martes, 6 de marzo de 2012

Caramba con el villarato

Hace muchos años el genial Manuel Vicent bautizó como tontos de corner a aquellos espectadores que ocupaban las localidades de las esquinas de los campos y que cuando un jugador se disponía a botar un corner, saludaban con la mano a la cámara de televisión para que les vieran en casa, en aquellos tiempos en los que salir en televisión, aunque fuera en blanco y negro, era un acontecimiento al alcance de muy pocos. Tan extraordinario era aquello de salir en la tele que algunos se paraban en los escaparates de las tiendas de electrodomésticos que tenían a modo de reclamo una cámara que enfocaba a los paseantes para que estos salieran en los aparatos expuestos. Algunos incluso se saludaban a sí mismos desde la acera, como los de los corners.
La versión moderna de aquellos héroes la constituyen ahora todos esos que se llenan la boca hablando de 'villarato' y que a estas alturas estarán hechos un lío, aunque como en esto, igual que en todo, hay bobos de dos clases, unos se estarán llenando de razón y saludándose con la manita, mientras los otros seguirán sin entender nada. Que los primeros se lo expliquen a los segundos y vamos ganando tiempo.
La final de Copa se jugará por fin en el Vicente Calderón el día 25 de mayo, escenario y fecha que había propuesto el Barcelona frente a la alternativa del día 20 y La Cartuja defendida por el Athletic. La Federación Española recurrió al método de la votación entre sus miembros en la sesión en la que Villar inauguraba un nuevo mandato y Josu Urrutia estrenaba cargo federativo como presidente del Athletic. El Barcelona no envió representación al acto para darle aire mediático a su protesta por lo ocurrido en torno a la expulsión de Piqué y las posteriores declaraciones de Sánchez Arminio defendiendo la honorabilidad del árbitro Velasco Carballo y pidiendo una sanción añadida para el central azulgrana.
Al igual que existen dos clases de tontos de villarato, los que miran al Barcelona y los que acusan al Athletic, conviven también dos corrientes de opinión en el seno de la afición rojiblanca a la hora de identificar la sede idónea para la final, una vez descartado el Santiago Bernabéu, y ambas pueden esgrimir argumentos de peso semejante para defender sus respectivas teorías hasta llegar al empate infinito.
Desde la óptica rojiblanca, la sede finalmente elegida tiene como ventaja la comodidad del desplazamiento, la amplia infraestructura hostelera de la ciudad y la tradición. A nadie se le escapa que, al margen del campo propiamente dicho, escenarios como la Puerta del Sol o determinados establecimientos de hostelería, forman parte indisoluble del paisaje de una final. En contra se percibe una cierta sensación de riesgo por los antecedentes habidos. Las consignas que gritaban los mamíferos semirracionales que se suelen pastar en el fondo sur del Santiago Bernabéu, no son precisamente tranquilizadoras y en un desplazamiento masivo como el que se producirá, la chispa puede saltar en cualquier momento y por el motivo más nimio. El Calderón dispone además de cinco mil localidades menos que La Cartuja y el estado del césped plantea una duda más que razonable teniendo en cuenta que pocos días antes se celebrará allí un concierto.
A favor de La Cartuja figura la garantía de un buen césped y, sobre todo, el número de localidades, además de una ciudad que ha estado al margen de la polémica previa. El desplazamiento era más complicado y la teoría de una menor presencia de barcelonistas es más que discutible puesto que a una final no solo acuden aficionados desde la ciudad de origen y el Barcelona, como el Athletic, cuenta con numerosas peñas en Andalucía.
Pero al margen de estas consideraciones, la elección de la sede ha puesto de manifiesto diversas paradojas que conviene no perder de vista. Ha sido magnífico el papelón del portavoz de la directiva del Barcelona, Toni Feixa, y el del club azulgrana en general, negándose a acudir a la reunión de hoy en la Federación porque sus argumentos en favor de la sede del Calderón no habían sido tenidos en cuenta. Papelón solo un poco superior al de los siempre bien informados expertos de la cosa que apostaban por la elección de Mestalla como alternativa intermedia, por no hablar del ridículo, éste en sesión continua, que han vuelto a hacer los que sostienen poco más o menos que el Athletic sobrevive en este negocio gracias exclusivamente a Villar y sus favores.
Así es el fútbol, sobre el césped de los campos y sobre las alfombras de los despachos. Y como la rueda tiene que seguir girando, no faltarán quienes encuentren en la elección del Calderón la forma de compensar a un ofendido Barcelona por al ya comentado asunto de Piqué, aunque a diez puntos del líder es previsible que en adelante tengamos más 'asuntos Piqué' o similares.
De momento, aquí el único que tiene motivos para sentirse ofendido es el Athletic, víctima colateral de la guerra entre el Real Madrid y el Barcelona y sus respectivas terminales mediáticas, que se ha visto privado de jugar en el único escenario que garantizaba una oferta razonable a la enorme demanda de entradas que se producirá y que tendrá que jugar en un campo que no reúne las condiciones de aforo y habrá que ver si cumple los mínimos exigibles en cuando a césped tratándose de una final.
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2 comentarios:

Gontzal dijo...

Desgraciadamente, entre tanto bobo y militante de la atrevida ignorancia destacan demasiados periodistas, de esos que tocando de oído generan opinión.

Hace tiempo que el periodismo deportivo desbarró, por lo que no podemos pedir a los aficionados que razonen cuando los medios no les dan, precisamente, información para ello y sí opinión dirigida y sustentada en mentiras, como ese mito del Villarato.

Como observador (o yonki) del periodismo que soy, creo que en Bizkaia, al menos, gozamos de una prensa deportiva bastante seria y sensata, salvo contadas y por todos identificadas excepciones.

Por cierto, no sé si has leído el blog de Oier Fano, periodista de DV. En su última entrada demuestra padecer algunos de los síntomas que señalas en el texto.

Aunque respeto que un periodista pueda diferenciar su condición de hooligan -como él se define- de la de profesional de la información, hay líneas que una vez traspasadas no tienen vuelta atrás. Las crónicas de ayer de muchos periodistas guipuzcoanos evidenciaron que escribieron sus páginas desde la visceralidad absoluta, desde el odio. Y ojo con las consecuencias, puesto que debiera existir cierta responsabilidad.

Y lo de la Copa... ¿qué habrá votado Macua? ¿habrá Athletic Hiria para evitar cazas al vasco o culé? ¿culebrón por el asunto de las entradas? Me hace ilusión, pero me da mucha pereza todo el asunto.

Juan Carlos Latxaga dijo...

El periodismo deportivo está como el periodismo en general, solo que como en deporte se puede hacer más ruido con más impunidad, se nota más. El tema da para escribir largo y tendido pero facultades hay en el país generando parados que podrían asumir ese trabajo o al menos advertir a sus víctimas. Todavía sigo esperando leer la rectificación del tipo que escribió que había 4.000 en una cola.
Al tal Oier Fano le leído algunas cosas en twitter. Si 140 caracteres le bastan para desvelarse como un cretino de cuerpo entero, la verdad es que no me apetece nada leer nada más largo.
Un hooligan no puede ser profesional de la información, ni viceversa. Los hooligans al menos tienen la decencia de pagarse la entrada a los campos, no van entran acreditados, y a veces sufren las consecuencias de sus actos en forma de porrazo. Los que escriben majaderías nunca responden por ellas aunque tengan consecuencias, como muy bien apuntas.
Lo de la Copa... en fin. No sé si el Athletic tiene previsto hacer pública su opinión. Prefiero esperar. A mi en principio no me parece oportuno jugar en Madrid después de todo lo que ha pasado, pero tampoco quiero ser alarmista. Vamos a ver cómo consiguen cambiar el césped del campo en cinco días. Podemos estar ante un ridículo histórico