Un análisis superficial de lo ocurrido en la Asamblea de Compromisarios del Athletic deja una imagen de paz social y unanimidad que no es tal a poco que se profundice en lo que ocurrió a lo largo de las cinco horas largas que duró la reunión. Por comparación con anteriores citas, podría decirse que la Asamblea discurrió con extraordinaria placidez, como la vida de Mayor Oreja durante el franquismo. Después de tres años, García Macua consiguió sacar adelante su propuesta de presupuesto en primera instancia, lo que no deja de ser noticia, y no se produjeron intervenciones especialmente agresivas desde el estrado.
La abrumadora mayoría con la que se saldó la votación sobre el punto del orden del día referente a la gestión y usos de San Mamés que introdujo a última hora un grupo de doscientos socios, fue también previsible.
Pero fijémonos en algunos detalles. La del lunes era una Asamblea de nueva planta, constituida durante el mandato de la actual Junta. Los resultados negativos de las dos anteriores se achacaron a la presencia de socios fieles a la Directiva precedente cuyo único propósito, al parecer, era la práctica del quintacolumnismo. Pues bien, con una Asamblea se supone que más favorable o constituida en gran parte bajo la inspiración de Ibaigane, los presupuestos se aprobaron por un exigüo margen de 31 votos, y ello, con una propuesta de incremento de cuotas que entra dentro de lo más normal y que supone, en los casos más gravosos, un incremento de apenas 30 euros en el precio anual del carnet. La paupérrima diferencia de votos anima a pensar que cualquier otra pretensión de la Junta hubiera sido rechazada como en las dos ocasiones anteriores, lo que denota que la Asamblea está menos controlada por la Directiva de lo que sería previsible. ¿No han estado hacendosos los traficantes de carnets? ¿Tan pocas simpatías concita esta Junta?
Como los inocentes murieron con Herodes, tampoco sobra un apunte sobre la presencia de algún conocido y emergente líder del PSE como compromisario. Cabría pensar en un movimiento de este partido para ganar presencia en el Athletic en un momento histórico para dicho partido y para el propio Club, éste derivado del proyecto de construcción del nuevo campo. Se supone que algo tendrían que decir en el debate suscitado tras las lamentables intervenciones desde el Gobierno vasco, pero no dieron noticia de su presencia. La votación sobre la gestión de San Mamés Barria, 800 a favor de la gestión exclusiva del Athletic y 70 en contra (o lo que es lo mismo, a favor de las tesis de López), demuestra que la penetración (con perdón) del PSE en el Athletic sigue siendo prácticamente anecdótica.
Una intervención de García Macua que se ha pasado por alto, podría tener su trascendencia en un futuro a medio o largo plazo. Fue la referida al estudio que propuso sobre Lezama, el modelo de cantera y su encaje en los tiempos actuales. Tanta indefinición puede abarcar cualquier concreción, y vistos algunos pasos que ya se han dado, convendría seguir atentamente este estudio y a sus 'estudiantes'.
Curiosamente, uno de los puntos más interesantes de la Asamblea lo constituyó la intervención del primer compromisario que subió al estrado para pedir la expulsión de los medios de comunicación. Dicho así, puede parecer muy fuerte y hasta cavernario, pero un somero análisis descubre que la intervención del compromisario no iba tan descaminada, ni se trata de un orate que quiere quemar periódicos. Planteemos un caso práctico para ilustrar al lector: Si usted se persona en Ibaigane preguntando si Pepe Pérez es socio del club, un empleado más o menos amable le indicará que al club le resulta imposible facilitar ese tipo de información por imperativo de la Ley de Protección de Datos. Si sigue insistiendo en acceder a la información, el amable empleado le cogerá del brazo y con suavidad no exenta de firmeza le acompañará a la puerta y puede que hasta le regale un pin, pero usted se marchará sin saber si Pepe Pérez es socio o no. Pero hete aquí que si el tal Pepe Pérez es compromisario y acude a la Asamblea, no solo aparecerá en todas las televisiones locales, sino que si sale a hablar al estrado, su intervención estará adornada con mensajes del tipo 'kien es este pesado' o 'el club doña Urraka hace descuentos a los compromisarios del Athletic'.
El compromisario que planteó la cuestión aportó incluso una solución técnica para que la Asamblea pudiera ser seguida por todos los socios del club, compaginando su derecho a la información con el derecho a la imagen propia, a la intimidad y a la legal protección de los datos personales, que en el caso del Athletic se incumple de forma flagrante cada vez que un compromisario sube al estrado y recita la fórmula de Alcohólicos Anónimos: 'Me llamo Pepe Pérez y soy socio del Athletic con el número x'.
Es un hecho probado que la presencia de las cámaras estimula en algunos compromisarios la búsqueda de los cinco minutos de fama que atribuyó Warhol como derecho a todos los seres humanos, y la presencia de las cámaras violó en esta Asamblea la intimidad y el derecho inalienable de un compromisario a dormir como un bebé, arrullado por el run run de los pasivos circulantes y los fondos de maniobra del señor Zárate, responsable económico de la Directiva, conocido familiarmente como Don Celes por los mensajistas de las teles locales.
Pero al socio que planteó la cuestión, obviamente, no le hicieron ni caso y le miraron como si fuera un alienígena.
Después de la extemporánea y novedosa intervención del primer compromisario, la Asamblea volvió a sus cauces habituales y, si bien se notó una cierta renovación entre los usuarios del púlpito, no faltaron los habituales a quienes de tanto ver en el estrado, uno les imagina blandiendo el dedo acusador hasta en la cena de Navidad de sus casas exigiendo detalle presupuestario y comparativa del incremento de precios del turrón en el último quinquenio. No hubo pues nada nuevo que fuera digno de mención salvo la habitual serie de acusaciones, listado de agravios y exigencia de explicaciones desde el púlpito y defensa ratonera desde la mesa presidencial, ora lanzando balones fuera, ora prometiendo más explicaciones y detalles en plan 'cuando usted quiera tendré mucho gusto de recibirle en Ibaigane que siempre tiene las puertas abiertas para los socios'.
Por romper una lanza en favor de estos compromisarios, tantas veces acusados de pesados, reiterativos, buscadores de una efímera fama o de una silla en las tertulias de las teles locales, cabe decir que es su contumaz cruzada, su decisión de colocar al Athletic como razón de ser última de sus vidas la que mantiene en guardia a las sucesivas directivas y permite que el nivel de desmanes siga a una altura homologable a estándares noruegos.
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