miércoles, 11 de marzo de 2009

Los dineros (y las deudas) del fútbol

Un militante que desde que consiguió que suprimieran la mili ha puesto el fútbol en el primer lugar de su lista de objetivos a eliminar, me avisa de que ha colgado en su blog un post que a su vez remite a otro que da cuenta del estado económico de los equipos que compiten en la ahora llamada Liga BBVA. Merece la pena leerlo porque, aunque en realidad no aporta nada que no se supiera, nunca está de sobra mirar a la realidad de cerca, tan de cerca como nos la pone el cuadro que publican en ese post.
Empiezan a ser numerosas, y cada vez más frecuentes, las voces que alertan de la situación de bancarrota que sufre el fútbol de élite. La pomposamente llamada Liga de las estrellas, según denominación inventada por algún periódico deportivo madrileño, tan dado a la exageración y al enaltecimiento de lo propio, lleva tiempo estrellada en su economía. El hecho de que aparezcan esas voces de denuncia, podía hacer suponer que el deterioro es de tal calibre que alguien se está empezando a plantear durante cuánto tiempo todavía se podrá seguir sosteniendo una situación insostenible.
Ya han ensayado todo para conseguir mantener la ficción de que España es la número uno en algo, aunque sea en el fútbol, por sostener lo que llaman la mejor Liga del Mundo. La ruina de los clubes tradicionales llevó en su día al Gobierno a promover la Ley que obligó a todos los endeudados a convertirse en Sociedades Anónimas para recaudar capital. Sólo se salvaron Athletic, Osasuna, Real Madrid y Barcelona, por presentar en aquel momento números negros en sus balances.
Aquella transformación en Sociedades Anónimas provocó situaciones propias de película de Berlanga, que oscilaron desde la solución de que fueran las instituciones públicas (Ayuntamientos y Diputaciones) quienes compraran la mayoría de los paquetes accionariales (Racing), hasta la entrada en el fútbol de caciquillos locales ligados al ladrillo o bucaneros como el difunto Jesús Gil, que se hizo con la propiedad del Atlético sin poner un duro; le bastó con enseñar un aval que retiró un minuto después de hacerse con las acciones.
Como tampoco aquello sirvió para aclarar el panorama económico, llegaron las recalificaciones (la esquina del Bernabéu, la Ciudad Deportiva), las permutas de terrenos (Valencia), las ventas de estadios (Sarria) y, cómo no, las declaraciones de concurso de acreedores (Celta, Las Palmas, Levante, Alavés, Real Sociedad...) una vez constatado que ya no quedaba más remedio que reconocer la ruina.
Pero pese a haberlo ensayado todo para evitarlo, la deuda sigue creciendo en progresión geométrica, en lo que constituye la mejor explicación práctica de lo que se entiende por una huida hacia adelante. Hay que seguir endeudándose fichando al delantero brasileño que nos garantizará estar en Europa el año que viene o ascender a Primera, o evitar el descenso, porque sólo así podremos seguir haciendo taquillas y cobrando derechos de televisión, que a su vez servirán para fichar un defensa argentino que nos garantice estar en Europa, o no descender, o ascender a Primera y así sucesivamente.
Pero caeremos en un error y cometeremos una injusticia si culpamos de este desaguisado económico sólo a los dirigentes. Quien esté libre de culpa que tire la primera piedra. O mejor, que recuerde la última vez que después de dos derrotas de su equipo haya vociferado al calor de la barra de un bar que lo que hay que hacer es fichar un delantero brasileño, o un defensa argentino; que se ha dado la vuelta en la tribuna y le ha exigido al presidente que se gaste la pasta y que fiche, porque con estos mantas nos vamos a Segunda; o que eche al entrenador (previo pago del millonario finiquito, claro) y traiga un técnico italiano, que esos sí que saben meter en cintura a estos vagos que tenemos en la plantilla. Por no hablar de la Prensa, tan proclive a denunciar las profundas crisis que subyacen después de un par de derrotas. Y así sucesivamente...

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4 comentarios:

Gontzal dijo...

Coño, tal como has terminado el post, no me atrevo casi ni a escribir porque nos has descalificado de un plumazo ;-)

Veo que el antimilitarista se ha salido con la suya y si bien en muchas ocasiones os he visto tanto a Iñaki como a ti huir de sus provocaciones, en esta hemos entrado todos. Quizá por el estado de efervescencia en que nos encontramos al recuperar el orgullo de ser del Athletic.

Del estudio no me fío demasiado, no sé si tendrá el rigor necesario y si los datos serán muy ciertos. Lo que indica del Athletic me choca, sobre todo la escasez de la valoración de su patrimonio frente a otros que tienen, supuestamente, menos.

De la famosa reconversión (riánse de la industrial) del fútbol sólo nos queda eso: las recalificaciones y la llegada de los giles, ruizmas, canedas o loperas.

Yo insisto. No hay quien tenga arraultzes de meter mano a eso si bajando como se bajó en un intento de cumplir la ley a Celta y Sevilla se armó la que se armó.

Esto no tiene marcha atrás y la huida hacia adelante acabará como la burbuja inmobiliaria. Se tiene que pinchar.

Volviendo al hábil provoca-futboleros, ¿no le entras a discutir sobre si el Athletis es més que un club?

Juan Carlos Latxaga dijo...

Déjalo estar que tiene mucho peligro. Los antifutboleros se dividen en dos: los divinos de la muerte porque ellos son de la cultura y el futbol es para torpes, y los concienciados sociales que no saben cómo salvarnos del embrutecimiento que nos provoca el balón.Al antimilitarista le tengo por uno de estos últimos. :-)

Antonio Piera dijo...

¿Y esta noche, qué? No te veo muy pitoniso. Yo tampoco lo tengo claro, pero acojonao sí que estoy. Un abrazo previo.

Gontzal dijo...

Tranquilidad Antonio, que aquí después de la clasificación para la final de Copa sólo se habla de las entradas y el Madrid puede pillarnos un poco despistados.

Yo estoy también acongojado pero creo que en sentido inverso...