La directiva del Athletic ha anunciado la ampliación del contrato de Javi Martínez y de Fernando Amorebieta, dos de los jugadores a los que García Macua calificó de estrátegicos, o sea, lo que la gente del fútbol siempre ha llamado intransferibles. Será que García Macua no domina el lenguaje del fútbol, o tal vez que quiere aportar, además de imaginación en la contabilidad, un nuevo léxico.
Los acuerdos a los que han llegado ambos jugadores con el club constituyen una buena noticia porque permiten visualizar en forma de contrato esas promesas de amor eterno a los colores, tan habituales entre los futbolistas. En estos tiempos en los que los los divorciados/as, forman parte de nuestro paisaje cotidiano, hasta los amores más tórridos requieren del correspondiente certificado para que tengan cierta dosis de credibilidad.
Pero así como los amores certificados y sellados hasta la eternidad ante el juez o la Santa Madre Iglesia, son susceptibles de acabar muchísimo antes de la fecha de caducidad prevista, los contratos de los futbolistas de hoy en día vienen a ser poco más que papel mojado a efectos amorosos. Que se lo pregunten sino a Robinho, o a Cristiano Ronaldo, por referirme solo a los dos casos que más han dado que hablar este verano: dos historias de amor y odio con idéntico guión aunque distinto desenlace.
Bienvenida sea la renovación de Martínez y Amorebieta y, como se suele decir en estos casos, que los disfrutemos con salud y por muchos años. Y, sobre todo, que jueguen muy bien pero que no destaquen demasiado, no vaya a ser que se fijen en ellos los tiburones que están comprando todo el fútbol mundial y acaben uno en Kiev y el otro Londres, por decir dos sitios al azar. Claro que también podría darse el caso de que antes de que finalicen estos contratos llegara al Athletic una directiva deseosa de hacer caja para poder amarrar a los valores de la cantera (los estratégicos del futuro) y tener liquidez para fichar a las estrellas vascas en el exilio. Que todo puede pasar, como muy bien sabemos los que seguimos al Athletic, y si hoy te juro amor eterno, estratégico de mi corazón, no olvides que mañana, cariño, puedo encontrar otro estratégico más estratégico que tú, y si te he visto no me acuerdo. Que el balance es el balance y a ti te encontré en la calle.
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