domingo, 1 de noviembre de 2009

Dos caras de la misma victoria

Ya era hora de que el Athletic tuviera buena suerte en momentos decisivos. Empieza a ser al menos tan legendaria como la del difunto Muñoz la flor de Caparrós, pero la verdad es que la buena suerte del entrenador no se había manifestado en toda su magnitud como durante el segundo tiempo del partido contra el Atlético de Madrid, cuando en apenas un minuto Forlán y Agüero amenazaron con derribar la portería de Ingenieros con dos balonazos que se estrellaron en la cepa del poste y en la escuadra izquierda de manera consecutiva. Antes, en el primer tiempo, la madera de la portería de la Misericordia también repelió otro remate colchonero, todavía con el marcador inicial. Así, de memoria, creo que Armando ya poseía el récord de tres remates al poste en el mismo partido, pero lo del sábado tuvo una trascendencia especial por cómo, cuándo y contra quién se produjeron. Si, además, sirvieron para sumar una victoria crucial, podemos concluir sin temor a exagerar que San Mamés revivió el milagro "de la Begoña" que dijo Luis Fernández después de remontar un 0-1 ante el Celta entre los minutos 88 y 89.
La suerte, buena y mala, podrá esgrimirse como explicación de lo que aconteció en San Mamés, pero sería elevar la anécdota a categoría. Ese factor juega siempre en un partido, unas veces con más incidencia que en otras, pero los que de verdad juegan y tienen la decisión en su poder son los futbolistas y a ellos y su trabajo hay que atribuir el desenlace de un partido. El Athletic ganó porque salió con su cara más fiera y porque supo componer un gesto agónico hasta el final. Las dos caras de la misma victoria.
Contra el Atlético de Madrid, los leones hicieron méritos suficientes durante un primer tiempo que solo cabe calificar como brutal por el esfuerzo y el derroche de los once protagonistas. Los jugadores del Athletic saltaron al campo como deberían hacerlo siempre en San Mamés, es decir, dispuestos a empujar al rival hasta empotrarlo contra su portería. Ni siquiera alguna jugada bien enlazada entre Simao, Forlán y Agüero, sirvió para templar la furia de los de Caparrós. Con un Javi Martínez inmenso en un partido de tralla de los que a él le gustan, con un Toquero más tremendo que nunca y con un par de estiletes como De Marcos y Susaeta, el Athletic puso cerco al área colchonera, hasta donde también llegaban Kokili e Iraola, en un aprovechamiento de las bandas insólito en el estilo de Caparrós. Llegó el gol de Javi Martínez y debió llegar el penalti en un derribo a Toquero que el propio delantero trató de evitar en un alarde de inocencia o de la más absoluta falta de picaresca, intentando saltar por encima del portero. Cualquier otro futbolista del mundo, se hubiera quedado parado tan ricamente a la espera de ser atropellado por un portero que salía ciego. Toquero, no; Toquero intentó dar continuidad a la jugada saltando por encima del guardameta quien, a pesar de todo, le derribó.
Debería servir esa jugada a Caparrós para que recapacite sobre su obsesión por practicar ese otro fútbol tan natural en Sevilla, pongamos por caso, pero tan extraño históricamente a los jugadores del Athletic. Se volvió a comprobar cuando en el último minuto, cuando no todo San Mamés, sino todo Bilbao pedía la hora, David López eligió intentar una penetración individual casi imposible, cuando lo tenía todo a su favor para irse al banderín de corner a esperar que amaneciera. Cada equipo tiene su propia genética y a del Athletic es ésta.
Por eso, entre otras cosas, tuvo que sufrir tanto durante todo el segundo tiempo. El esfuerzo de la primera parte pasó factura en piernas y pulmones y los rojiblancos tuvieron que apechugar media hora larga tratando de hacer exactamente lo que no saben, es decir, conservar el balón, especular y matar el partido. Las lesiones de Toquero, Orebaiz y Susaeta contribuyeron además a trastocar el dibujo, y el equipo quedó entonces a merced del buen fútbol de ataque de un Atlético que, afortundamente, está en fase de no. Con muchísimo menos marcó Forlán tres goles el año pasado. Esta vez la madera, Iraizoz y su falta de puntería, le devolvieron virgen al vestuario. Para mártir ya está todo el equipo que ahora dirige Quique, el amigo de los niños del Frente Atlético.
El Athletic salvó una final y podrá viajar con mejor cara a Madeira. Olvidemos la depresión y, por favor, dejemos de ponernos la venda antes de la herida. Si, como dijo Caparrós, las tres competiciones nos pueden costar la vida, digámoslo claro desde el principio y nos ahorramos la inscripción en la Copa. Ya está bien de victimismo.

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3 comentarios:

Anónimo dijo...

El amigo Caparros ahora viene con esas. Es cojonudo. Y al central que hemos traido de Liverpool ni le mira, y deja que el presi venda a Aduriz, y compramos un jugador lesionado grave, y... y... pero bueno, siempre de mártir. Pero eso si, hace debutar a chavales... para luego destruirlos.

Vete ya Caparros, que estamos hasta los c... de oir tus sinsorgadas. Siempre el mismo run run, se gane o se pierda, para cubrirse las espaldas. Antes de empezar esta temporada sabias en cuantas competiciones estabas, ahora no me vale lo que dices.

Luis Teclista

Gontzal dijo...

Al margen de la bendición de los tres puntos, queda más que claro que la pléyade de preparadores físicos poco pueden hacer para remediar el overbooking de la enfermería. Jugando al límite, basándose única y exclusivamente en el físico y con la concentración de encuentros es difícil que no se produzcan lesiones.

Lo del Nacional o lo de Vallecas no sale gratis. Recemos porque Javi Martínez aguante.

Por lo demás, la lectura del partido es la misma que yo hice.

La mala suerte del Atlético quizá la justifiquen nuestros escolares por eso de la noche de Halloween, esa que celebran en los colegios con fervor, mientras se desconoce quien es Anbotoko Mari.

Acabaremos celebrando el 4 de julio. Al tiempo.

Juan Carlos Latxaga dijo...

Pues sí Luis, haces un bonito memorandum, desde Aduriz y San José hasta lo del sábado. Así están las cosas. Un señor vende humo y un montón de señores se lo compran.
Gontzal, yo no descarto celebrar el Día de Acción de Gracias comiendo pavo