Marcelo Bielsa ha diseñado una pretemporada inusual, con rivales de primer nivel desde el primer momento, que ha exigido a los jugadores bastante más de lo que suele ser habitual a estas alturas el año. Ha habido más marcadores negativos que positivos y en estos tiempos en los que el resultado importa hasta en los amistosos, las derrotas han colaborado a ensombrecer un poco más un ambiente que no se corresponde con que deberían estar disfrutando el Athletic y su afición después de lo que ocurrió el curso pasado.
Ha sido una pretemporada inusual, con mucho ruido mediático alrededor de Javi Martínez, pese a que es la situación contractual de Llorente la que más preocupa a corto plazo. Y es que al delantero ya solo le quedan apenas unos días para dar una respuesta definitiva al club. No es de recibo que Llorente comience la competición en esta situación de indefinición y la competición empieza el jueves. Si, como es previsible, Llorente juega ante el Slaven, aunque solo sea unos minutos, sería conveniente que lo hiciera con su renovación resuelta. Lo último que le faltaba al Athletic este verano es una grada dispuesta a expresar su opinión en el primer partido porque, como en el viejo chiste del cura y el pecado, parece evidente que la grada no es partidaria de este estado de cosas.
Las ausencias han mediatizado el verano, y está por ver qué influencia tendrá esta atípica pretemporada en las piernas de los jugadores más afectados dentro de unos meses. No han estado los internacionales, pero tampoco ha estado Amorebieta, con problemas desde el primer día que acabaron en una intervención quirúrgica que le mantendrá apartado del equipo un par de meses. La lesión de Aduriz después de su más que esperanzador reestreno, solo viene a confirmar que las cosas siempre pueden empeorar.
Pero si lo del delantero cabe incluirlo en el apartado de los gajes de oficio, lo del central merecería una reflexión por parte de todos los agentes implicados que, con seguridad, se ha tenido que producir en la intimidad de Lezama porque lo contrario sería incomprensible. Se sabía de los problemas de pubis de Amorebieta desde la temporada pasada, pero ello no le impidió jugar en Uruguay con Venezuela el 2 de junio, aunque ocho días después ya no pudo alinearse en el equipo que cayó ante Chile. Esta circunstancia no debió de parecer lo suficientemente ilustrativa para tomar entonces una decisión drástica. Se eligió lo que los médicos denominan un tratamiento conservador. Las vacaciones no fueron suficientes para arreglar el problema puesto que un mes después de disputado su último partido, Amorebieta se presentó en Lezama solo para concluir días más tarde que era necesario su paso por el quirófano.
En situación parecida podría encontrarse Ander Herrera a juzgar por su trayectoria en los Juegos Olímpicos y algunas declaraciones postpartido, suyas y del seleccionador Milla. Era conocido que el centrocampista acabó el curso pasado muy lastrado por una pubalgia y de las comentadas declaraciones se desprende que las molestias, lejos de remitir, han condicionado sobremanera su participación en los dos partidos que ha disputado la selección olímpica.
Otro de los ausentes de la pretemporada, Javi Martinez, ha dado síntomas de saturación tanto en su actuación contra Japón, como contra Honduras. En su caso, cabe recordar que se incorporó a la concentración de la selección olímpica tras disfrutar de tan solo once días de vacaciones tras la Eurocopa. Habrá que ver cómo influirá semejante verano en un jugador que basa buena parte de su fútbol en el poderío físico.
Quien parece atravesar un buen momento de forma es Muniain, ausente en el debut ante Japón por unas molestias, pero que fue uno de los mejores ante Honduras. Sin embargo, su comportamiento en el tramo final del partido no se corresponde con lo que se espera de un futbolista del Athletic en ninguna circunstancia. Ni es nuevo ni es la primera vez que Muniain se comporta de esa manera sobre un terreno de juego. No es sencillo cambiar la personalidad de nadie, pero se espera otra cosa de un chaval que está en Lezama desde que era un crío.


