viernes, 17 de octubre de 2008

Todo hará falta contra el Barça

Dicen que se han agotado las entradas de los fondos de San Mamés para recibir al Barça. No era la impresión que tuve cuando pasé por el campo el miércoles pasado. Las taquillas estaban abiertas para los socios, pero éstos no estaban...ni se les esperaba. Es una buena noticia que los fondos se llenen pese a la presencia de la televisión y de las escasas noticias que han salido desde el propio club durante todos estos días. Ninguna, en realidad, salvo precisamente el anuncio de que la visita del Barcelona sería medio día del club, emitido horas después de la Asamblea de Compromisarios. Por lo demás, nada de nada. Ni un mensaje de aliento, ni una declaración pidiendo apoyo, ni un gesto que transmitiera que en Ibaigane y en Lezama están preparando un partido distinto. Pura rutina. Eso sí, después de la Asamblea, Caparrós salió en la prensa del régimen advirtiendo a los rojiblancos sobre la tan necesaria unidad para llevar la nave a buen puerto. Recordó Caparrós, a modo de admonición, las calamidades que padeció su Sevilla cuando se rompió su unidad.
Me está empezando a cargar Caparrós por su afán de dictar lecciones a una afición que se podría pasar días explicándole a él lo que es el Athletic y lo que es el fútbol. Ya me llamó negativamente la atención cuando en su afán de hacerle la ola a García Macua tras la venta de Aduriz, nos explicó que con aquel dinero mejoraríamos la cantera o podríamos fichar a Xabi Alonso. Ahora, cuando se ha vuelto a tirar en plancha a los pies del presidente, no me ha extrañado en absoluto. Ya le vamos conociendo.
Caparrós podría haber recordado que entre las calamidades que asolaron a su Sevilla destacó sobremanera aquel descenso a Segunda B el verano de 1995, junto con el Celta, por no avalar en el plazo legal la deuda con los jugadores. Aquello no fue producto de la falta de unidad o de las discrepancias de los socios o los accionistas; fue producto de una gestión nefasta, propia de un club de pandereta. Luego sí que hubo unidad de acción para sacar a la calle, en Vigo y en Sevilla, a las masas enardecidas para evitar un descenso que provocaron sus propios dirigentes. ¡Qué país, Miquelarena!.
Pero volvamos al Athletic y al partido contra el Barcelona porque todo le hará falta al equipo no ya para sacar adelante el compromiso, sino para salir de él con daños que no sean irreparables. Le harán falta los fondos llenos, sí, pero también una mayor fe en sus posibilidades, una mejor disposición táctica, un plan de juego y un orgullo que me temo que hace tiempo tiene, por lo menos, congelado. Como le hacen falta tantas cosas, me parece muy complicado que las consiga todas de golpe, así que no tengo más remedio que ser pesimista, muy pesimista respecto a la suerte del Athletic este domingo. Es más, por mucha imaginación que le ponga, no acierto a ver la forma en la que los leones puedan frenar a un rival con tantos recursos y con tantas variables en el juego como el Barcelona.

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1 comentario:

Gontzal dijo...

Pues demasiadas entradas se han vendido viendo el ambiente que se palpa por la calle. De pesimismo total, de inseguridad y de falta de confianza en el equipo.

De verdad, que este Athletic preocupa y mucho. No por lo que se ve en el campo (o quizá mejor por lo que no se ve) sino por la falta de ilusión que hay a su alrededor, inversamente proporcional a la bronca, desestabilización e intereses digamos que extraños.

Y lo de Caparrós... el otro día al leer la entrevista pensé exactamente lo mismo. ¡Coño!, viene un tipo de fuera a llevarse la talegada y a darnos clases de cómo hay que estar entorno al equipo. Curioso, siempre coincidente, además, con aquel que le trajo.

Mejor haría en centrarse (y mucho) en lo deportivo, que trabajo tiene. Y, desde luego, que si la revolución deportiva pasa por poner a Gurpe de interior derecha, a Yeste de medio centro y a Susaeta de media punta es que alguien se está volviendo "picha".

Esperemos que sea eso, el juego habitual y que, por esta vez, despiste al enemigo y no a los de casa.

El domingo, con algún cacharrito en el koldo, a la Catedral a animar, aunque seamos pocos.

Y chavales, a ver si hacéis que me aprovechen los 25 euros, que estamos en crisis, creo.