miércoles, 28 de marzo de 2012

Después de la lírica llega el turno de la prosa

No cabe duda de que desplazar a un millar de seguidores a un partido de cuartos de final de la segunda competición europea tiene un mérito indudable y dice mucho de la implicación de la afición del Athletic con su equipo. Pero la cifra no resiste una mínima comparación con aquel ejército de ocho mil rojiblancos que asaltó Manchester en la anterior eliminatoria. El dato sirve como termómetro para tomar la temperatura al choque contra el Shalke 04 en cuartos de final, una ronda que el Athletic no alcanzaba desde que en la temporada 76-77 llegara a la final de la UEFA. LLegar al cruce con el Manchester United se consideró, antes de alcanzarlo, un objetivo en sí mismo; una vez logrado, el equipo elevó la apuesta y culminó sus dos mejores partidos del año eliminando al mítico equipo inglés. Hasta el momento, ahí se sitúa el techo de Bielsa y los suyos.
Solo lo que rodeó aquellos dos partidos merecería un análisis detallado, desde el relato de quienes, como si se tratara de Fort Apache, rodearon San Mamés a la búsqueda de una entrada, hasta lo que se vivió en Bilbao el día del partido de vuelta, pasando por los múltiples programas especiales emitidos en televisión a lo largo de aquella semana inolvidable o las toneladas de papel que se emplearon para narrar no solo la hazaña sino también sus antecedentes históricos.
Nada de eso ha sucedido ahora en torno a la eliminatoria que comenzará en horas ante el equipo alemán. Las cosas han vuelto a la normalidad. No hubo tumulto ante las taquillas ni ha habido necesidad de organizar un puente aéreo para transportar a la afición. A efectos futbolísticos, el del Schalke 04 es un nombre que no le dice nada al aficionado medio y muy poco al experto. La legión de manchesterólogos que surgió de pronto hace quince días, no ha encontrado la debida sucesión de expertos en el equipo alemán. En la panadería ya no se discute con familiaridad sobre los títulos nobiliarios de Ferguson ni sobre la grandeza de Old Trafford. Y es que hay que tomar aire antes de lanzarse a pronunciar Gelsenkirchen sin salpicar al interlocutor.
Después de toda la lírica y la épica que adornó la anterior eliminatoria, toca ahora recuperar la prosa, olvidarse del verso y centrarse en el sujeto, verbo y predicado, todo seguido y en su orden, que diría aquel. Poner los pies en el suelo y armarse mental y físicamente para encarar a un rival que volverá a exigir el máximo del Athletic aunque de distinta forma a cómo lo hizo el United. Sobre el papel, el equipo alemán es inferior al inglés, y los de Bielsa deberían tener más accesible esta eliminatoria que la anterior, aquella que imposible en teoría y fue felizmente superada en la práctica.
Claro que se trata de un equipo alemán y eso ya supone un título en sí mismo. Orden táctico y perseverancia hasta el último minuto son dos de las cualidades que se le suponen a cualquier equipo teutón. Es el tópico al que se recurre para definirles, pero al fin y al cabo, un tópico no deja de ser una verdad repetida.
El fútbol alemán está experimentando una positiva evolución general en las últimas temporadas a partir de una organización seria y rigor económico basado en un reparto proporcional de los ingresos por televisión y otros conceptos y un control del gasto que impide los despilfarros tan habituales más al sur, que ha elevado el nivel medio de sus equipos e incrementado la competitividad en la Bundesliga, lo que se ha traducido en el regreso de la afición a unos estadios que presentan cada semana las gradas más pobladas de toda Europa.
Esa mejoría general del espectáculo y de la competición hay que entenderla sobre todo en al ámbito doméstico,aunque ya empieza a tener reflejo más allá de sus fronteras. El fútbol alemán mantiene tres representantes en los torneos europeos, el Bayern en Champions y el Hannover y el Schalke 04 en Liga Europa, lo que le coloca solo por detrás de la Liga española, que cuenta con cinco equipos en liza.
Curiosamente el Borussia Dortmund, actual líder y dominador de la Bundesliga, acabó último en la fase de grupos de la Champions por detrás del Arsenal, Marsella y Olympiacos, lo que le impidió incluso entrar en la repesca de la Liga Europa.
Tres viejos conocidos como los exmadridistas Raúl y Huntelaar, y Jurado (Mallorca y Atlético de Madrid) son puntales del Schalke 04, aunque éste último no está apareciendo demasiado en los últimos partidos. Otro exmadridista como Metzelder, el vallisoletano Escudero, procedente del Murcia, y el portero Hildebrand, que defendió un año la portería del Valencia, completan la nómina de jugadores conocidos por la afición rojiblanca y conocedores a su vez del Athletic.
El estado de gracia que están atravesando Huntelaar y Raúl (22 goles el holandés, solo uno menos que el máximo realizador de la Bundesliga, Mario Gómez, y 12 goles el exmadridista) supone el peligro principal de un Shalke 04 que ya ha anotado 60 dianas en su competición doméstica. A cambio, su defensa es bastante vulnerable, lo que debería hacer bastante factible al Athletic cumplir el objetivo de marcar como visitante.
Lejos del glamour de las grandes estrellas del Manchester United y de los focos de Old Trafford, al Athletic le tocará picar piedra para traer la eliminatoria abierta a San Mamés. Los resultados de los últimos partidos de Liga no han sido los mejores, pero tampoco hubo grandes exhibiciones rojiblancas antes y durante su eliminatoria con los ingleses. Entre los misterios insondables que sigue encerrando el fútbol, permanece el de los cambios radicales que suelen experimentar los equipos cuando pasan de una competición a otra. La brillante trayectoria europea del Athletic es el mejor aval para confiar en el grupo de Bielsa.
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2 comentarios:

Iñaki Murua dijo...

¿Cómo era aquello de que el fútbol lo inventaron los ingleses pero siempre ganan los alemanes? Ojo con el Schalke, y a por otro viaje más (por lo menos) a Europa, karajo!

Josu O. dijo...

Totalmente de acuerdo con Iñaki. Animo!