miércoles, 19 de octubre de 2011

El día del club, una institución trasnochada

La Junta Directiva del Athletic Club, en reunión celebrada el lunes 17 de octubre, ha decidido declarar como Medio Día del Club el partido frente al FC Barcelona, correspondiente a la decimosegunda jornada de Liga y a disputarse el domingo día 6 de noviembre, en horario por confirmar. 
Ya tenemos el primer Medio Día del Club de la temporada. El segundo será cuando venga el Real Madrid. Ninguna sorpresa por ese lado. Estas cosas me retrotraen a mi cada vez más lejana infancia, a un campo de Regional, que no era mucho más que un barrizal rodeado por una valla de hormigón y limitado por dos porterías de madera. Tardes oscuras de lluvia y frío en las que pasaba orgulloso por la barrera de madera que hacía de puerta enseñando al señor que cortaba los billetes una cartulina con el escudo del equipo y mi nombre mecanografiado junto a un número y la leyenda: socio infantil. Pasaba así a todos los partidos menos a uno, en el que tenía que esperar a que mi padre hiciera cola en la taquilla para comprar las entradas, una excepción que me explicaba cada año. Es que hoy es el día de ayuda al club y tenemos que pagar todos para que tenga algo más de dinero.
El Día del Club tenía una justificación en aquellos lejanos tiempos en los que las cuotas de los socios y la recaudación en taquillas eran los únicos ingresos que tenían los clubes de fútbol. Es una institución contemporánea a la rifa del jamón en el descanso. Obsérvese que se escribe del jamón y no de un jamón, porque está muy extendida la sospecha de que se trata siempre del mismo jamón, que nunca toda a nadie y si le toca no se lo lleva a casa, en parte porque las momias no forman parte de nuestra cultura gastronómica y en parte por solidaridad con el Club a quien tanto le dolería desprenderse de algo al que le ha cogido cariño con el paso de los años. Después vinieron también las participaciones en la Lotería de Navidad y la rifa de la cesta, versión más sofisticada de la del jamón. Tiempos heróicos, de economía de guerra y medias remendadas una y otra vez; de jerseys de portero tejidos a mano y contratos de diez meses, los que dura la temporada, que es cuando hay partidos y por lo tanto, taquillas. Muchos directivos del fútbol de Regional, esos a los que de verdad el fútbol les cuesta tiempo y dinero, podrían contar muchas cosas al respecto ahora mismo.
El Día de Ayuda al Club, que ese era el nombre original, devino en el resumido Día del Club. Con el paso de los años, la visón de marketing de un presidente desdobló el Día del Club en dos Medios Días del Club. "En lugar de pagar una entrada completa hemos pensado que sería más amable para ustedes pagar la mitad en dos veces", les explicó a los compromisarios en una Asamblea. Lo que no les explicó es que así el club podía incrementar el precio de las entradas para el público en general dos veces en lugar de una, y si se lo explicó, no lo recuerdo.
La prerrogativa que tiene la Junta Directiva de declarar un Día del Club o dos Medios Días, viene reflejada en los Estatutos. Se me ocurre que ahora que va a haber un nuevo intento de modernizarlos, se podría proponer la supresión de una institución trasnochada, poco acorde con los tiempos que vivimos. No es cosa de renunciar a unos ingresos con los que ya cuenta el club; se trata de mantener esos ingresos por otra vía, por ejemplo, por la del incremento del precio del carnet de socio en una cantidad similar, o ligeramente inferior al importe de los dos Medios Días del Club, con posibilidad de devolución en caso de renuncia del socio a acudir a esos partidos. Es decir, cobrar por adelantado y dejar abierta la posibilidad de reintegro, en lugar de esperar a que el socio se anime a comprar la entrada correspondiente en vísperas de los partidos señalados, ejercicio no siempre sencillo. Por ejemplo, en el caso que nos ocupa, todavía no se sabe a qué hora se jugará el partido.
Para compensar, se podría incrementar, digamos que con más alegría, el importe del precio de las entradas de venta al público, teniendo en cuenta que ese día serán muchos los no habituales interesados en acudir a San Mamés, procedentes de territorios limítrofes donde abundan los seguidores de los equipos de referencia. Seguramente desde la administración del club se alegarán poderosas razones de intendencia para demostrar la inviabilidad de la propuesta.
Pero el hecho cierto es que el Día del Club es un incordio para el socio y una rémora para el equipo. Para empezar, el socio se ve obligado a comprar la entrada bien acudiendo a la taquilla en un calendario determinado, o a algún cajero automático que no es accesible para todos. Recuérdese además que se trata de los partidos ante los rivales más interesantes, por lo que el socio que paga su cuota para ver al Rayo, el Levante, o al Granada, tiene que aflojar el bolsillo cuando vienen el Real Madrid y el Barcelona.
La consecuencia directa, salvo temporadas excepcionales, suele ser una renuncia que oscila entre el treinta y el cuarenta por cien de la masa social, con lo que los habituales de la grada no están en los partidos cruciales. A nadie se le escapa que el aspecto de los graderíos de San Mamés suele ser muy distinto en esos partidos. Por la ausencia de unos y la presencia masiva de seguidores del equipo rival que ese día acuden al campo a animar a los suyos. Ver a medio San Mamés celebrar un gol del Madrid o del Barcelona resulta demoledor para el espíritu rojiblanco, y no sé si la recompensa económica equilibra el patético espectáculo. Si es así no hay más que hablar. Si pensamos que es en los partidos grandes cuando San Mamés tiene que ser más grande, creo que merecería darle una vuelta al asunto.


llévame a Menéame Menéame mira lo que se habla en la blogosfera Technorati: Athletic lleva este post a los favoritos de Google GBookmarks: marcar llévame a Menéame Menéame mira lo que se habla en la blogosfera Technorati: Athletic lleva este post a los favoritos de Google GBookmarks: marcar

3 comentarios:

Iñaki Murua dijo...

Para variar, de acuerdo contigo. No siempre retiro mi entrada en estos partidos, y, algún día que lo he hecho, parece en efecto que no estoy en San Mamés: no están los y las habituales alrededor, hay quien te "radia" el partido, muchos seguidores del conjunto visitante...
Vamos, que mejor ambiente en el bar del barrio ;-)

Gontzal dijo...

Yo podría dar detalles de cómo se hacían los sorteos en Fadura.

No está desencaminado el autor de la entrada.

Hay que incluir los días del Club en el precio anual del carnet. Evitaríamos, además, lo que dice Iñaki. Porque es lamentable ver cómo se celebran los goles del Barça en San Mamés.

Juan Carlos Latxaga dijo...

A lo mejor habría que proponer algo al respecto cuando pidan sugerencias para la redacción de los nuevos estatutos. Ahora que ya no tenemos lío ni con los suplementos ni con los jubilados, podríamos abrir una polémica nueva para estar entretenidos en las próximas quince asambleas.