domingo, 1 de febrero de 2009

El Athletic no quiere bajarse de la nube


Si el fútbol es un estado de ánimo, el del Athletic es exultante. Solo así se entiende que contra el Málaga se pudiera repetir la historia del partido contra el Valencia, con dos remontadas para una victoria que desató la euforia de San Mamés. Me rindo. En medio de semejante estado de ánimo suena hasta grosero tratar de analizar con un mínimo de rigor lo sucedido en el partido. Ahora mismo, el Athletic está mucho más cerca de la magia que de la realidad; estamos ante un asunto esotérico, así que sobra cualquier veleidad cartesiana. Ni con el 0-1 a los tres minutos, ni con el 1-2 mediada la segunda parte, alguien pensó en la posibilidad de una derrota. En la memoria estaba el partido de Valencia o el más reciente de Gijón y, lo que es mejor, el guión escrito por las brujas se iba cumpliendo sobre el césped punto por punto, hasta el desenlace final con el gol triunfador de última hora. Me rindo. Cómo tratar de analizar en medio de este ambiente los problemas de Iraizoz en los balones cruzados o sus dificultades para medir las salidas. Cómo recordar lo que sufrió el Athletic para cerrar las bandas, donde Iraola volvió a dar síntomas de desgaste y Koikili evidenció de nuevo sus limitaciones. No es por señalar, pero el segundo gol del Málaga vino precedido por un fallo contumaz del de Otxandio, que primero perdió por torpeza en la banda la ventaja posicional que tenía sobre el delantero malacitano y después de empecinó en buscar la solución más complicada cuando tenía una cesión facil hacia atrás o un patadón fuera de banda. Su tozudez acabó en una falta que bien le pudo costar la segunda tarjeta amarilla, y de esa falta nació el gol del Málaga.
Para qué recordar ahora la imprecisión de Orbaiz, o las dificultades de maniobra de Yeste pegado a la banda izquierda intentando el centro cerrado con la pierna cambiada, la derecha, cuando él es zurdo hasta la cojera. ¿Hace falta insistir en que Llorente sigue dando muestras de cansancio cuando marca el golazo que dio el segundo empate?.
Es la grandeza del fútbol. Cuando un equipo está convencido de sus posibilidades, es capaz de todo,incluso de ganar un partido como el del sábado. El Athletic no acaba de jugar bien, de acuerdo con lo que establecen los cánones de la ortodoxia; ni siquiera puede decirse que avasalla a sus rivales a base de empuje y fútbol directo. No, lo suyo es otra cosa. Es un trabajo a destajo que hubiera causado admiración al mismísimo Stajanov. Es una apuesta por la solidaridad, un ejercicio colectivo de fe que excede cualquier lógica. Nadie que se enfrente al Athletic puede dar por concluido su trabajo hasta el último segundo. Los leones se entregan al sacrificio desde el minuto uno hasta el noventa, con la misma alegría que los cristianos se entregaban al martirio en el circo romano. No hay contratiempo que les descomponga ni rival que les amilane. Y esa actitud, esa puesta en escena, es la que siempre ha agradecido San Mamés. Los seguidores del Athletic no exigen virguerías. Sólo quieren que sus chicos se comporten de acuerdo con la historia que les contempla. Que se entreguen hasta la última gota de sudor; que nunca vuelvan la cara ni bajen los brazos. Es lo mismo que este Málaga que uno veía en Segunda en septiembre, mueva mejor la pelota, tenga ocasiones para remachar el marcador, o juegue casi siempre en ventaja; que tipos como Baha o Duda den una lección de manejo y toque, o que Albert Luque sea un peligro con y sin balón. El equipo andaluz le hubiera ganado a cualquier otro equipo con un futbol lucido y hasta brillante por momentos; a cualquier otro equipo que tuviera un comportamiento normal y el sentido común de rendirse a la evidencia. Pero este Athletic no es un equipo normal. Nunca lo ha sido y en esa diferencia ha cimentado una historia que ya va por los ciento diez años. Ahora la afición rojiblanca ha recurrido a Verdi para improvisar la banda sonora que acompaña a este fútbol sanguíneo, de alto riesgo, de matar o morir, que le ofrece su equipo. Es lo que tiene la euforia, que te da por cantar ópera en un campo de fútbol aunque no sepas italiano, ni música. Pero qué más da si el Athletic se ha reencontrado con su historia. A cantar y a disfrutar, que ya venía siendo hora.

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7 comentarios:

Iñaki Murua dijo...

Con estos partidos, no me da tiempo a fijarme en anécdotas y susedidos en La Catedral.

Y es qye tanto cantar la marcha de Aida ;-)

Gontzal dijo...

Sí, es curioso lo del Athletic. No juega bien, defiende peor que antes y sin embargo todo le sale bien. Es la cuestión de las rachas, del estado de ánimo.

A mi también me preocupa el estado físico y las consecuencias a futuro, pero intentar poner un poco de tranquilidad entre tanta euforia es complejo. La ola nos arrastra a todos hasta el punto de que hasta me han convencido para reservar hotel en Valencia.

Estábamos necesitados de ilusión y la tenemos. Y parecerá una tontería pero ahora que la crisis aprieta y quien más quien menos empieza a verla cerca este tipo de situaciones ayuda a recuperar un poco el ánimo y la ilusión.

Tú lo has dicho Juan Carlos, a cantar y disfrutar. Y bufandas al aire.

Iñaki, que cambies a Ismael Serrano por Verdi no te da permiso para descuidar tus funciones como reportero ;-)

Iñaki Murua dijo...

Gontzal es que últimamente estoy más al juego ¿por qué será? ;-)

Y para cantar en San Mamés, no creo que las de Ismael sean las más apropiadas :-D

Antonio Piera dijo...

Aunque me parece bastante probable que el Athletic alcance la final de copa, yo no estaría tranquilo en exceso con la marcha del equipo. El principal problema que les suele acontecer a los equipos dirigidos técnicamente "a la inglesa" es que nuestras competiciones no son la Premier ni en nuestra Liga todos los equipos van, más o menos, de lo mismo. Allí, todos los equipos están diseñados para aguantar a lo largo de la competición al altísimo ritmo y frecuencia que alcanzan (algunos mejor que otros), las rotaciones son el pan nuestro de cada día y el nivel promedio de las plantillas busca expresamente ser muy similar precisamente para afrontar tanta exigencia física. Aquí no es así, y ni siquiera lo será en el caso extremo, creo, del hasta ahora inaccesible Barcelona, que también se mira en el espejo estajanovista de la Premier.
Los jugadores de nuestro país acaban por recurrir a la inspiración y la "calidad" para sustituir al empuje y a la entrega cuando las fuerzas les escasean, cosa que ocurre a media competición porque la preparación física no suele llegar más lejos y ellos lo saben y no quieren romperse.
Indicios de esto me pareció apreciar ya en Orbaiz y en Javi Martínez, que me parecieron francamente agostados, igual que Iraola. Objetivamente, si el Málaga hubiera aprovechado algo mejor sus ocasiones, el Athletic no hubiera salido vivo este sábado, así que las cosas están para la felicidad inmediata pero no para la euforia. En el campo, resuena más el coro de los esclavos de Nabuco, por no salir de Verdi, que los fastos de Aida.

Juan Carlos Latxaga dijo...

Muy buena la imagen del coro de los esclavos de Nabuco sobre el terreno de juego, Antonio. Efectivamente, el Athletic gana a base meter horas, como se suele decir y coincido contigo en que si no tienes el recurso de la calidad para cuando te faltan las fuerzas, estás perdido. Y a algunos ya les empiezan a faltar. El Málaga no ganó porque cuando San Mamés se pone como se puso el sábado es muy difícil ganarle al Athletic.
Gontzal, en ello estamos. En un momento de euforia colectiva nadie se atreve a hacer un análisis mínimamente crítico porque nadie quiere correr el riesgo de que le llamen aguafiestas, o peor, antiAthletic. Es verdad que el fútbol es un estado de ánimo y cuando el viento sopla de popa el barco navega solo aunque el capitán esté mareado. Pero mientras tanto, hasta el enviado especial al banquillo se nos ha contagiado y se pone a cantar ópera en lugar de estar a lo suyo, que es contarnos lo que pasa a tres metros de donde está. Te tengo controlado Iñaki. Te vigilo desde unas veinte filas detrás de tí, a tu derecha, justo a la derecha del palco presidencial:-)

Anónimo dijo...

No sé yo, tanto mirarse unos a otros, vigilándose mutuamente el Murua y JC, uy uy uy. Pero dejar de miraros y disfrutar del momento del Athletic, que la verdad que está siendo bonito y recordando tiempos que nos quedaban lejanos.

Seguro que tiene que llegar el bajón fìsico, de eso no tengo duda, es mucha la paliza de algunos jugadores, y se les va notando poco a poco. Espero que en los próximos cuatro o cinco partidos, despues de la semifinal en Sevilla, haga rotaciones el Jokin, pero pienso que las tendría que hacer mas suave que en Almería, es mi forma de pensar. Ir dando descanso a un par de jugadores, no a cinco a la vez.

Pero de momento, bufandas al viento...

Luis Teclista

Iñaki Murua dijo...

Me fijo el próximo partido y te saludo, Juan Carlos, entre ensayos y cánticos varios ;-)