martes, 21 de octubre de 2008

Otro conejo en la chistera

Caparrós lo insinuó el domingo después de perder contra el Barcelona, y el lunes lo ratificó. Ismael López, el delantero del Bilbao Athletic, ya está entrenando con el primer equipo y se cruzan apuestas sobre su posible debut el próximo domingo en el Bernabéu. Los que apuestan por el estreno del chaval no están ayunos de razones. Qué mejor escaparate para que Caparrós siga vendiendo su mercancia de entrenador que apuesta por la cantera que el estadio madridista donde acude toda la prensa del foro. Que luego el chaval siga en el equipo, se atasque en el banquillo, regrese al Bilbao Athletic o nunca más se sepa de él, es cuestión aparte. Lo importante es la venta de una imagen.
Llegados a este punto, y al margen de que Ismael López debute o no el próximo domingo, ya va siendo hora de que alguien de una explicación a alguien, que diría el inolvidable Gila. Veamos. Hace apenas dos meses, el Athletic era un hervidero de delanteros, tantos que hubo que pensar en cesiones. Estaban LLorente, Aduriz, Joseba Etxeberria, Jon Vélez, repescado del Hércules donde marcó cinco goles, y los fichajes estrella del verano, Iñigo Vélez, procedente del descendido Murcia, donde no destacó ni poco ni mucho, Joseba Del Olmo, bullidor atacante del Eibar, conocido de siempre en el fútbol de bronce vizcaíno como Josebita, y Gaizka Toquero, procedente del Sestao, fichado no se sabía muy bien para qué ni por qué, aunque la prensa del régimen contó una tierna anécdota sobre una alopecia que desenfocó el ojo de lince del entrenador Caparrós.
Siete delanteros, siete, uno más que los toros bravos que anuncian los carteles taurinos, que dibujaban un perfil temible en el juego de ataque rojiblanco, el pasmo de los defensas rivales. Como no hay plantilla que aguante la convivencia de tanta estrella, el cuerpo técnico, o vaya usted a saber quién, decidió la cesión de Iñigo Vélez al Numancia. La estructura seguía siendo poderosa. LLorente como number one, Jon Vélez como principal outsider, Aduriz, de garantía, Joseba Etxeberria para aportar veteranía y soluciones puntuales y Del Olmo, futura revelación, con Toquero como tapado. Pero hete aquí que cuando prácticamente Iñigo Vélez estaba en el peaje de la autopista camino a Soria, llegó el traspaso de Aduriz al Mallorca 'por razones estrictamente deportivas' que, sin embargo han tenido puntual y afortunado reflejo en el balance y cuenta de resultados del club. Toquero ya estaba cedido al Eibar, por lo que Iñigo, a quien se le había otorgado un año de aprendizaje en el Numancia, regresó a toda prisa no a Lezama, que por allí no ha estado el Athletic todo el verano y no hubiera encontrado a nadie, sino a un punto indeterminado de la geografía donde en aquel momento se encontraba el equipo culminando una pretemporada digamos que escalofriante.
Con el comienzo de la competición, aquella caterva de feroces delanteros llamados a horadar todas las porterías que se les pusieran a tiro, se redujo a su mínima expresión: Llorente. Caparrós apostó por la delantera unipersonal, en plan rescisión de personal y aunque Jon Vélez marcó el único gol del equipo en aquel primer partido de infausto recuerdo ante el Almería, el chaval se ha visto a relegado a hacer guardia en el banquillo para salir en los últimos minutos de cada partido. Joseba Etxeberria, culminada su renovación gratis et amore, disfruta ahora de una privilegiada localidad para ver los partidos del Athletic, alternando la primera fila del banquillo con la última del palco de autoridades. Del Olmo, que pidió a Caparrós un minuto de confianza para demostrarle su valía, obtuvo algunos más, insuficientes al parecer para convencer al técnico. Iñigo Vélez dispuso también de unos ocho minutos en un partido suelto, para que el público de San Mamés vea con sus propios ojos que es un chico alto y bien plantado. No pudo comprobar qué es lo que sabe hacer con el balón, porque no tocó ni uno, pero ese es otro problema. Toquero por su parte, va conociendo lo que es la Segunda División vistiendo la camiseta del Eibar.
Aquella inflación de delanteros rojiblancos ha estallado cual vulgar burbuja inmobiliaria, y donde antes había siete, ahora sólo hay uno y medio, lo que a ojos de la afición ha causado una significativa merma en el crédito del entrenador. Pero no pasa nada. Ahí esta Ismal López para arreglarlo. Ha metido nada más y nada menos que tres goles en el filial y está que se sale. O al menos eso dice la prensa del régimen. Que no falte agitprop. ¿Alguien había dicho que teníamos siete delanteros?. ¡Qué va! Teníamos ocho. Que no falte de nada. Planificación, sobre todo planificación. ¡Ah! y organización. Como en el chiste.

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3 comentarios:

Iñaki Murua dijo...

¿Y la responsabilidad debe ser del chaval? Estos años me parece que estamos quemando a más de un proyecto de buen jugador.

Juan Carlos Latxaga dijo...

El chaval no tiene ninguna responsabilidad, aunque se la crea quien le pone a los pies de los caballos. Trabajar con la cantera no es precisamente esto que están haciendo últimamente en el Athletic.

Gontzal dijo...

Yo estoy hasta el gorro, cada día me cabrean más los partidos y las noticias rojiblancas de la semana.

Ahora la solución, echar a los leones a otro chaval. ¿No repara este hombre en que la falta de gol es independiente de quien juegue en punta? ¿Cuántas ocasiones se crearon el domingo? ¿Vamos a hundir a otro jugador? ¿Otra operación tipo Iturraspe?

A Caparrós ya le he calado, es un vendedor de crecepelo, poco congruente y poco consecuente. Una veleta. Y Aduriz no era estratégico, pero resulta que no tenemos recambio para Llorente, a Vélez ya no de damos más oportunidades, Etxebe parece que con lo de la renovación ha pasado a convertirse en leyenda y no a jugador en activo... ¿pero esto qué es?