Si el partido de Valencia era 'referencial' por aquello de visitar en su feudo a uno de los poderosos, el compromiso ante el Atlético de Madrid en San Mamés era la otra cara de la misma moneda; ahora tocaba encarar a otro de los llamados a estar arriba, en campo propio. La cuestión no es baladí, puesto que por lo visto hasta ahora, el Athletic de Bielsa se ha venido manejando bastante mejor como visitante que como anfitrión. Lejos de San Mamés, el equipo dispone de los espacios que los rivales le cierran en su feudo, y tipos como Muniain pueden jugar a placer explotando los huecos que dejan los anfitriones. La presión de la grada era otra de las cuestiones pendientes de este equipo. Las dudas, interesadas o no, sembradas en los dubitativos compases iniciales de la temporada, cuando los resultados no acompañaban y Bielsa seguía con sus probaturas, creaban una atmósfera muy poco apacible para el equipo ante su propio público. Pues bien, puede decirse después de estos dos últimos partidos, que las dudas llevan camino de desaparecer para tornarse en certezas ante la sugerente propuesta de fútbol de Marcelo Bielsa. Si ante Osasuna el público de San Mamés disfrutó como hacía tiempo que no lo hacía, anoche ante el Atlético de Madrid la cosa alcanzó cotas de tiempos pretéritos. Arreciando un diluvio que por momentos entorpecía la visión, con el equipo embalado atropellando al rival y goleando, y el clamor instalado en el graderío, la estampa recordó tiempos del blanco y negro, cuando los leones imponían su ley ante cualquier rival que les visitara. Se podrá decir que este Atlético de Madrid no es tan fiero como lo pintaban y que el 'tigre' Falcao, apenas araña (que se lo digan a Ekiza). Siempre habrá quien se empeñe en quitar mérito al Athletic. Allá él. Quien se quiera autoengañar es muy libre de hacerlo. Lo que salta a la vista es que este equipo está creciendo a ojos vista y que, lo que es mejor, todavía no se adivina la talla definitiva que alcanzará con el paso del tiempo. De momento, aquel equipo adolescente del que hablábamos hace apenas un mes, ya empieza a ser un buen mozo que apunta a convertirse en un adulto hecho y derecho.
La mala suerte que se cebó con el Athletic en los últimos instantes del partido de Valencia, se tornó en esta ocasión en fortuna en forma de rebote que convirtió en gol un remate con la puntera de Llorente que, viéndolo repetido, tiene toda la pinta de que hubiera acabado de mala manera. La jugada comenzó además con una pérdida absurda de balón de la defensa colchonera cerca de su banderín de córner (en todas las defensas cuecen habas), que el activísimo Susaeta aprovechó para devolver el cuero al corazón de área.
Fue el gol que desatascó un partido hasta entonces complicado y disputado. Gregorio Manzano planteó un encuentro áspero, donde su equipo se aplicó, sobre todo, a impedir la maniobra de un Athletic bastante espesito durante toda la primera parte. Muniain no tuvo su día, y el equipo acusa su falta de inspiración en la creación. El trabajo destajista de De Marcos no cundía como se merecía, y el bullicioso Susaeta no era suficiente para desequilibrar un sistema defensivo basado en la acumulación en poco espacio de un personal mal encarado que no dudaba en emplear codos y tacos aprovechando la presencia de un equipo arbitral que daría risa si no hiciera llorar por su ineptitud. La prematura lesión de Amorebieta sembró una inquietud que San José se encargó pronto de disipar, al tiempo que Ekiza hacía un llamamiento a la calma general anulando a un Falcao que le hizo falta en cada disputa de balón, aunque el árbitro solo le señalara una y ella bien avanzado el partido.
El amago de lesión de Llorente sí que puso los pelos de punta al personal, bastante más que la lesión de verdad de Javi Martínez y la retirada urgente de Muniain.
Lo trabado del partido y los cambios obligados por las lesiones, no hacían prever nada bueno, por mucho que el Athletic tuviera el balón y el dominio territorial. Y mira por dónde, los suplentes llegaron con la solución. Se retrasó Iturraspe para ocupar el sitio de Javi Martínez en el medio centro y el otras veces frío y hasta timorato centrocampista, se transfiguró en una fiera que sostuvo al equipo a base de robar y elegir siempre la mejor salida. Herrera entró lleno de fútbol y aportó la movilidad y la visión que esta vez no había tenido Muniain en la línea de tres cuartos, para desestabilizar, ahora sí, a una defensa rival que veía que los problemas le crecían cada minuto que pasaba. Si añadimos que Toquero volvió a hacer gala de su excelente centro en carrera, tenemos el resultado final, abultado quizá, pero en ningún caso injusto.
Sin agobios clasificatorios, encadenando una serie de siete partidos sin conocer la derrota, sumando once puntos de los últimos quince disputados en la Liga pero, sobre todo, dando en cada partido la sensación de que la semana o los días precedentes en Lezama han servido para aprender, para mejorar, para profundizar en lo que se quiere hacer, el Athletic empieza a adquirir hechuras de equipo fiable, de conjunto que pese a lo que a veces cede y concede a sus espaldas, tiene muy claro que lo suyo es ir de frente ante cualquier rival. Y, lo que es más importante, este equipo tiene cosas que ofrecer al público, juegue lejos de casa o juegue en San Mamés. Los dos últimos partidos en la Catedral se han saldado con seis goles que sitúan al Athletic como el cuarto mejor realizador de la categoría. Los datos también empiezan a avalar el trabajo bien hecho. La mejor señal de que las cosas marchan es que todo el mundo está deseando que llegue el siguiente partido. Será en Gijón, inmejorable plaza para el Athletic, el domingo por la mañana.
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1 comentario:
Vaya fin de post. Te ha faltado escribir Dios mediante.
Allí estaré, tras una vuelta de tarde noche por Gijón.
Con respecto al partido, efectivamente, esto coge ya una forma tal que los apocalípticos han decidido refugiarse en los cuarteles de invierno.
Las dudas se tornaron en agradables sorpresas. Los tres que entraron aportaron más que los que se fueron a la ducha, lo que habla bien del potencial de una plantilla corta que el entrenador ha sabido hacer polivalente.
Bielsa, además de Loco, demuestra que sabe de esto. No hubiese dado un duro por Iturraspe de medio centro y hubiese invertido, a priori, la posición de los dos Ander y, sin embargo, salió mejor que bien. El de Abadiño ganó puntos y, al parecer, una renovación.
Toquero, el gran testamento de Caparrós en el Athletic, demostró que es, de largo, el mejor centrador en carrera de la plantilla con ambas piernas. Y sí, lo reconozco, le menosprecié cuando vino al Athletic.
Siete partidos sin perder no se pueden achacar a la buena suerte. Hay algo más. Mucho más. Cada jornada me convence más el asunto.
Se pongan como se pongan los ricardomorenos de turno.
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