viernes, 23 de marzo de 2012

La importancia del lateral derecho

La ausencia de Llorente en las últimas alineaciones ha sido considerada en el entorno de Athletic como determinante para restar capacidad al juego del equipo y decisiva en la serie de malos resultados cosechados en las últimas jornadas. A nadie se le oculta el valor que alcanza Llorente en la cotización de la plantilla. Pocos equipos habrá que dependan tanto de un solo futbolista para desarrollar su juego. Ni siquiera Messi o Ronaldo son, probablemente, tan determinantes en sus respectivos equipos como lo es Llorente en el Athletic. Sin Llorente, el equipo rojiblanco pierde una serie de recursos y de soluciones que inciden directamente en el juego de todo el conjunto y en todas las facetas, no solo las referidas el juego de ataque.
Resulta llamativo además que el delantero juegue un papel decisivo en dos sistemas tan dispares como el que ha venido empleando el Athletic en las cuatro temporadas con Caparrós y el que utiliza ahora a las órdenes de Bielsa. Con el anterior entrenador Llorente era un delantero de trazas británicas, un nueve alto y fuerte, dominador del juego aéreo, que prolongaba balones largos a sus compañeros y se fajaba con los centrales rivales para abrir espacios en el área. Su apreciable capacidad goleadora completaba el perfil de un futbolista excepcional.
En los primeros partidos con Bielsa, cuando asistimos al regreso del balón al césped, no faltaron voces que acusaron al entrenador de restar protagonismo a Llorente y hubo quien aventuró incluso que el delantero no servía, o era menos útil, en el nuevo sistema. Quizá la visión repetida del nueve fajador, limitado a pelear balones por arriba, había hecho olvidar a una parte de la afición la calidad técnica del de Rincón de Soto, su nivel de manejo de balón que quedó plasmado para siempre en aquella inolvidable jugada sobre la línea de fondo que precedió al gol contra el Zaragoza en tiempos más oscuros, cuando Llorente era 'Fernandito'.
La calidad de Llorente se adaptó muy pronto a la idea de Bielsa y hoy es el día en el que el delantero vuelve a ser la cúspide del juego de todo el equipo. Por eso, en su ausencia el Athletic queda a la intemperie.
Volvió a ocurrir el pasado miércoles en el Vicente Calderón, aunque en aquel partido hubo otra baja que pasó más desapercibida pero tuvo efectos demoledores para el equipo. Andoni Iraola ocupa una posición más discreta en la alineación. El de lateral derecho es un puesto secundario en comparación con el delantero centro y se supone que es más fácil reparar los daños que se produzcan en esa posición. El de Usurbil ha jugado todos los partidos de la temporada a excepción de choque liguero contra el Zaragoza y el primer tiempo del primer partido de la temporada contra el Rayo. Por algo será.
En el sistema de Bielsa los laterales son fundamentales y adquieren mucho más valor en el campo que el que el fútbol les otorga tradicionalmente. La incorporación constante al ataque de los dos jugadores de banda es lo que provoca situaciones de superioridad numérica en el centro del campo y facilita llegadas masivas al área contraria. Los seguidores del Athletic se han acostumbrado a ver a Iraola y a Aurtenetxe cerca de la portería contraria, pero eso no es lo habitual en otros equipos.
La ausencia de Iraola en el Calderón provocó un efecto dominó que arruinó el juego del Athletic. Le sustituyó De Marcos, el todoterreno que se adapta a cualquier circunstancia. Una solución natural y lógica que nadie cuestionó. Ni siquiera mereció comentario. A De Marcos le sustituyó Iñigo Pérez en el centro el campo y la cosa no funcionó. Son dos jugadores de características muy distintas y no se puede pedir al sustituto la omnipresencia del titular. Y eso que a De Marcos se le pudo ver en más de una ocasión ocupando posiciones en el centro del campo e incluso atravesando todo el terreno en diagonal, siguiendo su querencia, lo que obligaba a Susaeta a un sobreesfuerzo para hacer el relevo en el lateral derecho, con el consiguiente abanono de su posición en ataque.
Cuando Bielsa quiso encontrar soluciones fue peor porque adelantar a De Marcos a la zona ancha le obligó a situar a Javi Martínez en el lateral, una posición anti natural para el navarro. La ausencia de Iraola complicó tanto las cosas, que el Athletic acabó hecho un lío porque, como si se tratara de fichas de dominó, varios jugadores fueron cayendo de su sitio habitual hasta desfigurar el dibujo del conjunto. El Athletic quedó atrapado entre el vacío que le generaba la ausencia de Llorente arriba, y el caos que le provocaba la falta de su lateral derecho habitual. La baja del jugador franquicia del equipo fue muy importante, por supuesto, pero la ausencia de Iraola hizo al menos tanto daño como aquella. Así se explica que el Athletic jugara en el Calderón uno de sus peores partidos de la temporada.
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