domingo, 22 de noviembre de 2009

Con pico y pala


De un tiempo a esta parte se ha puesto de moda en San Mamés entonar, con más o menos fortuna, la marcha triunfal de Aida. De hecho, cuando Toquero marcó el gol del empate contra el Barcelona, algo más de la mitad de San Mamés afinó con Verdi. La otra mitad, la del Barça, cosas de los días del club, había enmudecido incrédula. Puestos a convertir la Catedral en un remedo de la Scala de Milán, yo sugeriría al distinguido público que, siguiendo con Verdi, se arrancara con el Coro de los esclavos de Nabucco, ya saben, Va Pansiero... Creo que esa música está más en consonancia con el carácter sufrido y desgarrado del Athletic. Si les parece que esa parte de Verdi es demasiado seria, podríamos probar a sustituir en la salida del equipo el Altza Gaztiak arreglado por el inolvidable Carmelo Bernaola, por la cancioncilla que entonaban los enanitos de Blancanieves cuando iban camino de la mina. Podría ser una forma desenfadada de empezar el currelo. Porque los futbolistas del Athletic van al campo a trabajar, no a jugar. A jugar salieron por ejemplo los del Barcelona el sábado, pero se encontraron enfrente con un grupo de forzados que solo aspiran a que su capataz les nombre trabajador del mes. El camarada Aleksei Stajanov sería feliz en este Athletic.
Cada uno emplea las armas de que dispone y Caparrós está convencido de que la única virtud de sus jugadores es que corren y sudan más que el resto de sus colegas. Si contra cualquier rival los rojiblancos hacen más kilómetros que Miguel Strogoff, era previsible suponer que ante el Barça saldrían dispuestos a establecer plusmarcas chinas de productividad. Por si hubiera dudas, Caparrós dobló turno en el centro del campo, alineando juntos a Gurpegi, Javi Martínez y Orbaiz, dejando a Llorente como delantero único a beneficio de inventario.
Imaginación y brillo contra trabajo gris y rutina; chispazos de ingenio frente a un constante batir hierro en frío hasta destrozar el yunque. A los jugadores del Athletic se les podrán achacar muchas cosas, pero nadie les podrá reprochar que no se ganen el pan con el sudor de su frente.
San Mamés vivió el sábado una paradoja del fútbol. Un equipo con una potencia de fuego similar a la del mejor acorazado de la Sexta Flota sólo pudo marcar un gol después de dilapidar no menos de seis llegadas claras, de las de empujar. Enfrente una patera artillada con un tirachinas, llegó dos veces a la portería contraria y marcó un gol. A un lado, una constelación de estrellas de clase mundial, no sabía cómo quitarse de encima a un rival que se multiplicabla para impedir su juego; al otro, el futbolista más humilde de la categoría, el antihéroe por antonomasia, se convirtió en el feliz protagonista del evento marcando un magnífico gol. Esa es la grandeza del fútbol, lo que hace que este deporte apasione a tantos millones de personas en todo el mundo. Y no es menor el efecto colateral del partido de San Mamés: después de todo lo que le ha caído, Pellegrini llega al Camp Nou sentado en el banquillo del líder.
Regresando a San Mamés cabe decir que el Athletic celebró el empate como si se tratara de un triunfo. Este equipo ha menguado tanto que ha llegado hasta esa tesitura, impensable hace un par de décadas. Pero así son los tiempos que corren. El gol de Toquero vale por algo más de un punto, vale por la recuperación del orgullo perdido. Hasta el sábado, el Barça solo había cedido dos empates en la Liga, en los campos del poderoso Valencia y del afortunado Osasuna. En San Mamés, los de Guardiola se retiraron sin ganar por tercera vez. Dice mucho en favor del trabajo que hicieron los rojiblancos; trabajo sí, porque de juego poco se puede hablar. Pero el fútbol también es eso: hay futbolistas que practican el jogo bonito y hay futbolistas a los que les das un pico y una pala y te sacan petróleo en la posición teórica del medio volante izquierdo.

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6 comentarios:

Iñaki Murua dijo...

En el primer tiempo me dio una triste impresión de equipo menor :-(
Y, me temo, que quien es el director de esta banda (hoy es Santa Cecilia) tiene su parte importante en este hecho.

Y me alegro un montón por el gol de Gaizka Toquero, que me pareció le dio bien al balón.

Por cierto, hoy no tengo qué decir de lo que pasó cerca del banquillo porque yo no fui a la Catedral. Y unos cuantos socios de mi entorno tampoco. Me parece significativo.

Anónimo dijo...

Una hombrada que se suele decir, pero no se pueden hacer 38 hombradas al año. Lo que veo bueno de este resultado es la moral que puede dar a la plantilla y a la aficion, que nunca viene mal.

Ahora habra que certificar la Liga en Almeria, que es lo que importa. Y en Almeria no tiene que haber "hombrada", sino juego. Entonces podemos pensar en equipo, no en situaciones.

Por lo demas, Sr. Murua (el protocolo, ya sabes, con eso de que hay en Bilbao una convencion sobre el tema), no te falta razon, que parece que el amigo Macua nos tiene a los socios como los tontos de turno, desde el verano aqui parece que tenemos que hacer cola en las taquillas dia si y dia no... y en fila de uno (por el protocolo).

Luis Teclista

Gontzal dijo...

El resultado es bueno, el mejor de los que podíamos aspirar a conseguir, a tenor de lo escuchado que demuestra, como dices, el empequeñecimiento de la entidad. ¿Dónde quedan las bilbainadas?

Yo sigo con mi soniquete. Esta plantilla tiene más talento del que el entrenador piensa y otra forma de juego es posible.

Yo también acabo los partidos con calambres, el fútbol del Athletic desgasta físicamente a los que nos sentamos en la grada y en el taburete del bar.

A mi también me aburre la Marcha Triunfal, por cierto.

Juan Carlos Latxaga dijo...

Iñaki, de acuerdo contigo: en el primer tiempo nos dieron un repaso más que regular y pudieron cerrar el partido con dos o tres goles. Yo tampoco estuve de cuerpo presente en San Mamés, y compruebo que faltamos muchos. Es un asunto que tendrán que estudiar.
Luis, efectivamente, en Almería habrá que hacer algo más que correr, luchar y pelear. A ver si nos convencemos de que esto es fútbol.
Gontzal, el empate era lo máximo. Yo creo que alguno hasta de conformaba con una derrota honrosa. Sólo así se explican tantos entusiasmos y elogios post-partido. ¿Estarían diciendo lo mismo si Toquero no marca?

Anónimo dijo...

Yo me voy a quedar con lo positivo:

1.- El Barcelona habia cedido sólo dos empates en Liga y uno de ellos debido a la mala fortuna en Iruña y el otro en Valencia. Nosotros nos sumamos a esa estadistica negativa culé.

2.- Un equipo como el Barcelona nos hizó tres ocasiones clarisimas, muy poco bagaje para el Barcelona y creo que algo de mérito de ello tuvo el Athletic.
Nosotros tuvimos dos ocasiones clarisimas.

Somo

Juan Carlos Latxaga dijo...

Somo, yo también me quedo con ese aspecto positivo. Hasta ahora el Barça solo había cedido dos empates y el de San Mamés fue el tercero.
En cuanto a lo de las ocasiones, discrepo. Así, de memoria, me salen, el mano a mano de Messi con Iraizoz, la de Pedrito que se dribló a toda la defensa, un centro de Messi al que no llegó Xavi en el segundo palo por un pelo, un cabezazo de Keita, otro de Piqué, un tiro alto de Iniesta, una entrada de Messi en el área que cortó Gurpegui... y una sensación de dominio abrumador durante media hora, con diez minutos de auténtico agobio. Si somos realistas para cuando Javi falló aquel cabezazo, el partido podía haber estado 0-2 o 0-3. Eso sí, las ocasiones hay que meterlas y el Barça no lo hizo.