viernes, 3 de febrero de 2012

El Espanyol ya se llevó cinco goles
de un San Mamés nevado

Ocurrió justo hace veintinueve años. Aquel mes de febrero de 1983 también hacía mucho frío y nevaba en Bilbao y el Athletic ilusionaba a sus seguidores como lo hace ahora. Incluso más. La temporada anterior el equipo había completado una segunda vuelta espectacular, resolviendo con goleadas casi todos sus partidos en San Mamés, lo que le llevó a acabar en cuarta posición. La temporada 82-83 estaba confirmando los buenos augurios del año precedente, y aquel gélido mes de febrero el Athletic de Clemente estaba disputando el liderato con el Real Madrid y el Barcelona. Nadie hablaba todavía de ganar la Liga que se iba a conquistar tres meses después bajo el sol canario. Por esas cosas del calendario, el partido contra el Espanyol se jugó un miércoles, en una noche en la que los lobos se paseaban con bufanda por las calles de Bilbao.
No tenía un mal equipo aquel Espanyol que entrenaba José Mari Maguregi. Liderados por Lauridsen, los Orejuela, Corominas, Márquez y compañía, formaban un grupo apañado que se movía con comodidad por la mitad de la tabla. Bastantes de aquellos jugadores alcanzarían unos años después la final de la UEFA dirigidos por Javier Clemente.
Por eso, cuando sobre un San Mamés nevado el equipo catalán se adelantó en el marcador nada más empezar el partido, la preocupación cundió en la grada. Las condiciones del campo favorecían el juego de destrucción y si ya de antemano parecía un partido complicado por las bajas de Liceranzu y Dani, el 0-1 no auguraba nada bueno.
Muchos años después, veinticinco para ser exactos, mientras estaba preparando mi libro 'Días de gabarra y gloria', tuve la oportunidad de charlar con Isma Urtubi, uno de los protagonistas de aquel partido y de aquellos títulos. Al 'Jabalí', que era como le llamaban, y le llaman todavía sus compañeros, se le afilaba el colmillo recordando aquel episodio un cuarto de siglo después. Y es que aquella gélida noche el Athletic protagonizó una de las exhibiciones de fuerza y talento más espectaculares que se recuerdan en San Mamés. El equipo se comportó en el campo como una división acorazada que aplastó literalmente a un rival hundido en la nieve y el barro. N'Kono, el portero camerunés que hizo historia en el Espanyol por su peculiar forma de actuar bajo los palos y por los pantalones largos de su uniforme de juego, confesaría después del partido que aquella noche vio la nieve por primera vez en su vida. Pero no fue culpa de Tommy N'Kono que el Espanyol encajara cinco goles. Fue responsabilidad de un Athletic poderoso, convencido de sus posibilidades y de su capacidad. No fue casualidad que los goleadores fueran tres de los más fuertes físicamente de aquel equipo. Miguel De Andrés abrió y cerró el marcador rojiblanco, Txema Noriega hizo el segundo y el cuarto y Urtubi fusiló el tercero desde el punto de penalti. El Espanyol conseguiría marcar un segundo gol que maquilló una goleada que pudo ser aún mayor.
Zubizarreta, Urkiaga, Núñez, Goikoetxea, De la Fuente; Gallego, De Andrés, Urtubi; Noriega, Sarabia y Argote, fueron los titulares. Desde el banquillo salieron en el segundo tiempo dos jovencísimos Julio Salinas y Juanjo Elgezabal.
Aquel partido contra el Espanyol despertó en los aficionados más veteranos el recuerdo de otro partido disputado bajo la nieve también un día entre semana, muchos años atrás, nada menos que en 1957, en cuartos de final de la segunda edición de la historia de la Copa de Europa, contra el Manchester United. Aquel partido se recordaba y así lo siguen recordando los veteranos, como 'el partido de la nieve' y quienes estuvieron en San Mamés aquel miércoles de enero a primera hora de la tarde, para aprovechar la luz natural, no dudan en asegurar que fue el mejor partido de la historia de San Mamés. El Athletic también metió cinco goles, pero encajó tres. El 3-0 en la vuelta acabó con su trayectoria europea.
Entrenado por Daucik, el Athletic acababa de conseguir el segundo doblete de su historia, y su debut en la recién nacida Copa de Europa no podía ir mejor. Los leones habían eliminado al Oporto y nada menos que al Honved de Budapest de los Puskas, Czybor, Koczsis y Rakoczi, uno de los mejores equipos de la historia, columna vertebral de una selección húngara que destacaba por su fútbol de alta escuela. Era lógico el ambiente de entusiasmo que reinaba en Bilbao cuando llegó el Manchester United y el partido, según cuentan sus testigos y protagonistas, no desmereció en absoluto.
Los héroes de aquella ocasión fueron Carmelo, Orue, Garay, Canito; Mauri, Maguregi; Artetxe, Markaida, Arieta I, Merodio y Gainza. Prácticamente los 'once aldeanos' que dos años más tarde ganarían la final de Copa en Chamartín al Real Madrid de Di Stéfano, Kopa, Santamaría o Gento, el campeón de las primeras cinco ediciones de la Copa de Europa.
Un año después de aquel célebre partido de la nieve, el 6 de febrero de 1958, un accidente aéreo acabó prácticamente con aquel legendario Manchester United cuando el equipo regresaba de disputar un partido de Copa de Europa contra el Estrella Roja de Belgrado. En el accidente que ha pasado a la historia como la catástrofe de Munich murieron veintitrés personas, entre ellas, seis de los futbolistas que habían jugado en San Mamés: Tommy Taylor, autor del primer gol de su equipo, Lian Whelan, que marcó el tercero, David Pegg, Mark Jones, Eddie Coleman y Geoff Bryne.
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7 comentarios:

Gontzal dijo...

Se agradecen estas historias. No pude ver el partido, aunque por casa aún se suele recordar a veces. Amatxu no nos dejaba por aquel entonces acudir a los partidos nocturnos de entre semana.

8 añitos me contemplaban.

Harek zien denborak harek...

Gustavo Avila dijo...

Sin palabras... que artículo tan bien escrito Juan Carlos.

Zorionak de parte de un erdaldun.

Juan Carlos Latxaga dijo...

Gontzal, es que tu eres un juvenil.
Gracias Gustavo.

Anónimo dijo...

Muy bonito. gracias

Scasi dijo...

Recuerdo ese partido....con 13 años y consiguiendo entrada de niño (a veces erea imposible y solía ir a algunos partidos por si conseguía alguna invitación en las cercanías del campo, y si esto no ocurría vivía los partidos fuera del campo, oyendo el ambiente desde fuera.....)
cuando el fútbol, jugando en infantil de primer año, y el Athletic eran mis grandes pasiones....

Qué recuerdos..........

Una noche espectacular en el campo y con mucho frío, aumentando la temperatura en la grada con cada gol rojiblanco.......

carmelo dijo...

Excelente artículo, Juancar, como todos los tuyos. Un refuerzo a la memoria de los que amamos al Athletic. Por suerte o por desgracia (ay,los años...) yo sí estuve en San Mamés aquella noche. No la tarde del ManU, que debió ser la pera por lo que comentaba siempre mi padre. Un abrazo y continúa deleitándonos.

Juan Carlos Latxaga dijo...

Scasi, grandes momentos aquellos, sí señor, esperemos que vengan al menos algunos parecidos.
Gracias Carmelo. A ver si podemos vivir algo similar contra el ManU con permiso del Lokomotiv.