La próxima vez que el Athletic juegue en Almería ya no habrá apelación al presunto gafe. Todo el mundo recordará esta goleada porque el equipo de Caparrós jugó un partido para guardar en la memoria. Ahora no vale decir que si el Almería tal, o el Almería, cual. El equipo que dirige Hugo Sánchez es más o menos el mismo del año pasado sin Negredo y eso marca su trayectoria y su juego. De poder contar con un delantero de su calidad a tener que fiarlo todo a Kalu Uche hay una diferencia y el equipo andaluz la acusa, pero eso no quiere decir que sea un flete, ni mucho menos.
Tampoco vale insistir en que el Athletic marcó tres de sus cuatro goles a balón parado. Ese es otro lance del juego y en el fútbol actual, donde los partidos se deciden por detalles, una herramienta de primer orden para desatacar partidos. Las llamadas jugadas de estrategia son las que se trabajan en los entrenamientos. El Athletic sacó partido de ellas en Almería, pero debería sacar petróleo en cada partido por las características de bastantes de sus jugadores: si tienes a gente que la sabe tocar como Yeste u Orbaiz y tipos de la envergadura de Llorente, Javi Martínez o los defensas, lo lógico es que ocurran cosas como las que ocurrieron en el estadio Juegos del Mediterráneo; lo que no es normal es que todos tus centros mueran en la cabeza de un defensa contrario en el primer palo.
El mérito del Athletic en Almería fue que siempre se comportó como un equipo serio. Bien asentado en el campo en todo momento, sin lagunas ni despistes, trabajando con sentido, los de Caparros no pasaron más apuros que los estrictamente necesarios cuando juegas fuera de casa y, por el contrario, encarrilaron el partido aprovechando al máximo sus llegadas al área.
El primer gol tuvo algo de evocador. El centro pasado de Yeste rematado por Javi Martínez en el segundo palo recordó aquella sociedad que mantuvo el centrocampista con Del Horno en los felices tiempos de Valverde. Con esa jugada marcaron varios goles los rojiblancos. No está mal que la hayan recuperado. Como no está nada mal que Ustaritz, muy seguro todo el partido, se estrene como goleador. Los centrales siempre han aportado goles al Athletic y Caparrós cuenta ahora mismo con una pareja que está llamada a marcar una época.
Por fin vimos un equipo serio que no rifa el balón, que no busca a Llorente como si no hubiera nadie más en el campo. El trío Gurpegui-Martínez-Orbaiz, por el que de nuevo apostó Caparrós proporcionó al equipo un encofrado de hormigón armado en el que se apoyó Susaeta para mover a la defensa rival e impedir que el Almería se permitiera muchas alegrías. La estructura del centro del campo facilitó las cosas a la defensa, que actuó en todo momento con solvencia y sin despistes. Los dos goles en el tramo final de la primera parte acabaron por dejar el partido en manos del Athletic.
El segundo tiempo trajo mejores noticias todavía. El Athletic se comportó como un equipo de Primera División que está ganando por dos goles de ventaja. Se dirá que eso es una obviedad, pero no lo es en el caso del Athletic, un equipo que tantas veces se ha ido de los partidos o los ha complicado por su mala cabeza. Esta vez no ocurrió nada de eso, al contrario, los de Caparrós siguieron marcaron goles, un par más, hasta conseguir que su seriedad acabara divirtiendo a sus seguidores. Fue un gran partido, un trabajo fino y solvente, sin más concesiones a la galería que la de los minutos finales. El Athletic podrá ganar, empatar o perder, pero empieza a tener pinta de equipo fiable que cuenta con una estructura estable y esa es una gran noticia, la mejor.


