miércoles, 2 de abril de 2008

El Athletic celebra con una camiseta conmemorativa el regreso de Gurpegui


Después de dos años apartado de la competición por una sanción por dopaje, Carlos Gurpegui está a punto de reaparecer con el Athletic. La sanción acaba el próximo día 23, así que el centrocampista podría disputar su primer partido en el Santiago Bernabéu. Según adelanta Rafa Beato en Marca, el regreso se celebrará con una camiseta conmemorativa, iniciativa de la ONG 'Deporte y Desarrollo', de cuya mano Gurpegui visitó Perú hace unos meses. De hecho, la confección y el diseño de la camiseta ha corrido a cargo de algunos de los chavales que conoció el jugador en su viaje.
Carlos Gurpegui volverá a jugar al fútbol después de cumplir íntegramente la sanción que le impuso en su día el Comité de Competición y ratificó posteriormente el Comité Español de Disciplina Deportiva. Su caso ha llegado hasta el Tribunal Supremo por la vía de la justicia ordinaria, pero no ha servido para acortar el tiempo de su suspensión. A estas alturas, el navarro sólo puede aspirar a una sentencia que le compense moralmente. Ya ha perdido dos años de fútbol y ese tiempo es irrecuperable.
Estoy absolutamente convencido de la inocencia del jugador...y de la del doctor Padilla, el segundo gran damnificado por este caso. No se sostiene de ninguna de las maneras que en una plantilla de más de una veintena de jugadores, sometida a constantes controles, se produzca un solo positivo y su protagonista sea precisamente uno de los jugadores mejor dotados físicamente. Sabino Padilla, en su condición de médico de deportistas de élite (no sólo el Athletic o Indurain han pasado por sus manos) será uno de los profesionales que más controles antidopaje haya pasado y en muy diferentes disciplinas deportivas, sin que haya tenido un solo positivo hasta el caso que nos ocupa.
Su teoría de las causas naturales para explicar el alto nivel de testosterona del jugador, sólo se podrá demostrar con el tiempo. No sería la primera vez que los organismos internacionales revisan los niveles que marcan el límite entre lo prohibido y lo legal después de aceptar que, a veces, la naturaleza imita a la química.
Desde la llegada de Sabino Padilla al Athletic, los rojiblancos comenzaron a pasar controles post partido con una frecuencia que ponía en duda que la elección obedeciera a un criterio objetivo. Le tenían ganas a Padilla en algunas instancias y en algún medio de comunicación que no le perdonaba alguna presunta afrenta de los tiempos de Indurain. Y es que algunos se toman como una afrenta que no les cojan el teléfono y tienen buena memoria.
Encontraron la ocasión y se encontraron además con la colaboración involuntaria del Athletic, cuya gestión de todo este proceso no ha podido ser más penosa. Empeñado desde el primer día en anular el proceso por defectos de forma (que los hubo y escandalosos) con su estrategia el Athletic dio la impresión de que no estaba muy convencido de la inocencia de sus empleados y que por eso lo fiaba todo a los trucos leguleyos. El empecinamiento en buscar contraanálisis y estudios de contraste en la Universidad de Extremadura, tampoco mejoró la credibilidad de la defensa.
Durante todos estos años ha habido tiempo para todo. Se pasó del enfado y el boicot de la institución al programa de radio que se mostró más duro en el tratamiento de las informaciones referidas al caso, a la deferencia exagerada y servil hacia el mismo periodista buscando al parecer el favor de su influencia en las altas instancias deportivas controladas por el Gobierno del PSOE. Se ensayaron campañas populares de apoyo, y han menudeado brazaletes y pulseras reivindicativas.
Se sondeó la posibilidad de una amnistía de Villar, ese presidente tan favorecedor de los intereses rojiblancos, que tampoco llegó nunca, y se acabó llevando el asunto a los tribunales ordinarios con el resultado ya descrito. Filtraciones a los medios, medias palabras y mensajes crípticos auguraban periódicamente una inminente y feliz resolución del caso, coincidiendo casi siempre con momentos de crisis deportiva o institucional. Hasta el actual presidente aprovechó que el Pisuerga pasa por Valladolid para ofrecer en bandeja de plata la cabeza de Padilla, a modo de sacrificio redentor y, sobre todo, populista recaudación de votos en época electoral. Es duro decirlo, pero todo este asunto lo han sufrido en sus carnes dos personas, mientras que otras le han sacado bastante partido de una manera o de otra.

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2 comentarios:

Iñaki Murua dijo...

Todo ha sido muy muy raro.

Incluso el intento de la vía judicial y los fallos de procedimiento me parece que llegaron demasiado tarde.
Curiosamente, el abogado que solía aparecer había sido directivo con Lertxundi, y alguna perla ya soltó en las asambleas de compromisarios de la época.

Al final, la sensación que me queda es que el bueno de Gurpe ha pagado sin tener él culpa. La duda no desaparece y la mácula la seguirá llevando.

Juan Carlos Latxaga dijo...

El abogado que ha llevado el caso, Jorge Caramés, efectivamente fue directivo con Lertxundi. Prefiero no entrar en juicios de valor respecto al personaje.