viernes, 2 de octubre de 2009

Es desesperante

Otra vez en misma piedra. Otra vez los melonazos sin sentido, las alineaciones incomprensibles, los fallos individuales para hacerse un nuevo harakiri. Lo mismo que el día del Sevilla, los mismos errores, la misma actitud, el mismo desenlace. Lógico. ¿Es que no aprenden?. ¿A qué obedece tanta obcecación?.
Decía Caparrós antes del partido que el Athletic buscaba una victoria de prestigio en Bremen. ¿En serio pensaba conseguirla del modo en el que planteó el partido?. ¿Fue él quien ordenó a los futbolistas que jugaran como lo hicieron en el primer tiempo, o es cosa personal e intransferible de los jugadores ir por la vida haciendo regalos al rival en forma de balonazos a la nada y fallos sin sentido?.
Por empezar por el principio: la alineación. Gurpegui pegado a la banda derecha. ¿Se trataba de proteger a Iraola o símplemente había que poner a Gurpegui y no quedaban más sitios, ocupado el centro como estaba por Yeste y Javi Martínez?. Sería bueno conocer la respuesta para hacernos una composición de lugar. Si se trataba de la primera posibilidad, la de proteger a Iraola, de poco sirvió. A la vista de los últimos partidos, Iraola necesita un cuerpo entero de guardaespaldas que le proteja. En Bremen, como el sábado en San Mamés, se dejó robar la cartera por un rival en la misma posición y casi idéntica jugada. Corriendo por la banda de cara a su propia portería, protegiendo un balón que es suyo, en ventaja y con varias alternativas para salir airoso. Pues el sábado Capel le birló la pelota y en Bremen fue Hunt quien sacó partido de la presión. Una vez consumada la pérdida, Iraola cometió falta, como con Capel. El sábado, la falta desembocó directamente en gol con la colaboración especial de Iraizoz. En Bremen, el balón acabó en la red en la segunda jugada, tras el despeje, corto, de la primera acción, la pelota regresó al área rojiblanca, donde Castillo descolocado y blando a más no poder, dejó el balón en pies alemanes para que el futbolista que estuvo en el origen de todo, rematara a la red.
No fueron estos los únicos fallos individuales. A continuación llegó Toquero para pegarle una patada al vacío, acabando de la manera más innoble la que fue probablemente la mejor jugada del Athletic en todo el partido. Una remontada de Llorente por la línea de fondo que acabó con un pase de la muerte que decía remátame. Toquero lo intentó, pero le dio al aire. Lamentable. Como casi toda su actuación mientras estuvo en el campo, condenado a perpetrar locas carreras en pos del balón imposible y a chocar contra unos centrales de hormigón armado, encantados de haberle conocido. La culpa no fue de Toquero, salvo en aquel remate fallido, una mezcla entre la carencia de gesto técnico para asegurar y empacho de balón por verlo tan fácil. La culpa fue de quien le puso en el campo, porque su alineación fue toda una declaración de intenciones del entrenador.
Pero tampoco el de Toquero fue el último fallo individual, cuya trascendencia (pudo significar el empate) quedó disminuida con el siguiente error cometido por Amorebieta, rompiendo el fuera de juego y permitiendo así que Pizarro y Nules se recrearan en la suerte de fusilar a Iraizoz. Amorebiera repetiría en los minutos de prolongación con un penalti de esos que no ofrecen lugar a la duda, pero para entonces ya era tan tarde que daba igual. ¡Menos mal que Caparrós llegó hace tres años para asegurar el juego defensivo del Athletic!.
Entre la actitud timorata de todo el equipo, empeñado en jugar como el día del Xerez, pero con el Werder enfrente, y los fallos individuales, los alemanes se lo pasaron bomba hasta el descanso. Después fue otra cosa. La salida de Muniain y David López, sobre todo la del primero, y la actitud de los rojiblancos al grito de 'de perdidos al río', se sumaron al natural repliegue del Werder Bremen, que quiso jugar el segundo tiempo con el reposo que le otorgaba su clara diferencia en el marcador.
El Athletic pasó a dominar y a merodear el área rival, basado sobre todo en el manejo del balón, el pase corto y el fútbol ratonero de Muniain frente a las torres alemanas. Fue un lavado de cara que acabo encendiendo la chispa de la esperanza cuando el árbitro dejó al Werder Bremen en inferioridad, pero no pasó de ahí. El gol de Llorente llegó cuando ya no había tiempo para nada y, por si acaso, entre David López que perdió un balón fácil en el centro del campo y Amorebieta que derribó a un rival en el área, se encargaron de cerrar definitivamente el partido.
Eso de que hubo dos partidos en uno, como afirmó Caparrós en la sala de prensa, es una verdad solo a medias. Hubo un partido, el que decidió el marcador, que se jugó en los primeros cuarenta y cinco minutos. Lo que hubo después del descanso fue otra cosa: una mezcla entre tacticismo de los alemanes y desesperación de los rojiblancos, que desembocó en una apariencia de reacción que a algunos les puede venir bien para salvar la cara. Pero antes de la reacción, está la acción, y esa fue del Werder Bremen.
Más les vale a los rojiblancos escuchar a su compañero Llorente cuando proclama que se tienen que convencer de que son capaces de jugar como lo hicieron en el segundo tiempo. ¿Habrán escuchado sus palabras?. El domingo lo comprobaremos en Valladolid. El Athletic de las cuatro victorias consecutivas llega a Pucela con tres derrotas seguidas. Por si alguien no se había fijado en la estadística.

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2 comentarios:

Gontzal dijo...

Pues sí, porque se puede perder, pero dando otra imagen. Nuevamente, siguiendo esa teoría bastante certera de algunos según la cual los entrenadores tocan lo que funciona símplemente para hacerse notar, la nueva ventolera de Caparrós de volver a contar con el Ferrari contra viento y marea le hizo alinearlo en una posición absurda. No entiendo a este hombre, parece haber descubierto ahora al bueno de Carlos, al que no dio bola el pasado año.

¿No hubiese tenido más lógica prescindir de Yeste o Gabilondo, alinear a Gurpe y Javi y meter a alguien por banda derecha? ¿No hubise sido más equilibrado?

Cierto lo de Iraola también. ¿Se habrá dado cuenta de que la temporada ha comenzado? ¿Tener asegurada la titularidad incluso en época de rotaciones trae esa bajada de rendimiento? ¿Y Toquero? ¿Es lógico que Caparrós lo condene a hacer un trabajo que deja al chaval al borde del ridículo? Sinceramente, ha demostrado que es un futbolista que puede aportar algo más que esas carreras continuas, esa presión desmesurada y desesperada... falló, cierto, pero por lo menos ahí estuvo, que no es poco con ese desgaste innecesario.

Y es que el Athletic demuestra, jornada tras jornada, que funciona cuando al del banquillo no le da por hacer cosas raras -casi siempre- y cuando se dedica a jugar al fútbol con cierto equilibrio, con medios centros que lo son de verdad, con algo de velocidad por banda -¿estuvo Gabilondo de verdad en el campo?- y con Amorebieta y Toquero recibiendo algún centro en condiciones.

A Muniain, único recurso del de Utrera cuando las cosas se tuercen, lo perdemos para 6 partidos, y a partir de ahí, ¿qué?

Y lo de Amorebieta... yo propongo, y tú que eres de costa igual me puedes ayudar, ponerle como a los motores marinos una reductora, para bajarle un poquito las vueltas. No sé si en las piernas o el la cabeza, aunque apuesto por lo segundo. Claramente.

Anónimo dijo...

Hola,

Los tres últimos partidos de balance tenemos 9 goles en contra y un gol a favor.

Y lo peor es cuando analizamos cómo nos meten los goles. Y la conclusión que yo llevo tiempo sacando es que nuestros defensas son los mejores delanteros contrarios.

Esta pelicula me la sé de memoria, la he visto tantas veces,son tantos goles encajados; o sea que a lo mejor hay que dar chance a futbolistas que estan en el banco esperando su oportunidad, entre ellos Etxeita.

Ayer sentí envidia sana viendo la buena compenetración aria/teutona tirando el fuera de juego y cómo nosotros los vascos no sabemos hacerlo bien y algunos ya llevan tres años jugando juntos.

Somo ....El Brujo de Letziaga.