martes, 3 de enero de 2012

El mejor Athletic estuvo en la grada
del Carlos Belmonte

Es la eterna historia de este tipo de eliminatorias tan descabaladas sobre el papel. Para los modestos se trata del partido del año y juegan con una excitación por encima de lo normal. Los favoritos en cambio, saltan al campo con el morro torcido, con un aire entre displicente y aburrido. Es inevitable y no cuestiona su profesionalidad ni la capacidad de convicción del entrenador. Les ocurre a los jugadores del Athletic, a los del Barcelona, a los del Granada y a los del Liverpool. Está en la naturaleza del futbolista y la historia de la Copa está llena de cadáveres de equipos que se creyeron superiores y solo sirvieron para alimentar la leyenda de los llamados 'matagigantes', otro clásico del fútbol. La diferencia estriba en que hay equipos con calidad suficiente para resolver jugando con las manos en los bolsillos, y otros, como el Athletic, que tienen que sudar siempre si quieren ganar, tengan enfrente al Manchester United o al Deportivo Cacabelense.
Lo de Albacete es otro capítulo de esta larga novela de horrores coperos. Como lo fue lo de Oviedo, más o menos, aunque entonces el gol de De Marcos disimuló muchas cosas. Partidos como el de ayer deberían ser causa de reclamación de daños y perjuicios, no tanto por parte de la clientela habitual, sino por ese millar y medio de benditos rojiblancos que peregrinaron a la capital manchega en una nueva demostración de que su fé raya con el fanatismo cuando se trata del Athletic. Ya tienen la piel muy dura después de sufrir muchos fiascos parecidos, y seguro que volverán a peregrinar en cuanto tengan ocasión para ver de cerca a sus ídolos y, a ser posible, verles jugar bien. Ellos fueron, sin duda, los mejores rojiblancos en el estadio albaceteño.
El Athletic que saltó al irregular césped del Carlos Belmonte fue una versión desvaída de lo que ha venido presentando Bielsa hasta la fecha. Formalmente, se trataba del equipo titular, con la gente en su sitio e instrucciones precisas para que nadie se lo tomara a broma. La alineación misma era un mensaje inequívoco del técnico a sus jugadores. Pero se ve que el parón navideño ha generado una especie de amodorramiento general.
Era previsible que el Albacete saldría a morder y a intimidar, más incluso con un árbitro como Mateu Lahoz , que no se suele dejar impresionar por caídas mejor o peor dramatizadas y que es de los pocos colegiados que todavía entienden que en fútbol no todos los choques son falta, ni todas las faltas merecen tarjeta. Tampoco es que los chicos que ahora patrocina Iniesta se propasaran con el juego duro, pero sí es cierto que jugaron siempre con pierna fuerte y con una selección estudiada de las piezas a abatir, entre las que destacó Muniain por encima de todos.
No es explicación ni justificación para el mal juego del Athletic. Con un poco más de precisión en el pase y calma en la elección, los rojiblancos hubieran podido enfriar el partido. Si no lo hicieron fue porque los que en teoría tienen la responsabilidad de mover la pelota no estuvieron precisamente inspirados. Susaeta, desaparecido, solo permaneció en el campo hasta el descanso, Herrera, con un nivel de presencia semejante, Muniain perdido en batallitas y víctima de un acoso y derribo propiciado muchas veces por su tendencia a quedarse con el balón renunciando a pases fáciles. Tampoco puede decirse que el aire manchego estimulara la creatividad de Iturraspe, mientras que Toquero desmintió esa teoría de Bielsa que afirma que no hacen falta refuerzos en esta plantilla. Que Amorebieta e Iraola fueran los más entonados describe perfectamente la situación.
La verdad es que pese a los esfuerzos de los comentaristas de televisión para convencernos de lo contrario, el Albacete pareció exactamente lo que es, un voluntarioso equipo de Segunda B, que a base de dejarse el alma consiguió equilibrar el escaso juego de su rival. La épica está muy bien y el recurso narrativo de preguntarse cuál de los dos equipos es el de Primera, sigue funcionando pese a que se viene utilizando desde los tiempos del blanco y negro. Pero un poco de mesura tampoco estaría de más.
Intentó mover el partido Bielsa tras el descanso dando entrada a San José por De Marcos, y a Ibai por Susaeta, pero no se trataba tanto de cuestiones tácticas como de otra índole. En estos casos, cada minuto que pasa sin que se mueva el marcador, es una inyección de adrenalina en el cuerpo del pequeño. Como sucediera con el Oviedo, tampoco el cansancio hizo mucha mella en el Albacete hasta los instantes finales, y es que hoy en día la preparación física no es un misterio para nadie, así que aquello siguió por los mismos derroteros.
Si en el primer tiempo el Athletic pareció descentrado, durante amplias fases de la continuación se le vio con una cierta falta de tensión, precisamente cuando con más comodidad dominaba los espacios y daba la impresión de que un punto más de intensidad sería suficiente para romper al rival. Pero todo se limitó a las correrías de Muniain, el único que fue creciendo en su rendimiento con el paso de los minutos.
No nos puede sorprender un partido que hemos visto tantas veces. Ni siquiera merece la pena extraer más conclusiones que la constatación de que habrá que apretar más en San Mamés para cumplir el objetivo. Bielsa acertó a la hora de valorar el choque, contando con todos sus titulares. Más dudoso parece que acierte renunciando de entrada a algún refuerzo, por lo demás ciertamente complicado. Seguro que el domingo en Getafe será otra cosa. Y más vale que sea así.
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6 comentarios:

Iñaki Murua dijo...

En Oviedo estuve; ayer lo vi por la tele. Pero el de Oviedo me pareció peor, a pesar de la victoria (si Iraola acierta ayer, igual resultado seguramente)
Eso sí, para quien estuviera reservando hotel para la final, está claro que el camino no va a ser tan fácil, como era de prever.

Juan Carlos Latxaga dijo...

Creo que fueron dos partidos parecidos, con la única diferencia del resultado, que condiciona casi todos los análisis. El camino hasta la final será tan fácil o difícil como era cuando se hizo el sorteo. La gente pasa de la euforia a la depresión sin motivo. ¿Alguien crería de verdad que pasando a Oviedo y Albacete, el resto de los equipos que esperan, cualquiera de ellos, nos lo iba a poner fácil?. Bielsa lo dijo el otro día con claridad: todavía este Athletic no ha ganado con claridad a nadie.

Gontzal dijo...

Y si alguien pretende pasar una eliminatoria sin ganar uno de los dos encuentros es que le dura la euforia del champán.

El partido fue horrible, pero la semana que viene se gana y punto. Que no hay rival fácil está claro, así como que a este equipo le cuesta demasiado ganar.

Ante la ausencia de refuerzos y la no recuperación de Llorente sólo queda idear algo distinto. Toquero rinde más cuando bascula a bandas y Muniain ofreció más peligro al final del partido cuando estuvo más centrado y cercano al área.

Visto lo visto y oído lo oído, parece como si estuviésemos eliminados. La ciclotimia es endémica en Bizkaia.

Juan Carlos Latxaga dijo...

EStoy leyendo cada cosa por ahí, alucinante. No sé si la afición del Athletic tiene catorce años, solo la parte de la afición del Athletic menor de quince años se mueve en internet o padecemos una amnesia colectiva que riéte tu de la ejemplar transición española. Partidos como el de Albacete ha jugado el Athletic en todas las ediciones de Copa que ha disputado. Y ha ganado unas cuantas

Anónimo dijo...

Sin olvidar que en muchas,algunas,hobeto esanda,ha sido eliminado por equipos de segunda b.Totalmente de acuerdo con lo de Aduriz,espero que ahora que ahora que no esta,los antillorrente,que en san mames hay unos cuantos,se den cuenta de lo que aporta

Juan Carlos Latxaga dijo...

Pues sí, no hay mal que por bien no venga. Seguro que algunos que despotrican de Llorente ya le están echando de menos.