y flautas el Athletic no ha marcado un solo gol en los últimos cinco partidos que ha disputado y le han metido tres el Real Madrid, el Atlético y ayer el Levante. El Zaragoza le metió dos y el encuentro contra el Getafe acabó en empate sin goles. Es evidente que la final europea ha ejercido su influencia en estos partidos, pero ese once a cero no es un dato desdeñable para entender algunas cosas en este final de temporada.
Porque contra el Levante se volvieron a repetir algunas de las circunstancias que han provocado la pésima estadística de los últimos tiempos. El Athletic manejó el balón, los tiempos y los espacios con bastante solvencia durante muchos minutos del partido de anoche, pero volvió a mostrarse romo en el área contraria y demasiado propenso a practicar la elegancia social del regalo unos metros más atrás. De hecho, el gol que abrió el marcador y que acabó condicionando el partido por el efecto que tuvo en uno y otro equipo, fue producto de una mala defensa de un pase largo combinada con una salida alocada de Iraizoz al borde del área. Si se le añade que la jugada ocurrió a falta de un minuto para el descanso, cuando los jugadores del Levante ya empezaban a acusar seriamente aquello de la responsabilidad histórica de meter por primera vez en Europa a un equipo de tradición tan modesta, se entiende lo que ocurrió en la segunda parte.
Mal que bien, el Athletic había completado un primer tiempo más que aceptable. Los leones se mostraron más enteros de lo que hacía temer la imagen que dejaron al acabar el partido de Bucarest. Sin tiempo apenas para la recuperación física y mucho menos anímica, hubiera resultado comprensible un comportamiento más errático sobre el campo. No ocurrió nada de eso. Al contrario, el equipo demostró solvencia y ganas de reencontrarse con su fútbol, sin miedo a intentarlo, arriesgando pases, manteniendo la posesión y mirando a la portería contraria. Otra cosa es el acierto. De eso hubo bastante menos, pero se agradece la intención.
A la vuelta del descanso, con Javi Martínez y Llorente en lugar de Iturraspe y Toquero, el Athletic quiso ir a por el empate pero se encontró con un Levante mucho más tranquilo con el marcador a favor. Los granotas estuvieron cómodos en el juego que más les gusta, esperando tranquilos al acecho de una jugada de contragolpe que sentenciara el partido. Ya se había desatado la fiesta en las gradas del Ciudad de Valencia, como si todo el mundo estuviera convencido de que el Athletic no crearía más problemas. Y así fue. Un cabezado de Llorente muy bien respondido por el portero levantino, fue la única señal de vida que dieron los rojiblancos. Los futbolistas granotas se jugaban un sitio en la historia del Levante, y los leones no están ahora mismo para demasiadas historias; ya han tenido bastante las últimas semanas. La génesis del segundo gol describe a la perfección la situación anímica de unos y otros. Se ha visto a equipos infantiles defender con más energía de lo que lo hicieron De Marcos y Ekiza antes de dejar completamente solo en el punto de penalti a Ghezzal, inédito en la faceta realizadora todo el año, doble goleador contra el Athletic. Si todavía quedaba alguna duda, ahí acabó todo. El tercer gol en los instantes finales fue una crueldad innecesaria del destino para con Amorebieta al que últimamente le caen todas las desgracias.
Los últimos minutos del partido, los que mediaron entre el segundo gol y el final, fueron un castigo injusto para un equipo que ya ha sufrido lo suyo. Vimos entonces, quizá por primera vez en la temporada, a un grupo con los brazos abajo, moviéndose en el campo por inercia, a la espera de que acabara aquello, con Bucarest en la memoria y pensando ya en la próxima final. El Athletic tiene doce días para salir de su depresión y limpiar la mente de malos pensamientos. En Valencia los leones tuvieron cuarenta y cuatro minutos en los que pudieron comprobar que ni se les ha olvidado jugar ni son tan poco competitivos como aparentaron ante el Atlético de Madrid. Es importante que se queden con eso. Dos semanas es mucho tiempo si se sabe sacarle partido. Bielsa tiene trabajo por delante pero cuenta con un magnífico grupo que ha demostrado con creces de lo que es capaz. La lección de Bucarest no puede caer en saco roto. Seguro que en Lezama han tomado muy buena nota y ya están en la tarea. Falta hará.
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3 comentarios:

Josu O. dijo...

Los seis últimos partidos si que han sido deprimentes. Uff!

Gontzal dijo...

Yo también necesito unas sesiones de psicoterapia zurigorri.

Debiéramos crear grupos de autoayuda. Que Bielsa se lleva a los chavales de concentración, que se evite ver sus caras y que nosotros veamos las suyas, que esto es contagioso.

Estamos en horas bajas y aquí somos así, cuando nos ponemos a empujar somos imbatibles; y cuando nos ponemos a ser negativos, los reyes del derribo.

Lo del 25 es un partido de fútbol, ganable. Y tampoco creo que este Barça esté muy sobrado de moral, le han pasado demasiadas cosas negativas en un mes.

michelle dijo...

Que esta vez será la buena, hombre..... que vamos a ganar, que todos empujando en la misma dirección es mucho empujar. JUANCAR, inventate un par d e crónicas de esas que suben la moral, ja, ja, ja....