viernes, 28 de agosto de 2009

Volver a empezar

Por decirlo con una profundidad argumental similar a la que suele emplear Caparrós: todo lo que no mejora, empeora. En esas está el Athletic. Ha comenzado la tercera temporada consecutiva a las órdenes del mismo técnico y, lejos de apreciarse mejoría o evolución, solo se ve estancamiento y, por lo tanto, retroceso.
Con agosto agonizando, con el periplo futbolístico veraniego finalizado y en vísperas de una nueva Liga, ha llegado el momento de volver a empezar para todos.
A la hora del resumen del verano, obviando los amistosos y los bolos de Isla Canela, puede decirse que el Athletic ha saldado estos dos meses con una heroica calificación europea, eliminando, no sin extraordinarias dificultades, a dos leyendas del fútbol mundial como el Young Boys y el Tromso, y ha hecho por dos veces un espantoso y sin embargo espectacular ridículo frente al Barcelona, siguiendo en la Supercopa la secuencia lógica que inició en la final de Copa.
Visto lo visto, estamos ante un Athletic escalofriante, por los escalofríos que produce asistir a sus exhibiciones, donde uno no sabe si es más patético el juego defensivo o el de ataque; si es preferible quedarse con los fallos de Ocio en su propia área o con la desidia de Yeste en el centro del campo. Y ello sin pararse siquiera a pensar en la lamentable dirección técnica desde el banquillo y las decisiones respecto a las sustituciones, cada una más surrealista que la anterior.
Nunca en su historia había llegado el Athletic a un comienzo de Liga con semejante unanimidad respecto al futuro del entrenador. Escalofriante, sin duda.
Pero la cosa no es de ayer. El verano ha sido pródigo en noticias esperpénticas en el seno del Athletic. Si un directivo dimite, el otro dice que el presidente hace locuras; si el presidente anuncia que busca un perfil joven para dirigir Lezama, un mes después ficha a Irureta después de recibir las negativas de Ziganda y de Amorrortu. Pero no pasa nada. A fin de cuentas, hace tiempo que la afición no se cree nada y donde le dicen que se ha fichado a un nuevo coordinador de Lezama, traducen que lo que se ha adquirido es el relevo de Caparrós en el banquillo, y se pone a apostar sobre cuándo va a ser efectivo ese relevo, porque de lo que no tiene ninguna duda es de que se producirá más temprano que tarde. Y ello pese a la natural reticencia del presidente que ya se ha apresurado a ratificar su "total confianza" en Caparrós en letras de molde.
Ni siquiera la patética demostración de Tromso le habrá hecho cambiar de idea, aunque debiera ser motivo suficiente para tomar una determinación. Claro que pedir determinaciones a esta directiva es como pedirle a Caparrós que haga una apuesta por el fútbol y se olvide del patadón y de las trampas de tahúr.
El domingo empieza la Liga y no hay una sola razón para acudir a San Mamés con la ilusión por lo nuevo, con el espíritu del volver a empezar. Con el equipo calificado para Europa, bien es verdad que de mala manera, con un par de prometedores chavales dando sus primeros pasos, con toda la temporada por delante... el aficionado vive sumido en el pesimismo porque ve que el juego de su equipo es tan incomprensible como las condiciones de las diversas televisiones para ver el fútbol en casa esta temporada.
Esta tarde el Athletic acudirá al circo. Prefiero ahorrarme el chiste fácil.

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2 comentarios:

Txus dijo...

Estoy en la playa, viendo romper las olas en la arena de Sopelana, reflexionando sobre si ir o no esta tarde a San Mames. Y he decidido no ir. Anteultimo día de vacaciones, sol y buen tiempo como diría Anton Reixa, y testio directo de los dos partidos de clasificación en casa y por la tele los de fuera. Todavía me acongojo de pensarlo. Así que me quedare con el resumencito de la tele y tu post de mañana. Nos vemos el martes.

Juan Carlos Latxaga dijo...

Eso te pasa por ir a los dos partidos de agosto. A mí todavía no se me ha pasado la impresión de Tromso. Por cierto, ¿cómo escribes desde la playa?, hay que ver las cosas que hace la gente que gasta iphone