miércoles, 1 de agosto de 2012

La profesionalidad mal entendida

Mal asunto éste de Herrera. Malo para el jugador y malo para el Athletic. Si se le añade que Amorebieta protagoniza un caso similar, matices al margen, el tema puede provocar un incendio de proporciones importantes, si no lo ha provocado ya. Los asuntos médicos suelen ser unos de los más delicados en el siempre frágil equilibrio del complejo vestuario de un equipo profesional. La medicina no es matemática, suelen repetir los galenos, y es verdad; pero cuando se maneja material tan sensible el margen de error se estrecha tanto que desaparece. Los entrenadores quieren a sus jugadores en perfectas condiciones y si no lo están quieren saber cuándo lo estarán con la mayor precisión posible. El margen de error del que disponen los técnicos también es mínimo, no les permiten muchas derrotas precisamente, de ahí su exigencia. No se sabe lo que opina Bielsa de quedarse de golpe con dos jugadores menos, si se confirman las peores expectativas en el caso de Herrera, pero seguro que no será nada bueno. Mal asunto.
La osteopatía de pubis es una de las lesiones más temidas por los futbolistas y por quienes cuidan de su salud, no porque sea una lesión de especial gravedad, de esas que dejan fuera de circulación al jugador durante toda una temporada, sino por sus características, tan dispares que impiden un pronóstico certero y complican la decisión sobre su tratamiento. Se trata de una dolencia que en términos populares puede definirse como latosa. Va y viene, los síntomas se agravan o desaparecen y nunca se acaba de saber muy bien el porqué. A veces el descanso es suficiente, en otras el mero hecho de parar la actividad no hace más que agravar la dolencia; los tratamientos conservadores funcionan... o no; el paso por el quirófano no está exento de efectos secundarios que se producen a veces sí, a veces, no. La pubalgia no es una lesión invalidante. El futbolista puede seguir jugando en función de su umbral de resistencia al dolor y de las ayudas farmacológicas que pueda recibir para sobrellevarlo. Muchas veces la decisión final es suya y solo suya, aunque en no pocas ocasiones es el responsable técnico quien decide acabar con la incertidumbre de la duda perpetua y manda cortar por lo sano. Hay casuistica de sobra en ambos sentidos.
Fernando Amorebieta ha sido operado recientemente por la doctora Ulrike Muschaweck. El central acabó la pasada temporada con problemas de pubis, pero eso no le impidió acudir a la convocatoria con Venezuela, con la que jugó en Montevideo el 2 de julio, aunque ya no pudo hacerlo en Chile diez días más tarde. Amorebieta disfrutó de sus vacaciones y regresó a la actividad como todos sus compañeros el 2 de julio. Lo de que regresó a la actividad es una manera de hablar; no pudo completar ningún entrenamiento y acabó en el quirófano. La lectura más simplista anima a calcular que se ha perdido un mes, un tiempo precioso que significa la diferencia entre estar prácticamente disponible para los primeros compromisos del curso, a estar fuera de combate en el tramo inicial. Pero la medicina no es una ciencia exacta, no lo olvidemos.
Menos comprensible es el caso de Ander Herrera. No es ningún secreto que a lo largo de toda la temporada pasada, el centrocampista solo ha rendido en plenitud de condiciones en ocasiones contadas. Llamado a ser titular indiscutible y una de las piezas básicas en el esquema de Bielsa, el técnico tuvo que cuidarlo con mimo, dosificándole los minutos precisamante en atención a los problemas de pubis que estuvo arrastrando todo el año. La lógica de los legos en la materia médica anunciaba una intervención quirúrgica nada más concluir la competición el 25 de mayo o, en su defecto, unas largas y descansadas vacaciones dedicadas al tratamiento de la lesión. Pero no sucedió ni una cosa ni otra. Herrera no renunció a participar en los Juegos Olímpicos y pactó con Milla aunque solo fuera poder jugar tres minutos, según confesión propia. Se deduce por lo tanto que el jugador sabía que no estaba en condiciones, que el seleccionador también lo sabía y que obviamente Federación y Athletic también estaban al cabo de la calle. Y sin embargo, Herrera entró en la vorágine de una competición en pleno verano. Las consecuencias de su decisión están por ver pero las puede adivinar cualquier observador, entre otras razones porque el propio jugador ha confesado en público cuál es su estado físico real.
Es comprensible que un futbolista joven quiera disfrutar de la participación en unos Juegos Olímpicos porque oportunidades como esa solo se producen una vez en la vida, pero su decisión tiene una muy difícil defensa desde el punto de vista profesional. La profesionalidad implica múltiples aspectos que van mucho más allá del mero hecho de cobrar puntualmente por la actividad que se realiza, en este caso jugar al fútbol. La profesionalidad implica también renuncia a muchas cosas, y no solo al ocio o a la vida alegre propia de la juventud. Estar en unos Juegos Olímpicos es muy bonito pero siempre y cuando el enriquecimiento personal no implique un daño importante a la entidad con la que está comprometido el profesional, y en este caso el daño puede ser mayúsculo. Claro que la duda sobre la profesionalidad se puede extender aquí al seleccionador que llama a un jugador tan consciente de sus limitaciones que se conforma con jugar solo "tres minutos". ¿Qué tiene que pensar el siguiente de la lista que estaba en perfectas condiciones y se ha quedado en casa?. Y qué tiene que pensar una Federación que se supone que quiere contar con el mejor equipo posible en una cita olímpica y ve que uno de sus presuntos titulares se queda en el banquillo en el primer partido porque no está en condiciones de competir. Y ¿qué tiene que decir a todo esto el club de origen del jugador, obligado a cederlo a sabiendas de las circunstancias?.
También Andoni Iraola estaba ante una oportunidad única en su carrera de acudir a una Eurocopa. Futbolista veterano ya, a Iraola sí que le quedan pocas ocasiones para alcanzar una cumbre profesional de semejante calibre y, sin embargo, renunció consciente de que su pubis no estaba en condiciones de afrontar el reto.
No se trata de hacer un ejercicio de maniqueísmo ni de confrontar a presuntos buenos con presuntos malos. Se trata de que cada uno extraiga las conclusiones pertinentes para intentar evitar una repetición en el futuro. El viejo enfrentamiento entre los intereses de la Federación y de los clubes está viviendo aquí un capítulo especialmente intenso. El Athletic está resultando muy seriamente perjudicado sin que ni siquiera le quede el derecho a la protesta. Resignación cristiana. El club se juega mañana buena parte de su futuro esta temporada con un equipo cogido con alfileres en el que faltarán cuatro titulares indiscutibles y un quinto estará obligado a intervenir sin apenas entrenamiento con la merma de rendimiento y el riesgo físico añadido que ello supone. La profesionalidad también atañe a quienes organizan todo esto, porque ellos también cobran, se supone que para pensar.
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4 comentarios:

Jon Anzola dijo...

Muy buen análisis. La gestión de la enfermería que se está realizando no encaja con los criterios de profesionalidad exigibles, salta a la vista.

Gontzal dijo...

Pues coincido plenamente con el análisis, Juancar.

A mi Ander me ha decepcionado, porque recuerdo declaraciones de él anunciando lo contrario de lo que ha hecho. En fin.

Si lo que le hacía ilusión era tener el chándal olímpico (lógico, por otra parte), coño, que lo hubiese dicho y ya hubiésemos puesto bote entre unos cuantos.

GORI dijo...

La secuencia de los hechos deja en mal lugar a los jugadores mencionados, sobre todo al segundo. El mayor perjudicado el Club. Con Amorebieta contábamos para esta eliminatoria con Ander no. Ahora ni con uno ni con otro.
Espero que no haga falta que salga Llorente, aunque eliminatoria difícil y cerrada, a priori.
Las consecuencias de todo esto las veremos más a medio plazo, Diciembre.
La última palabra la han tenido los futbolistas y ha salido cruz. En mi opinión, los servicios médicos y el Club han actuado correctamente hasta ahora en este asunto. Amorebieta y Ander, sopas y sorber. No, todo no puede ser. Vacaciones y/o Juegos Olímpicos y Operación, menudo plan. El jugador también pierde mucho. Espero y confío en que el equipo va a funcionar y bien con las ausencias. En adelante veremos si los San Jose, Ekiza, Ramalho, Pérez o Galarreta consiguen que en vez de hablar de las ausencias empecemos hablar de las presencias.
AUPA ATHLETIC!!!

Juan Carlos Latxaga dijo...

Gracias, Jon y Gontzal.
Hacer la lectura positiva que haces en estos tiempos en los que lo normal es tirar a todo lo que se mueve, denota un espíritu encomiable. La tuya es lo que se dice una crítica constructiva